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València a tota virolla 

Torre Miramar: el uso imaginativo que tú le darías (además de destruirla)

Arquitectos, artistas y pensadores urbanos muestran sus deseos para reconvertir lo que nunca ha sido, un mirador desde el que nadie mira

15/09/2018 - 

VALÈNCIA. Que sí, que la Torre Miramar, pivote de la V-21, cresol de la inversión iluminada, es un mirador desde el que ya no se mira, un exótico monumento a la nada, un canto a la infraestructura fútil. ¿Pero qué, qué a partir de ahora? 

Mientras otras ciudades del mundo se están dedicado a destruir algunas joyas del brutalismo arquitectónico, València, un poco más rebelde e iconoclasta que nadie, mira con ojos voraces a grandes obras de los 2000, varadas como pegotes urbanos.

Qué hacer, además de destruirla, claro. Qué hacer, además de dejar que se consuma lentamente, como escape de los furtivos de ciudad.

Arquitectos y pensadores acuden a la llamada para dar algunas respuestas.

Qué haría Sonia Rayos (Arquilecturas) con la Torre Miramar… 

Instalación artística

“Lo que a priori puede ser una construcción absurda, adquiere sentido como elemento catalizador si a un artista se le pide que responda a ese espacio concreto. La singularidad de la situación de la sala, a gran altura, y su acceso a través del ascensor o una interminable escalera, puede convertir la llegada en una suerte de "procesión partenónica" para el visitante, que magnifique su admiración ante el hallazgo final, la instalación artística que encontrará.

Con esta idea de partida, se me ocurre que podría ofrecerse a artistas para que, durante un tiempo determinado, realizarán una obra o instalación en el interior del edificio y en su entorno, visitable como cualquier centro de arte. (...) En el caso de la torre-mirador podría haber una rotación de artistas cada cuatro o seis meses que generaría expectación e interés por parte de la población. Podrían organizarse mesas redondas, charlas, un debate abierto vinculado a la obra del artista. Sería una bonita forma de dar vida a un edificio que nunca la ha tenido.

Foto: KIKE TABERNER.

Qué haría Miguel Arraiz (Pink Intruder) con la Torre Miramar… 

Hito decorativo de acceso a la ciudad

“El principal problema del edificio, no es el edificio en sí (que también), sino el entorno en el que está ubicado. Y por lo tanto los usos posibles que se le pueden dar. Más allá de su accesibilidad como mirador o no, la función de la torre en ese espacio urbano es o debería ser la de hito de entrada a la ciudad. Una especie de nueva cruz de acceso a la ciudad, sin ser una cruz por aquello del laicismo institucional. Mientras el entorno no sea accesible, y sea un espacio residual de grandes infraestructuras, cualquier uso ciudadano es ir contracorriente. Nos encontramos ahora con el debate en el PAI del Gari sobre el soterramiento de vías o la posibilidad de realizar taludes y jardines en altura que integren dichas infraestructuras sin perjudicar la continuidad de la ciudad. Pues en este caso ni una cosa ni otra, no se ha generado ciudad, ni uso.

El coste desmesurado fue no tan solo la torre sino toda la infraestructura que se desarrolló alrededor (sobre eso ya se pronunciará los ingenieros de caminos sobre su idoneidad y si fue una actuación adecuada). Yo le devolvería su único "uso", ser un hito de acceso a la ciudad, obviamente con un lavado de cara o rediseño, desde lumínico a formal.

No está muy bien visto en gasto en el "decoro" de la ciudad, en generar frente de ciudad, pero en el actual caso sería preferible a mantener una oda a los fastos innecesarios de una época que no supimos entender”.

Qué haría Lebrel con la Torre Miramar… 

Vivir en ella

“El edificio es bastante extraño (reconozco que no me desagrada) y su emplazamiento horrible, pero yo viviría en él (no se me ocurre ningún uso para la ciudad..) La idea de vivir dentro de una escultura de rotonda siempre me ha atraído y ésta en concreto tiene un acceso subterráneo también muy peculiar que me encanta. Hace unos años me colé junto a unos amigos para comprobar su interior y sí, me cuadra para habitarlo”.

