VALÈNCIA. Los principales partidos con presencia en Les Corts Valencianes, PSPV, PPCV y Compromís, han decidido pisar el acelerador en la elaboración de las distintas candidaturas locales y autonómicas para las elecciones que tendrán lugar el próximo 28 de mayo.
Así, tal y como ha informado este diario, tanto los socialistas como los populares planean tener los candidatos y componentes de sus listas al completo antes de que concluya el mes de enero; lo que significa al menos dos meses de adelanto respecto a lo que sucedió en 2019.
No serán los únicos. Compromís, con más discreción, se ha conjurado para tener a sus candidatos principales este mes de septiembre; lo que contribuirá a reducir las luchas cainitas dentro de la coalición valencianista, donde también apunta a reducirse la participación interna en las primarias.
Ahora bien, ¿qué consecuencias puede tener este acelerón? Para todos los partidos implicados, hay una resolución positiva que se centra en la ausencia de conflicto en las fechas próximas a los comicios. No obstante, también se detecta un aspecto negativo: la posible huelga de 'brazos caídos' en los organismos institucionales que dependen de las listas del partido.
Y en esto las distintas fuentes coinciden. El temor a que los descartados en las listas puedan rebajar su ritmo de trabajo es común a todas las formaciones. En el Ayuntamiento de València, Compromís, con Joan Ribó al frente, planea renovar en buena parte e incluso casi al completo el grupo municipal; también se prevén cambios de relevancia en el PSPV y en el PPCV: ¿trabajarán al mismo nivel hasta mayo los concejales y diputados que sepan que no van repetir? La respuesta negativa es unánime: "No. Cuando te han dicho que no cuentas para el siguiente mandato, es inevitable que el compromiso se diluya, tanto en gestión como en campaña".
Efectivamente, el temor es común y las distintas fuentes admiten que la experiencia se ha repetido en diferentes circunstancias. El compromiso con las siglas y con el trabajo institucional suele dispersarse cuando los protagonistas reciben la noticia de que no figurarán en puestos de salida en las listas, lo que convierte la elaboración temprana de las mismas en un arma de doble filo.
Es por ello que la maniobra de las listas exprés tiene también detractores en las distintas fuerzas políticas. Aunque muchos creen que evitará las luchas intestinas en vísperas de los comicios, otros creen que puede dejar mala imagen por el enfado de los cargos todavía vigentes que no acepten con profesionalidad que se han convertido en descartes para el siguiente mandato.