El futuro está más abierto que nunca esperemos que sea lo menos cruento posible
Cuentan que los principios generales para alcanzar la victoria recogen en primer lugar la necesidad de tener una férrea voluntad de vencer, este principio parece presente en ambas partes de la contienda ruso-ucraniana; por otra parte un segundo principio es la acción conjunta, todos los esfuerzos dirigidos a un mismo propósito o un mismo objetivo, dado la información más o menos tamizada por la propaganda, y las fake news, unos y otros parecen tener diversas servidumbres y limitaciones, pero parece que en este segundo principio el presidente Vladimir Putin lleva cierta ventaja sobre el presidente Volodímir Zelenski; y en tercer lugar está el principio de sorprender sin ser sorprendido, y en este punto es donde la ventaja de Putin respecto Zelenski y el resto de occidente es clara y evidente, sigue lo apuntado hace años por el tratadista francés General André Beaufre respecto la iniciativa y la Libertad de acción en los conflictos, con un último episodio como ha sido la toma de la central nuclear de Zaporiyia con seis reactores, la más grande de Europa en el sur de Ucrania.
Si la sensible opinión pública europea ya estaba impresionada por las amenazas del uso de los dispositivos nucleares de Rusia por parte de sus autoridades, por ejemplo por el ministro Serguéi Lavrov de Asuntos Exteriores, muy normal en toda escalada bélica, y así buscar el efecto disuasorio frente a un Occidente que está reaccionando, más vale tarde que nunca, ahora más que impresionada está directamente asustada, pues se ha producido la conquista de esa instalación nuclear de Zaporiyia, provocando tanto de fronteras adentro de Ucrania como en el resto de Europa un terror al visualizar el recuerdo de lo ocurrido en el también reactor nuclear ucraniano de Chernobil. Además de este temor en el enemigo, Putin pretende ir dominando el suministro energía eléctrica de Ucrania, así como demonizar esta fuente de energía en Europa Occidental, pues es el gran competidor a su Gas.
Mientras ¿cuál ha sido la reacción de la blandita Europa? pues ponerse de acuerdo para que en todas las emisoras sonase ese himno pacifista de la guerra de Vietnam de John Lennon llamado “Dale una oportunidad a la paz”, como pueden entender las risas de Vladimir Putin se han oído hasta Berlín, donde está la emisora de la que partió la propuesta, y que debería haber propuesto otra canción, aunque sus complejos por su historia pasada se lo impide, como es “La cabalgata de las Valkirias” de Richard Wagner que tan bien suena en esa obra maestra de Francis Ford Coppola “Apocalyse Now” cuando el Teniente Coronel William «Bill» Kilgore del 1º de Caballeria aérea (genialmente interpretado por Robert Duvall), a ese al que le gustaba el olor del Napalm por la mañana, conquista una localidad costera del Vietcong, único lenguaje que entiende el antiguo Coronel de la KGB Putin.
Todo esto ocurre justo cuando estamos en una fase donde el sufrimiento de las víctimas de esta guerra se recrudece cada vez más, según lo que parece ser el inicio del asedio Kiev, con el previo movimiento de envolver la capital, así como de la toma parcial de Jarkov, y digo parece por la manipulación que está habiendo como en toda guerra, recuerden a Esquilo y Sun Tzu, lo que es evidente y no manipulable es la visión de centenares de miles de personas agolpándose y huyendo a través de las fronteras occidentales de Ucrania.
En esta segunda fase del conflicto (tras la sorpresa inicial) la clave es la resistencia; en un principio es la de Ucrania, pues cuanto mas resista militarmente tendrá una mejor posición a la hora de negociar con Rusia cualquier tipo de alto el fuego. En un segundo lugar la del régimen de Putin para ver como y cuanto tiempo puede resistir a las sanciones impuestas por Occidente, y que parece que pueda abrir la caja de Pandora de la guerra económica, que dada la osadía y capacidad de sorprender del Coronel Putin pudiera derivar en acciones tan hibridas y de zonas grises como frenar el comercio marítimo de hidrocarburos bloqueando el Mar Rojo con un buque petrolero o porta contenedores, como ocurrió con el buque Evergreen, a la vez que cierra los gaseoductos hacia la gasificada pero desnuclearizada Europa (aunque siempre nos quedara Paris-Francia), en una singular apuesta-desafío de ver quien resiste mas tiempo sin respirar- sin gastar- sin economía. Y finalmente la capacidad europea, en torno a la UE y la OTAN, para resistir al efecto económico boomerang de esas sanciones, que después de una crisis económica, y tras una crisis pandémica, ahora viene una crisis bélica, con una inflación sin control, y una deuda estratosférica que llevara a inevitables recortes y ajustes presupuestarios. Ahora más que nunca se aplica el dicho de que “él que resiste gana”, en esta guerra económica, que como toda guerra se sabe como empieza, “las armas las carga el diablo y las disparan los tontos”, pero no se sabe como termina.
Aunque ya se van produciendo algunos cambios en la Geopolítica mundial desde el inicio de la invasión. Primero el ataque ruso ha tenido un efecto catalizador en la unidad de una dividida Europa al inicio de las tensiones, y que ha tenido entre otras reacciones un efectista rearme Alemán, aunque no produzca frutos en varios años, pues el bien público de la Defensa con su componente de las Fuerzas Armadas cuesta mucho tiempo en ser generado, y se puede perder o malgastar en muy poco tiempo.
Por otra parte, y también en el ámbito de las relaciones internacionales, el dejar de ser en parte neutral, como le ha ocurrido a Suiza por lo menos en cuanto a las sanciones; o continuar en el proceso de acercamiento hacia la OTAN de Suecia (más sencillo y factible) y de Finlandia (mucho más difícil pues era el ejemplo y modelo de neutralidad que quería Rusia que adoptase Ucrania); o el posicionamiento ambiguo, cambiante y decisivo de Chino, que de un inicial apoyo implícito a Rusia, por su abstención en el Consejo de Seguridad de la ONU, a la declaración del 1 de marzo del ministro de Exteriores de China, Wang Yi de reafirmar el inquebrantable apoyo de China a la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, para después volverse a abstener en la condena a Rusia en la votación del día siguiente, 2 de marzo, en la Asamblea General de la ONU, los chinos siempre haciendo caja.
Ya ven las espadas están en lo más alto, las previsiones en el corto plazo son difíciles, en el medio y largo plazo pueden haber varias derivadas, una de ellas, si el régimen de Putin perdura (muy difícil), es la vuelta a una nueva Guerra Fría, en la que ya se produjeron episodios, no tan bélicos pero si tan invasivos como el actual, como la Primavera de Praga en 1968 o la Revolución húngara de 1956. En 2008 tras la invasión de Georgia por los rusos me aventuré a escribir un artículo en el que hablaba del inicio de una paz ardiente/candente, y que ya ven ante la actitud pasiva y negligente de los lideres globales ha derivado en esta posible nueva guerra fría para nosotros, pero muy real y terrorífica para los ucranianos; cuando los gobernantes no hacen sus deberes, sus conciudadanos pagan las consecuencias.