Qué haría Silvana Andrés (Arquilecturas) con la Torre Miramar… 

Un gran pararrayos

“Tengo tres propuestas y no termino de decidirme por una. La primera propuesta sería instalar, en la Torre Miramar, 400 pararrayos, a lo Walter De María en The Lightning Field. Visualizo la entrada a València en tiempo de gota fría y se me eriza la piel. Otra opción que me ronda sería girarlo levemente, 15° noroeste sentido Cuenca, por fin tendría sentido la función de mirador. También propongo construir uno exactamente igual enfrente, se plantearía un problema ontológico de difícil solución desde la perspectiva filosófica. En cualquier caso soy más partidaria de optar por la reducción al absurdo que por la reducción a escombros, creo”.

Qué haría Ricardo Alcaide con la Torre Miramar… 

¿Destruirlo?

“Nunca me ha llamado la atención nada más que para pensar el por qué de la torre mirador. La ubicación es mala, ¿una rotonda?, y estéticamente no guarda relación con el entorno. No sé que uso de le podría dar, quizás algún espacio cultural o expositivo, quizás un restaurante caro del que se disfruten las vistas que, desconozco si se ve algo interesante, o simplemente que cumpla su función inicial de "mirador". Pero algo a tener en cuenta y es importante para estos posibles usos, son los accesos a este espacio y creo que no son fáciles, ya no por el ascensor inutilizado tantos años, sino por cómo acceder a la rotonda por la que hay tanto tráfico. Difícil solución tiene por el coste de mantenimiento que conllevaría su funcionamiento y adecuamiento del espacio público exterior. ¿Se puede destruir?”

Foto: KIKE TABERNER.

Què faria El Fabricante de Espheras amb la Torre Miramar… 

Pensar en projectes utòpics

“La primera resposta, aplicant el trellat, seria la seua demolició o desmuntatge. Es una construcció que ha evidenciat en molt poc temps la seua obsolescència. Una implantació molt desafortunada en el centre d’un nuc d’infraestructures, on arribar al seu entorn es produeix per una sèrie d’espais marginals, que han produït el seu deteriorament ràpid i tancament, amb la indiferència de la ciutadania.

Des d’una visió un poc més creativa, sí s’obrin altres escenaris... Una mirada cap a la història sobre construccions referents per a nous possibles usos y transformacions de l’estructura, ens remeten a icons de periòdes utòpics de l’arquitectura, com es el gratacels WolkenBügel (001) o “Estreba Núvols“ del Lissitsky a les avanguardies soviètiques dels anys 1920-1930 (un projecte de garatacels horitzontal, que es situava com a element urbà als principals eixos i avingudes de les ciutats); o bé el projecte del Nakagin Capsule Tower (002) o “Hotel Càpsula de Nakagin” de l’arquitecte metabolista japonès Kisho Kurokawa dels anys 1960-70 (un projecte d’hotel dissenyat i construït com una infraestructura vertical on connectar càpsules al nucli central de comunicacions i serveis). Dins d’aquestos experiments plàstics, però en un context contemporani, hi ha dos arquitectes i artistes molt interessants, la publicació Fictions (003 004) de Filip Dujardi, o la sèrie Portraits (005 006) de Victor Enrich, que a partir de les infografies exploren les capacitats estètiques i volumètriques dels edificis existents de la ciutat. A València, també podriem nombrar el treball d l’equip Espai M_GR, que ja ho feia fa uns anys imaginant nous usos i reaprofitaments sobre edificis de València com l’antic Hospital La Fe (007 008), o els distints edificis de la Ciutat de les Arts i les Ciències, amb interessants propostes artístiques.

Tots aquestos projectes utòpics i exploracions gràfiques, poden ajudar a revisar els possibles re-usos de la torre Miramar, des d’una perspectiva crítica i d’una forma més imaginativa”

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