VALÈNCIA. Que la vivienda es el gran problema del presente lo saben muy bien en el Cabanyal. El barrio ha sido y es uno de los espejos desde el que se puede explicar el pasado y futuro de una València que también se cuenta desde las urgencias del presente . Y es sobre ese hábitat que posa la mirada la presente edición del festival Cabanyal Íntim, que explorará desde las artes escénicas la relación entre el ser humano y su entorno, la vivienda, la transformación de los espacios y sus habitantes y la memoria colectiva del barrio.
La carta de presentación de su decimotercera edición, que tendrá lugar del 15 al 18 de mayo, no deja lugar a duda, un cartel en el que el artista Escif sitúa la especulación en el, disculpen la palabra, culo de un turista. Desde la ironía y el humor negro se construye una edición que llega bajo el lema El hábitat y que salpicará el barrio con propuestas que, precisamente, permiten reflexionar sobre los presentes y los futuros posibles de un Cabanyal que continúa dando batalla.
“Siempre solemos poner el dedo en la llaga, donde está el problema cada año y ahora, en toda València, es la vivienda. Lo ha sido de Russafa o el barrio del Carmen y ahora ha llegado como una apisonadora al Cabanyal. Empezamos haciendo teatro contra excavadoras y ahora contra la apisonadora de la gentrificación", relata Jacobo Julio, director artístico de Cabanyal Íntim. “Habitar no es solo ocupar un espacio, es defenderlo, cuidarlo o transformarlo sin perder su esencia. Es preguntarnos sobre cómo queremos vivir y qué legado queremos dejar en cada rincón que pisamos”. El gestor cultural asume ahora en solitario -aunque acompañado de un gran equipo- la dirección del festival, tras asumir Isabel Caballero la dirección del centro cultural Escorxador, que será uno de los aliados de la cita. “No es un cambio, es más bien un relevo: una custodia compartida”, señala Julio.
Esta lucha se dará con "arte, humor e ironía", señala su director, una temática, la de la vivienda, que salpicará toda la programación, que, como es habitual, llegará a numerosos espacios del barrio, incluyendo aquellos escenarios cotidianos no pensados para el hecho escénico, como son las casas de los vecinos, así como otros centros culturales, como el TEM o el Escorxador o incluso locales de ocio y comercios de barrio. Se mantiene el espíritu del festival, pero también se plantea un cambio que pasa por un mayor apoyo a la red de creadores valencianos, pues para esta edición se han propuesto, además de la habitual batería de estrenos, incluir piezas ya existentes pero que no han podido tener un largo recorrido. "Es nuestra voluntad formar parte del circuito valenciano de cultura que cada vez se está reduciendo más. Se trata de dar voz a las piezas que ya existen y que no encuentran un lugar donde ser mostradas. Esta es una política que queremos subrayar y mantener”.
Gentrificación, hogar y humor
De esta forma, el festival invita a los espectadores a reflexionar sobre cómo vivimos el espacio, el cuerpo y la memoria desde la escena contemporánea a través de una veintena de piezas de teatro, danza, títeres, música y propuestas familiares. Entre ellas, piezas que giran en torno a la gentrificación y la pérdida del hogar, como Esta obra gentrifica de Atirohecho, una sátira directa sobre la turistificación del Cabanyal, o Welcome, de Miguel Ángel Sweeney, que propone un recorrido teatral por las calles del barrio para observar su transformación con una mirada crítica.
El festival ofrece también una mirada más intimista a la idea de hogar con piezas como Ma casa de La Otra, que aborda con ternura, drama y humor el día a día de una anciana en un piso compartido, o Win Win de La Negra, que convierte en comedia las tensiones cotidianas entre caseras e inquilinas. Y desde un lenguaje físico y poético, la danza de Los hogares invisibles de Fil d’arena / UNRWA C.V. da voz a quienes han sido desplazados de sus hogares, entrelazando la causa palestina con la memoria del exilio.
La fragilidad del cuerpo y su potencia como herramienta de resistencia transita por varias propuestas, desde las que se exhibirán en algunos escaparates del barrio como Laboratorio de danza en vitrinas del Conservatori Nacho Duato, hasta las acciones en vivo más radicales que acogerá la 9º edición de Territori Performance en el Teatro Musical, como Ephemeral Sculptures de Mario Montoya; Cascada cae dormida de Kira Pérez; la ceremonia simbólica de Palmera de Juana Varela; la acción poética y ambiental con un bloque de hielo de Variaciones S.O.S. de Ada Vilaró; o la propuesta como colofón emocional y político de The Big Crunch de María San Miguel.
La dramaturgia también se cuela en lo íntimo, con obras que exploran el fracaso, la memoria y el oficio de actuar, como el estreno de Fracasa otra vez, fracasa mejor de La Subterránea, o el delicado viaje por la biografía escénica en Efímero (escritura de un actor silente), de la compañía colombiana Casa del Silencio. La programación se completa con música, con propuestas como el concierto-performance Los Malos, que mezcla cabaret, pop y rock con una buena dosis de humor crítico y descaro, o piezas para los más pequeños, como Üiqü'is de La Panda de Yolanda, que transforma el escenario en un universo de títeres, objetos e imaginación desbordada que invita a reconectar con la infancia.