El Papa Francisco, querido por unos y odiado por otros, ha fracasado en su intento de frenar la decadencia del catolicismo en el mundo. Los templos se vacían. Los creyentes menguan y envejecen. Escasean las vocaciones. Y los obispos, que deberían ser ejemplo de integridad y coraje, compadrean con el poder político
Aunque lograr la Paz es muchas veces un objetivo difícil de alcanzar en ciertas regiones de la Tierra, no por ello hay que dejar de intentarlo
A sangre y fuego. Así debería actuar el papa Francisco en la cruzada contra la pederastia. Una purga efectiva y brutal contra todo religioso que haya abusado o abuse de un niño o un joven. Hay que conseguir que vivan el infierno en la Tierra. Sólo así la Iglesia recuperará la confianza de los católicos decepcionados
En su visita a Cuba y EEUU, el Pontífice vuelve a demostrar su capacidad para dominar un mundo en el que los sentimientos priman sobre la razón