CASTELLÓ. La crisis energética, la tendencia inflacionaria en las materias primas y la contracción progresiva de la demanda han pasado factura a la industria castellonense. Y no iba a ser diferente para UBE Corporation Europe, la filial de la química japonesa UBE instalada en el polígono de El Serrallo, que se ha visto especialmente afectada por la subida de precios y la caída de pedidos. Un panorama que los directivos de la firma consideran coyuntural pero que ha frenado la senda de crecimiento de años anteriores.
Así lo reflejan las últimas cuentas de resultados de la firma, referentes al ejercicio fiscal cerrado en marzo de este año y presentadas este mismo martes, que han arrojado unas pérdidas de 11 millones de euros pese a haber alcanzado una facturación récord, de unos 620 millones de euros. "La materialización de las incertidumbres apuntadas al final del anterior ejercicio por los efectos de la invasión de Ucrania en los mercados energéticos y de materias, junto con la ralentización de la demanda y la competencia asiática han afectado a la rentabilidad de la empresa, erosionando el beneficio", explica la compañía en este sentido.
Son resultados que contrastan con la tendencia de años anteriores, cuando UBE llegó a ventas por valor de 544 millones de euros y un beneficio de 34 millones en 2021. El año anterior, marcado por la crisis del coronavirus, los resultados también fueron positicos, con 14,5 millones de beneficio y una facturación de 381 millones. Por ello, el presidente de la compañía, Bruno De Bièvre, consideró que se trata de una situación "temporal" y no estructural y mostró su "confianza en el propósito" de los productos y soluciones de la firma: "Pero estamos en una temporada difícil ahora". Algo que corroboró el director de Finanzas, Daniel Loyarte, quien negó que haya habido "un cambio de hábitos de consumo" y achacó los resultados a "la coyuntura": "La realidad es que venimos de resultados muy positivos el año anterior".
Así pues, las últimas cuentas responden a un contexto de volatilidad de precios al que ha sido difícil adaptarse, según explicaron los directivos de la compañía este martes. Aunque en la primera parte del ejercicio los costes de materias primas y energía sufrieron "un fuerte incremento hasta niveles récord" que afectó a la demanda, esto se pudo resolver repercutiendo el coste a los precios de venta. Pero el problema llegó tras el verano, cuando "la tendencia cambió" y la "regularización" de los costes obligó a la firma a vender el producto a la baja, pese a haber sido producido anteriormente con costes más elevados. Lo que provocó la "pérdida de márgenes comerciales, en palabras del presidente.
De Bièvre subrayó que la compañía ha tenido que "ajustar la producción a la demanda de mercado" y ha alcanzado "niveles de flexibilidad récord". En ese sentido, el director de Operaciones Industriales, Santiago Bretón, explicó que se adelantaron paradas de mantenimiento que estaban previstas para este año y que la planta química "tuvo que tirar de talento para conseguir flexibilidad", llegando a operar las instalaciones en mínimos del 50%. Así, aunque no pudo ofrecer cifras concretas sobre el volumen de producción total, aseguró que habrá estado sobre el 70%. Y Loyarte apuntó que la estrategia de la empresa pasó por intentar "mantener los inventarios contenidos" para evitar ese desajuste entre costes de producción y precio final de venta.
Con todo, se ha intentado "reducir gastos manteniendo la plantilla". Y lo cierto es que los puestos de trabajo se mantuvieron estables en el seno de la firma química, que empleó a 617 personas en total -en 2020, fue de 616 y en 2021, de 613-, de las cuales 563 estuvieron ubicadas en las dos plantas de producción de la provincia de Castellón, mientras que el resto se ubicaron en otros países como Albania, Brasil o México. Asimismo, un 24% de personal es femenino y más de un 99% de contratos, indefinidos. Adicionalmente, a lo largo del año fiscal 2022 UBE ha subcontratado servicios con una media equivalente a 260 empleos a jornada completa.
La coyuntura ha obligado a modificar los planes de inversiones de la firma en en las instalaciones castellonenses. El plan trienal 2022-2024 preveía un total de inversiones de 60 millones, y durante el último ejercicio fiscal se dedicaron 15 a este menester. Ahora bien, el presidente aclaró que "algunos proyectos inicialmente previstos se retrasarán". El motivo es que, según Loyarte, "la situación del mercado hace que ciertos proyectos no tengan sentido", en referencia a iniciativas como la mejora o la modificación de procesos internos. Proyectos cuyos "costes de producción no son ahora los mismos que se preveían al principio" o cuyo impacto ahora sería menor del esperado.
"Eso no quiere decir que en los próximos años, en una situación de mercado diferente, no vayamos a llevarlos a cabo", subrayó Loyarte, quien hizo hincapié en que, a cambio, se ha continuado con iniciativas de tipo medioambiental y de circularidad o reciclado que no estaban pensadas al principio.