VALÈNCIA. Poco a poco el nuevo polo tecnológico y de innovación The Terminal Hub va tomando forma. Las obras en la Estación Marítima para adecuar el inmueble al nuevo proyecto avanzan a buen ritmo con vistas a que pueda abrir sus puertas a en junio. Un nuevo espacio que vendrá a completar el entorno de La Marina de València, pero con la idea de ser abierto y erigirse como un punto de encuentro entre todo el ecosistema valenciano y la ciudad. "Queremos que The Terminal Hub sea la puerta a la Marina de València", aseguraba hace unos días Paloma Mas, directora del espacio, en una entrevista con Valencia Plaza.
El espacio, de más de 5.000 metros cuadrados, tendrá capacidad para 500 puestos de trabajo para startups y empresas tecnológicas de alta cualificación. Su interior respeta la concepción y singularidad original del complejo, recuperando el hormigón y voladizos atirantados. Su diseño mantiene una estética industrial y abierta con el mar como protagonista. Por eso, se ha apostado por el vidrio para lograr que la luz natural se cuele entre sus paredes.
Con una inversión cercana a los 5 millones de euros, las obras empezaron en mayo de 2023 y están impulsadas por Valencia Innovation District. Detrás de esta firma están los empresarios Quique Calabuig, fundador de Kaihō Capital; Iker Marcaide, fundador de Zubi Group; Raúl Mir, fundador de Âttrim Technology Group; Ricardo Orts, arquitecto e ingeniero industrial del proyecto; Ángela Pérez, fundadora de Health in Code; Isabel Úbeda, fundadora de Inversiones l’Anella; y Startup Valencia, la asociación del ecosistema startup de la Comunidad Valenciana.
Esta asociación se adjudicó la concesión de la antigua estación por un periodo de 30 años y con un canon anual fijo de unos 300.000 euros. No obstante, según explicaron este lunes, en una visita con los medios de comunicación, la idea es que este nuevo hub genere un impacto positivo de entre 5 y 7 millones de euros anuales.
"Se trata de un espacio en el que hemos apostado por la flexibilidad para que sus estancias puedan adaptarse a los constantes cambios y las diferentes necesidades que vayan surgiendo no solo ahora, sino también en el futuro", explicó Ricardo Orts, arquitecto e ingeniero industrial, uno de los promotores del proyecto y encargado de dirigir la habilitación del emblemático edificio de los años ochenta.
El activo cuenta con una planta baja en la que se dispone de una zona de restauración, abierta al público, un espacio de coworking flex, con unos 120 puestos para trabajadores nómadas, una sala de conferencias abierta al mar, aulas de formación y una terraza para actos más lúdicos.
Por su parte, la primera planta será el lugar en el que se ubicarán las empresas con espacios cerrados que les proporcionen independencia, así como las salas y cabinas de diferentes tamaños para reuniones. Por último, la tercera planta tendrá unos 300 puestos fijos más salas de reuniones y con una cantina privada con terraza. Por el momento, Mas detalló que ya tienen cerrado el 16% de la ocupación, lo que supone unos 80 puestos. No obstante, admite que la demanda es muy alta, no solo por su ubicación estratégica en el entorno de la dársena, sino por la falta de oferta flexible en la ciudad.
Además, el proyecto ha sido muy ambicioso en términos de sostenibilidad. "Hemos optimizado al máximo la energía que nos ofrecía la ubicación y orientación del edificio y su iluminación natural", apuntó Orts, cofundador del estudio valenciano Equipo Técnico, especializado en intervenciones y reformas de edificios singulares como el Museo de Bellas Artes de Valencia o el Palacio del Marqués de Dos Aguas.
En este sentido, se ha realizado una instalación fotovoltaica con placas flexibles de unos 120 kW, un sistema de climatización capaz de adaptarse independientemente a cada una de las crujías del edificio, así como aerotermia para todas aquellas necesidades de agua caliente sanitaria. La iluminación está pensada para regularse automáticamente a las necesidades de los puestos de trabajo, siempre en función de la iluminación natural existente en cada momento, minimizando por tanto las necesidades energéticas del edificio
Otro de los aspectos clave es el proceso de digitalización del edificio, sobre todo, a nivel de ciberseguridad, con accesos independientes para cada una de las compañías si así lo requieren. Además, el edificio estará dotado con un BMS (building management system) para una gestión inteligente del mismo. "Nuestro objetivo es interconectar personas; que sea un espacio abierto y en el que cabe todo el mundo", subrayó Mas.