Teatro y danza

Julia Irango desdibuja los límites del cuerpo y de lo grotesco en La Mutant

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VALÈNCIA. La investigadora, coreógrafa y bailarina valenciana Julia Irango estrena este fin de semana en La Mutant un ejercicio de intimidad radical en medio del desbordamiento titulado ‘Mamarratxa Attack’.

En la obra, programada los días 9 y 10 de mayo, la creadora reflexiona sobre cuestiones de género e identidad a través de la transformación continua y la ruptura de su propia imagen.

Como en trabajos anteriores, Irango apuesta por la presencia de la cultura pop en las propuestas contemporáneas. Su objetivo es habitar la tensión que se genera entre los lenguajes más conceptuales de la danza y la cultura audiovisual más ‘mainstream’.

Desde hace años, Julia trabaja con la danza en su sentido más amplio, buscando un tratamiento genuino de los lenguajes del cuerpo y nuevas estéticas para la escena. Después de un tiempo de intensa colaboración con otras disciplinas y artistas, en este proyecto, la investigación se torna más intimista y reflexiva.

‘Mamarratxa Attack’ indaga en lo grotesco en un espectáculo donde el cuerpo y la identidad se desdibujan en pos de sacudir las formas y los sentidos. La creadora ha desarrollado una investigación física en la que indaga en el humor, el ridículo y la vergüenza usando arquetipos presentes en el imaginario colectivo.

Transformación y transformismo

La propuesta escénica juega con la transformación y el transformismo para borrar límites y abrir espacios de libertad entre aquello que reconocemos como propio y aquello que nos descoloca.

A lo largo del montaje, la intérprete explora lo ridículo y lo patético, espacios que siempre ha sentido como prohibidos. Con este trabajo busca llevarse a sí misma a los lugares de lo extravagante como reivindicación política, ya que desde su vivencia de cuerpo leído como femenino y de aprendizaje de obediencia, experimenta esos lugares como vetados.

Su montaje pasa por un juego de alteración de la propia imagen a través de una meticulosa investigación de un movimiento que muta y se transforma, así como de la utilización de pelucas y otras prótesis para el cuerpo -práctica a la que llama orgullosamente “transformismo cutre”-.
 

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