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The Birthday Party, un portentoso desastre

15/12/2024 - 

VALÈNCIA. Fue la furia lo que condujo a que existiera el grupo que se dio a conocer bajo el nombre de The Birthday Party. Sus componentes buscaban reconocimiento de la misma manera que un grupo terrorista busca llamar la atención sobre una determinada causa. El éxito consistía en molestar, volar las convenciones del rock en mil pedazos, hacerlas jirones y que la música sangrara. Cinco forajidos en potencia que se encontraron porque la música tiene esa capacidad de unir a aquellos que no encajan en ninguna otra parte. Estudiantes conflictivos que armaban líos mucho más serios que los de cualquier otro compañero. Nicholas Cave, por ejemplo. 

Su padre le inoculó el virus de la lectura, le descubrió a Tolstoi y a Nabokov, pero todo cobró un nuevo sentido cuando siendo un crío vio a Johnny Cash, vestido de negro en televisión y se dio cuenta de que “la música podía ser incómoda”. Cave es hoy un respetado artista, con un prestigio muy cercano al que gozan algunos de sus ídolos y de los nuestros. Toda la labor de distorsión que ejerció en sus comienzos queda ya muy lejana, y a la vez sigue siendo la raíz de todo lo que hace. De ahí que resulta tan interesante visionar el documental Mutiny In Heaven (Filmin). Sobre declaraciones mayormente en off, Ian White ha construido el fresco de una banda pavorosa que nació como reacción ante la violencia de la propia vida. Durante los cuatro años en los que existieron, ese exabrupto se fue expandiendo como una metástasis. Primero se apoderó de la música, luego de los conciertos y, finalmente, acabó con el grupo.

Al principio, cuando no eran más que el embrión de lo que más tarde serían, se hacían llamar Boys Next Door. Estaban ya cargados de malas intenciones, solamente les faltaba aprender a plasmarlas de la manera adecuada. Otro inadaptado, el guitarrista Rowland S. Howard fue quien les proporcionó el sonido que los distinguiría de cualquier otra banda. Su llegada también supuso un estímulo creativo para Cave, que canalizó sus letras de otra manera. Ambos se conocieron en una fiesta. Cale le preguntó a Howard qué era, un marica o un punk. Días más tarde volvió a verlo en un concierto y le pidió disculpas. Lo invitó a otra fiesta y cuando se encontraron allí, volvió a hacerle lo mismo. A pesar de los desaires, Howard entró a formar parte de la banda. Sus componentes detectaron de inmediato su estilo suicida, la facilidad con la que llevaba el sonido de su guitarra hasta el límite. 

“Era el guitarra más original de la época”, afirma Cave en el documental. Mick Harvey, el otro guitarra del grupo y futuro lugarteniente de Cave en los Bad Seeds corrobora esa visión. Allí también estaba Tracey Pew, un cerebro superdotado que era capaz de aprobar los exámenes sin necesidad de ir a clase. Su coeficiente intelectual era equiparable a su capacidad para crearse problemas. Quería tener un bajo y un amplificador y lo que hizo fue robarlos. El batería Phil Calvert era el menos peligroso de todos. Durante 1979 y 1980, la banda actúa constantemente por Australia. Su estilo se curte. Graban un álbum. Deciden promocionarlo en Inglaterra. Durante el vuelo se emborrachan, montan el cirio y se cambian de nombre. Cuando aterrizan en Londres ya son The Birthday Party.

Pensaron que Inglaterra sería un sitio mejor para un grupo como ellos. Inmediatamente descubrieron que la música que se hacía allí en aquel momento no les gustaba nada. Se rebelan y la violencia se apodera aún más de su música. Para entonces, ya Cave y Howard ya estaban enganchados a la heroína, una adicción que habían traído consigo en el equipaje que acarreaban desde Australia. Vivían todos en un cuartucho. Pasaban frío y se alimentaban mal. Odiaban Inglaterra. La música que hicieron en esos momentos procede de toda esa frustración, de la marginación que ellos mismos se habían impuesto. A pesar de todo, John Peel les dio cancha en su programa radiofónico e Ivo Watts-Russell, el responsable de 4AD, quedó fascinado por su directo y les grabó el sencillo “Friend Catcher”. Luego vendría Hee Haw, el primer álbum de Birthday Party. Al fin y al cabo, no todo estaba perdido, así regresaron a Australia para presumir de su triunfo. 

Graban allí su segundo álbum, Prayers On Fire, el disco en el que finalmente el estilo del grupo cobra forma y peso. Canciones como “Nick The Stripper” y “King Ink” son los colmillos de una banda que quiere degollar a su público a dentelladas. Llevar estampada en el álbum la marca 4AD, cuna del rock gótico de Bauhaus, juega a su favor. La crítica inglesa les concede un beneplácito que ellos solamente usará como salvoconducto para seguir adelante con su predicamento de caos y hiel. Su gira americana comienza en Nueva York de manera desastrosa. Sus actuaciones están tan llenas de tensión –esto es algo que se aprecia bien en los fragmentos de conciertos que aparecen en la película- que, como dice una d elas voces en off del documental, a veces hasta daba miedo estar en el escenario. La desintegración había comenzado.

Como Harvey chocaba constantemente con Calvert, al final, el batería fue expulsado y el propio Harvey ocupó su puesto. Durante una nueva estancia en Australia, Pew acabó cumpliendo una condena de cárcel. Cuando el grupo voló de nuevo a Inglaterra fue sustituido por Barry Adamson, que aún estaba en Magazine. Pero cuando Pew volvió, lo hizo reforzado. Durante esa época, la misma en la que publican Junkyard, su presencia escénica es brutal. Vestido con pantalones de cuero, camisas con chorreras, moviendo las caderas con lujuria, retorciéndose en el suelo como un poseso. Durante esa gira, Birthday Party hallaron su verdadero hogar en Berlín, junto a una comunidad de grupos y artistas con los que sí sentían afinidad. Die Haut, Malaria! y, sobre todo, Einstürzende Neubauten, cuyo líder, Blixa Bargeld, conectó de inmediato con Cave. Eso contribuyó a incrementar la tensión entre este y Howard. Uno quería apaciguar la música, dar ventaja a su lado más melancólico, el otro busca todo lo contrario. 

Cave consigue su objetivo con el mini álbum The Bad Seed pero la suerte ya está echada. Howard quiere cantar. Cave quiere dejar de ser el cantante que hasta ahora ha sido. La heroína juega en contra de la relación que ambos mantienen. En mayo de 1983 vuelven a Australia. Es allí mismo, durante una gira en la que Harvey ya se niega a participar, que la banda deja de existir. Poco tiempo después de sus restos nacerán Nick Cave & The Cavemen, que en cuestión de semanas pasan a ser Nick Cave & The Bad Seeds. No dio tiempo a echar de menos a Birthday Party, el grupo que nació condenado a sucumbir a sus propios excesos y que se despidió con actuaciones en las que sus músicos daban la espalda al público. Fueron un portentoso desastre que dio de sí una música descarnada, violenta, distinta a casi todo lo que se hacían en aquella época, también la raíz de otras cosas que llegarían no mucho después. Poco a poco, todo aquel fuego se había ido apagando hasta sofocarse completamente. “Se acabó -dice Cave en el documental-, y ni siquiera sé por qué”.

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