POLÍTICOS AL HABLA / OPINIÓN

Turrones, moniatos y magas

21/12/2018 - 

21-12-18. En las Navidades, sin saber por qué, nos invade un espíritu de alegría, ganas de encontrarnos y reencontrarnos, incluso en algunos casos albergamos serios propósitos de reconciliación. Tenemos la necesidad de estar en casa o, al menos, sabernos como en casa compartiendo las tradiciones de siempre. En estas fiestas echamos siempre de menos a quienes ya no están y deseamos que nadie nos deje o se aleje más de lo necesario. Hay cabida para el diálogo y la discrepancia, para saber rebajar el tono cuando alguien lo sube más de lo necesario y, por encima de todo, hay voluntad para seguir caminando desde la singularidad como parte importante de un todo.

Este viernes se celebrará en Barcelona el Consejo de Ministros. Es un gesto político que no hay que banalizar. Confiamos en que no se acabe convirtiendo en una gesta ante el boicot que han amenazado con hacerle los Comités de Defensa de la República de Cataluña con la aquiescencia silente de Quim Torra. El gobierno de Pedro Sánchez tiene la intención de rebajar la escalada de conflicto, parece estar dispuesto a dialogar. En las filas independentistas hay quienes defienden prietas las filas; ni un paso atrás. Por eso han ido subiendo la tensión apelando, como si ello fuera admisible, a la vía eslovena. 

En la crecida se sitúa cómoda también la derecha que pide más ración de 155, intervención sin límite e ilegalización de partidos. Apuestan sin complejos por ir hacia atrás, por retroceder en democracia. De fondo hay como la canción de Sabina "ruido de abogados, ruido compartido, ruido envenado, demasiado ruido". Ruido de abogados por los juicios contra los líderes independentistas, compartido porque hemos llegado aquí por falta de diálogo entre dos partes durante demasiado tiempo; envenenado porque es una crisis utilizada para obtener réditos electorales, como han demostrado los últimos comicios electorales, y demasiado ruido que no nos debe impedir oír voces importantes como la de Oriol Junqueras que, en representación de Esquerra Republicana de Cataluña, sostiene que no romperán los puentes de diálogo que se tiendan. Pero son tantas ya, que atronan.

En España no nos avanzamos a las crisis, pero algo está claro, una vez se desatan no se resuelven por sí mismas. Hay que empeñarse en solucionarlas por todas las partes. La crisis territorial no es predicable sólo por lo que sucede con Cataluña y, por tanto, las soluciones a la misma no pasarán sólo por ella. Se resolverá en falso si es así, si no se aborda el problema de la infrafinanciación, de la deuda histórica de los territorios, de las inversiones justas capaces de dar respuestas a las necesidades de la ciudadanía viva donde viva; sin que su suerte dependa de cómo negocian sus dirigentes territoriales y de la mejor o peor sintonía con quién gobierna el centro. La suerte debió caer del lado siempre del sentido común marcado por el bienestar de la gente y no de los partidos. Merecerían que los Reyes Magos les trajeran carbón a quienes comercian de este modo, como si nada, reproduciendo prácticas que para algunos son ya tradiciones; prácticas desterrables que nos han traído hasta aquí, que nos han impedido avanzar en derechos a pueblos como el valenciano.

Necesitamos más que nunca la fuerza de la palabra para construir futuro, elegimos la riqueza de la diversidad que es la que cimenta la plurinacionalidad, optamos por la unidad como valor humano de sentirnos parte de un todo que también es nuestro y por ejercitar la solidaridad, y celebramos los puentes y a quienes los construyen para favorecer los tránsitos. Hemos de valorar lo que nos une por encima de lo que nos separa. Hace falta que el diálogo no sucumba al ruido. Por eso y para eso, nos queremos saber libres de quienes sólo quieren conflicto y exclusión, debemos hacer y respaldar a quienes hacen política a la altura de las necesidades y que son cauce de solución de los problemas, y no dejar que silencien las políticas efectivas para ser felices. Todo es posible y no. Todo depende. Todo pasa y todo queda. Quizá mañana es tarde. Carpe diem

En enero vendrán las Magas, como si nada, con menos ruido, con toda la fuerza que da el feminismo y la lucha contra todas las violencias machistas. Vendrán a reforzar valores que hay quien se empeña en vapulear: “la libertad, la igualdad y la fraternidad”. No saben esos moniatos que esos pilares de la democracia van a seguir marcando un modo de construir distinto, un 2019 cargado de logros para un mejor presente y futuro de la ciudadanía valenciana. Que las magas, como las musas, nos pillen trabajando para empujar a tiempo los cambios

Felices turrones.

Fabiola Meco es diputada y portavoz adjunta de Podem en Les Corts

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