VALÈNCIA (EP). La Universitat Politècnica de València (UPV) ha desarrollado una tecnología "pionera" para detectar y prevenir la corrosión en las estructuras de hormigón armado. La propuesta para implementarla en la ciudad de València ha sido galardonada con el prestigioso Premio Sandalio Miguel y María Aparicio.
El parque de edificios y de grandes infraestructuras en España se enfrenta a un grave problema: el envejecimiento. La vida útil del hormigón armado es de 50 años, debido principalmente a la corrosión del acero de sus armaduras. Una detección precoz del daño permite controlar el deterioro, agilizar las reparaciones y minimizar el coste de mantenimiento.
Es lo que ha conseguido el grupo de investigación SMaRT de la Universitat Politècnica de València: un sistema de monitorización de la corrosión que ofrece resultados precisos en tiempo real, que permite estimar la vida útil residual de la estructura, es válido tanto para obra nueva como para construcciones existentes, está automatizado y tiene bajo coste. El sistema puede controlarse desde una aplicación móvil, destaca la institución académica en un comunicado.
En la actualidad, la patente del sistema se encuentra en explotación por parte de una empresa. La propuesta para que su uso se extienda a la ciudad de València, del investigador Josep Ramon Lliso Ferrando, ha sido merecedora del prestigioso Premio Sandalio Miguel y María Aparicio, entre otros reconocimientos. Cabe destacar que Josep Ramon desarrolló y validó la novedosa técnica de medida que emplea el sistema, en su tesis doctoral dirigida por los profesores Juan Soto y Manuel Valcuende, del grupo SMaRT de la UPV.
Según Lliso, "las construcciones de hormigón armado de la ciudad de València, por su proximidad al mar y las condiciones de humedad y temperatura, son altamente susceptibles de sufrir procesos de corrosión a lo largo de su vida útil y verse gravemente afectadas".
En su trabajo premiado "Implementación del Proyecto MARCHA en la ciudad de Valencia. Monitorización Autónoma y Remota de la Corrosión en el Hormigón Armado", el investigador identifica más de 100 construcciones de hormigón armado con importantes daños por corrosión.
Entre ellos, bloques de viviendas, colegios e institutos y también infraestructuras viarias de gran importancia como puentes y túneles de acceso a la ciudad.
En su propuesta, Lliso traslada estrategias para la implementación en infraestructuras y edificaciones e incluso la creación de una red de sensores en el campus universitario de Vera de la UPV, "donde hay edificaciones de más de 50 años, próximas al mar y con daños importantes por corrosión".
"La corrosión de las armaduras en las estructuras de hormigón armado es un problema muy habitual, de difícil detección y con una repercusión económica y medioambiental significativa. Además, supone un riesgo humano importante", explica el profesor e investigador de la UPV Josep Ramon Lliso.
En la actualidad, los sistemas de detección de la corrosión más extendidos tienen grandes limitaciones: en general requieren el desplazamiento de personal cualificado; suelen proporcionar datos que únicamente indican la probabilidad de que existan procesos de corrosión y pueden ofrecer resultados poco fiables.
La tecnología del grupo SMaRT de la UPV se está aplicando ya en infraestructuras reales. La primera instalación se realizó en una pequeña estructura construida en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Edificación de la UPV.
Actualmente se está utilizando con éxito en estructuras viarias, portuarias y marítimas, como por ejemplo en puentes, viaductos, pantalanes, muelles o bateas, e incluso se están empleando para la validación del diseño de flotadores de molinos eólicos situados en mar abierto.
Además, se colabora con diferentes empresas y está previsto instalar próximamente este sistema de monitorización en infraestructuras de Valencia, Castellón y Alicante, según anuncian los investigadores Juan Soto y Manuel Valcuende.
El derrumbe en el Viaducto de O Castro en Lugo, a finales de 2022, es un ejemplo de lo que puede llegar a ocurrir si la corrosión pasa desapercibida y no se actúa: "Se trataba de una estructura relativamente nueva, con problemas de filtraciones de agua. Junto a otros factores, condujo al derrumbe estructural. El coste de la demolición y reconstrucción de la infraestructura fue de más de 30 millones de euros", explica Lliso.
La expansión del sistema de detección temprana de la corrosión propuesto por la UPV, que utiliza sensores embebidos en el hormigón, tiene la capacidad de monitorizar el estado de las construcciones, reducir el coste de mantenimiento y actuar antes de que se produzcan este tipo de catástrofes.
El segundo premio Miguel y María Aparicio también ha sido para un titulado UPV, por tu trabajo final de máster "Transición a la vida adulta: Desde la protección a la independencia" realizado por Lucas Maestro Tornberg, máster universitario en Arquitectura. Desde su experiencia personal, valora distintos edificios y unifica dos proyectos, un centro de protección junto a un grupo de viviendas destinadas a jóvenes a partir de 18 años.