Teatro y danza

Tendencias escénicas

Las Huecas se preguntan en el Rialto si es posible ser amigas y hacer juntas teatro

El colectivo estrena una propuesta que evoluciona “del conflicto psicológico a la emancipación anarcocomunista”

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VALÈNCIA. En el proceso de creación de la obra con la que Col.lectiu Las Huecas visita el Teatre Rialto del 22 al 23 de marzo, sus integrantes tuvieron que inventarse señales con las manos para no ofenderse entre ellas durante las improvisaciones. Su propuesta es una comedia surrealista donde se ponen en evidencia los conflictos que se generan en un grupo de amigas que hace teatro juntas. De l’amistat es, por tanto, una autoficción sobre ellas mismas, donde la realidad es la excusa, pero también podía provocarles fricción en el camino creativo. 

“Hay muchos momentos en los que no sabíamos si lo que decíamos estaba en el código de dentro o en el de fuera, así que nos hacíamos una seña para que la otra supiera que en ese momento estábamos sugiriendo algo como material escénico. No obstante, a veces, podías colar lo real, y así te metías cuatro pullas y te quedabas tan a gusto”, se sonríe la actriz, coautora y codirectora Núria Corominas, que junto a las intérpretes Julia Barbany, Esmeralda Colette y Andrea Pellejero y la técnica Sofía Ana Martori conforman esta compañía volcada en desarrollar creaciones escénicas desde la práctica colectiva. 

De l’amistat es la segunda parte de una trilogía sobre la práctica amistosa. La primera fue una conferencia performativa titulada Algo de amor, para la que trabajaron con la archivera, divulgadora y pensadora Marta Echaves. Para nutrirla, tiraron de teoría leyendo las reflexiones sobre la amistad de filósofos como Nietzsche, Derrida y Deleuze. La tercera es un documental sobre su proceso creativo que en este momento está en fase de edición a cargo de las cineastas Sofía Esteve, Isa Luengo y Mar Zapata.

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En la obra intermedia, que es con la que visitan la ciudad de València en plena resaca fallera, llevan hasta el límite los códigos del metateatro y la inspiración a partir de la propia realidad. “A nosotras no nos interesaba hablar de la relación que mantenemos como tal, pero sí nos servimos de los errores y los problemas que se generan en el seno de un colectivo artístico. Pusimos en juego esa verdad como una excusa para ir muchísimo más allá y proponer otros mundos que no sean precisamente el nuestro, que ya nos parece demasiado aburrido. En último término fue una especie de exorcismo de nuestras mierdas, pero hecho con gracia”, descubre Corominas.

De l’amistat bebe de los ritmos de la comedias de situación televisivas, de una lectura “petarda” de David Lynch, del documental de los cuatro de Liverpool producido por Martin Scorsese, Beatles ‘64 (David Tedeschi, 2024), y del teatro contemporáneo europeo en la línea de El Conde de Torrefiel.

La pieza evoluciona del conflicto psicológico a una propuesta emancipadora y anarcocomunista, donde sus creadoras exponen que por ser mujeres, su amistad no pasa siempre por cuidarse bien todo el rato, sino que también se tiran los trastos a la cabeza desde el cariño. 

Incomodidad ajena y propia

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En sus inicios, Las Huecas se autodefinían como “las niñas dislocadas de los noventa”. Ahora, la dislocación, en opinión de Núria, es más funcional. Nacieron en 2016 y han investigado con varios lenguajes y transitado por diversas identidades: desde investigadoras etnógrafas a banda de punk y dibujantes de fanzines. Se han movido cerca de la performance y el happening, y han actuado en el espacio público, en solares, en teatros, en salas alternativas de conciertos y en streamings de Instagram. Sus inquietudes traspasan lo propiamente escénico, aunque con el tiempo se han centrado más en el teatro. 

Hace justo dos años visitaron La Mutant con su pieza de teatro documental Aquellas que no deben morir, donde partían de dos temas tabúes en nuestra sociedad: la muerte y su gestión privada, para arrojar luz sobre los abusos de la industria funeraria y la capitalización del deceso. 

La formación acostumbra a generar incomodidad en sus espectáculos y en De l’amistat se lo han generado a sí mismas. “No fue fácil, porque al final, hacerse un arquetipo de sitcom a partir de quien eres significa obligarte a ver tus defectos y, sobre todo, a saber qué piensa el resto, lo cual terminó siendo bastante edificante”, agradece Corominas.

Las protagonistas responden, finalmente, a cuatro arquetipos: los de la egocéntrica, la intensa, la victimista y la que busca la validación constantemente. El conflicto interior, en último término, es un punto de partida para “cargarse a los personajes y transformarlos”. La radicalidad de su apuesta, en palabras de Núria, se halla “en su crítica al ego y al individualismo”. 

Durante la investigación, Las Huecas han llegado a la conclusión de que los problemas de que un grupo de amigas hagan teatro juntas no pasan por la amistad ni por el oficio elegido, sino por las pegas ligadas a este trabajo en concreto: “Surgen cuando las cosas empiezan a a regirse más por los tiempos de producción o por ciertas dinámicas laborales, por las presiones, por la precariedad y por cuestiones de clase. Es decir, por quién tiene más pasta y quién menos, quién puede permitirse estar más en el grupo y quién no tanto, porque hacemos teatro alternativo e independiente. A nosotras no nos produce absolutamente nadie más que nosotras mismas”.

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