POLÍTICOS AL HABLA / OPINIÓN

Tarde, mal y sin escrúpulos

3/12/2018 - 

3-12-2018. Pascual Durá, es un joven de 28 años y patrón del pesquero Nuestra Madre de Loreto. Es uno de los nuestros, pescador de Santa Pola, alicantino. Menos de 30 años y una lección de arrojo y de humanidad enorme. Merece mucho más que estas líneas y, por descontado, mucho más que la respuesta que ha encontrado en nuestras instituciones. 

Los tripulantes del pesquero de Santa Pola, Nuestra Madre de Loreto, tomaron el sábado por la noche la decisión de volver a España tras más de una semana esperando una decisión del Gobierno de España sobre los 12 inmigrantes a bordo que rescataron en alta mar. La ley del mar obliga a los marineros a brindar socorro a todas las personas que se encuentren en peligro en el mar y eso hicieron. 

La falta de respuesta del Gobierno a las sucesivas llamadas para solucionar la situación de los rescatados derivó en una decisión desesperada y motivada por un temporal duro y la situación límite de los tripulantes más de diez días después del rescate. Tomada la decisión, sólo unas horas más tarde, el ejecutivo de Pedro Sánchez reaccionaba e indicaba al barco pesquero que pusiera rumbo a Malta. 

La noticia se comunicaba vía twitter por la organización Open Arms con duros  reproches a la acción del ejecutivo: “tarde, mal y sin escrúpulos”. Hoy nuestros héroes de Santa Pola han puesto rumbo a Malta tras días navegando sin rumbo en medio del mar frente a las costas de Libia. La falta de decisión, de sensibilidad, de claridad y coherencia del Gobierno ha sido tan clamorosa como indignante. 

Con Pedro Sánchez, los bandazos que ha dado España en materia de política migratoria durante los últimos meses, son excesivos por sonoros y abultados. En junio de este mismo año decidimos sacar pecho y dar una lección a Europa de humanidad y solidaridad con el Aquarius, dos meses después España ya no era un puerto seguro y debíamos cumplir con nuestros compromisos internacionales y para acabar el año nuestro ejecutivo no es capaz de ponerse en contacto con los familiares de los tripulantes del pesquero alicantino que decidieron jugarse la vida para rescatar a doce personas en medio del mar. 

Indignante resulta pues que ni siquiera nuestros vecinos de Santa Pola, pescadores y buena gente, hayan recibido la atención del Gobierno de España. Según informan algunos medios de comunicación, Pedro Sánchez anda con la calculadora de las elecciones andaluzas en la mano y recela hoy de la llegada de 11 inmigrantes (uno de los doce rescatados tuvo que ser evacuado en helicóptero e ingresado en un hospital de Malta) en un barco pesquero español cuando en junio se apresuró a la medallita con los 629 inmigrantes del Aquarius. Las lecciones de ayer son consecuencia lógica de los reproches de hoy.

La conclusión es clara: las decisiones sobre política migratoria deben ser siempre serias, responsables y coherentes con nuestros compromisos internacionales. El postureo de la izquierda española, tan atrevida siempre cuando hay una cámara o un micrófono encendido, no puede consentirse y las lecciones de humanidad y solidaridad no pueden emplearse como argumento político. 

Nuestro gobierno autonómico, tan capaz para la resonancia mediática, ha sido en esta ocasión llamativamente tibio y discreto a pesar de ser el pesquero alicantino y sus tripulantes vecinos de Santa Pola, a pesar de ser una decena los inmigrantes rescatados. Los mismos que en junio repartían carnets de solidaridad y humanidad. 

Con motivo del Aquarius, llegaron a Valencia 629 inmigrantes que huían de una situación insostenible; tras la mediática llegada, fueron Cáritas, Cruz Roja y otras entidades sociales a las que Oltra les cuestionan las subvenciones directas, las que ejercieron la verdadera y discreta solidaridad; al tiempo supimos que salvo una treintena, todos fueron trasladados a otras provincias españolas y a Francia. Juzguen ustedes mismos.

El asunto es complicado y la responsabilidad mucha. Durante estos días hemos visto como nuestros vecinos de Santa Pola salían a la calle indignados y preocupados por la situación de sus familiares, perplejos ante este gobierno cuyos abruptos cambios de rumbo ha llevado a su gente y a doce personas en extrema situación de vulnerabilidad a una situación límite, cansados, exhaustos, perdidos.

Casi resulta obligado preguntarse cuál es el motivo por el que estos gobiernos cambian de postura en una cuestión tan compleja y cuestionarse su calado moral si es que es resulta cierto que viene motivado por intereses electorales. 

Insisto: 28 años tiene Pascual Durá, patrón del pesquero Nuestra Madre de Loreto. Merece mucho más que estas líneas y, por descontado, mucho más que la respuesta que ha encontrado en las instituciones. 

María José Catalá es portavoz adjunta del PP en Les Corts

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