Teatro y danza

ENTRE BAMBALINAS

Carme Teatre, 30 años de teatro y danza para remover conciencias

  • El problema dels barrets, año 2024
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VALÈNCIA. A veces un cumpleaños empieza con una pequeña mentirijilla, que si se ha olvidado por completo invitar a alguien o que la edad que marcan las velas no es la adecuada. Un divertido “falso amigo” que se permite en un día tan especial en el que la única norma es pasárselo bien. En València la Carme Teatre tiene dos secretos que ahora quedan al descubierto: cumple treinta años cuando debería tener treinta y dos y su nombre no viene por el emblemático barrio en el que se sitúa, sino que viene del latín carmen que evoca al canto o el poema, que les lleva a vincularse con su pasión por la música y la danza. 

Antes de soplar las velas, Raúl Lago y Aurelio Delgado se atreven a echar la vista atrás y recordar todo lo que ha hecho la compañía Carme Teatre por ellos y por el arte, la danza, el teatro y la cultura en València. Partiendo desde el momento en el que se funda la compañía en el año 1993 a manos de Delgado hasta el presente y poniendo el contador en marcha desde el momento en el que el proyecto encuentra su hogar en la calle Gutenberg en 1995. Echando la vista atrás en un proyecto teatral que cuenta hasta ahora con más de 1200 espectáculos, ha colaborado con más de 730 compañías y ha puesto en marcha casi un centenar de residencias, que se dice pronto.

 

  • Prometeo Hot Dog, 2011 -

 

Partiendo desde los inicios, Delgado recuerda que uno de los puntos fuertes de Carme Teatre fue acercar la danza a València. Una acción “transgresora y arriesgada” que les ha llevado a contar con figuras que repiten año tras año como la Premio Nacional de Danza Carmen Werner que tras estrenar sus piezas en Madrid siempre se deja caer por la Carme para dar vida a sus creaciones: “Hay artistas que repiten y que encuentran en la Carme Teatre un lugar de referencia porque desde el principio supimos abrirle las puertas a la danza en un momento en el que nadie se atrevía a programarlo”, explica Delgado, quien considera que las salas que nacen desde cero “ya se atreven con todo”. 

 

“Siento que poco a poco la escena teatral valenciana se ha ido actualizando y las compañías también han comenzado a atreverse a arriesgar en todos los aspectos técnicos y artísticos clave. Ahora mismo, València no para de crecer y el público pide más”, explica el fundador del proyecto, al que se unieron Raúl Lago y Marina de la Fuente hace ya más de veinte años. Volviendo a la mudanza emocional de la Carme Teatre Lago recuerda que en el año 2015 la compañía vivió un año “itinerante” antes de mudarse a su ubicación actual: la sala en la calle Gregorio Gea, y que se dejaron “mimar y alojar por diferentes espacios de la ciudad” durante toda una temporada. “Teníamos la programación pero no un lugar seguro así que seguimos adelante para no parar el ritmo”.

 

  • La sed, 2009 -

 

Con esta filosofía, Lago recuerda este proyecto nunca se ha visto parado por nada y que, además, nunca han parado de cuestionar su manera de trabajar y las temáticas que abordan: “Gracias a las residencias de creación y a las piezas dirigidas por Aurelio vemos que nos interesa generar ciclos plurales que vayan desde danza y programación familiar a cuestionarnos desde el presente temas como la identidad de género -como hacen ahora mismo con el espectáculo Padre Nuestro- y también piezas en las que recuperamos textos de autores y autoras de la València olvidada”, explica Lago quien comprende que la ambición de la Carme Teatre no ha sido más que “progresar y aprender a través del arte”. 

 

A lo largo de treinta años, y como deseo antes de soplar las velas, de la Fuente, Lago y Delgado consideran que la compañía tiene que ser capaz de seguir preguntándose su rumbo y abriéndose a nuevas propuestas mientras son capaces de “apostar por la creación contemporánea y siguen recuperando textos clásicos del teatro valenciano contemporáneo”. Una manera de trabajar que les ayuda a mirar desde el pasado cara a cara al presente para hacer que el público “conecte con las historias y les haga reflexionar sobre el presente y el futuro de la escena”. Un compromiso latente en una fecha tan especial en la que llegan a una madurez artística en la que buscan generar un espacio donde puedan experimentar. 

 

  • Los días felices, 2012 -

 

Algo que a través de su “carta de aniversario” celebran como el sueño de una compañía que busca convertirse en el hogar de los que se salen de lo establecido: “Nuestro objetivo siempre ha sido brindar un espacio que permita arriesgar, donde las compañías puedan llevar a cabo propuestas que en otros escenarios no tenían cabida por su carácter innovador o experimental. Ya desde los primeros años la sala ofrecía un respiro a las compañías que, en un contexto dominado por los grandes teatros y programaciones estándar, encontraban en nosotros un lugar donde crecer y desarrollarse”, firma Delgado como deseo para seguir celebrando muchos aniversarios más. 

 

Tras las bambalinas le acompañan Lago y de la Fuente, quienes buscan trabajar con compañías que suban el pensamiento crítico a la escena: “Siempre hemos tenido claro que nuestro trabajo va alineado con espectáculos que apuestan por el riesgo y que interpelan a la sociedad de alguna manera. Desde que empezamos los ciclos y proyectos que preparamos buscan remover conciencias y abrir espacio al diálogo. Queremos que el público pueda aprender sobre arte y cultura expandiendo su mirada”, apunta Lago, quien asegura que el camino para hacerlo es “dando visibilidad a espectáculos sociales y tendiendo puentes con la danza”.

 

“Intentamos huir de la programación más habitual y hacer lo que nos mueve. Lo hacemos combinando espectáculos de compañías emergentes con proyectos muy interesantes con perfiles con mucho prestigio como Carmen Werner. Nuestra programación es un reflejo de las relaciones que hemos mantenido a lo largo del tiempo con los profesionales que trabajan con nosotros”, destaca Lago. Un trabajo que, como no puede ser de otra manera, va ligado siempre con el riesgo, como el que se siente al soltar alguna mentirijilla -bonita y piadosa- el día que te cantan “cumpleaños feliz”.

 

  • Dostoievski va a la playa, año 2000 -

 

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