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políticos al habla / OPINIÓN

Un compromiso con el feminismo

6/03/2019 - 

A nadie se le escapa que vivimos en una sociedad machista, otra cosa es que algunas personas se sientan así a gusto, seguramente porque sacan buen provecho de ello. 

A modo de ejemplo, en el ámbito empresarial la brecha salarial supone que a partir del 9 de octubre las mujeres trabajamos gratis en relación a los hombres, según el último informe de CCOO PV. Dinero que las empresas dejan de pagar a las trabajadoras. 

Seguramente por ello la mayoría de los empresarios están en contra de hacer públicos los salarios, una medida necesaria para luchar contra la brecha salarial; pero es un chollo al que algunos no quieren renunciar.

En el sector de la sanidad, hoy tan feminizado, por pocos hombres que haya suelen ser ellos los que ascienden a los puestos de mando. Una discriminación que en esta legislatura se ha empezado por fin a combatir mediante el I Plan de Igualdad de la Conselleria de Sanitat Universal.

¿Y cómo nos afecta a las usuarias de la sanidad la discriminación hacia la mujer? Pues uno de los problemas que ha habido que combatir es la ignorancia de las patologías específicas que afectan a la mujer, o, mejor dicho, la ignorancia específica de la mujer sobre ello. 

A modo de ejemplo, hay enfermedades en cuya investigación no se distinguían las mujeres de los hombres, como es el caso de los infartos de miocardio hasta los años 90, a pesar de que el cuerpo de las mujeres es distinto y los síntomas para su detección precoz también, lo que ha traído mayor número de muertes en mujeres. Lo mismo ocurre con múltiples enfermedades, sin embargo a fecha de hoy los ensayos clínicos solo incluyen un 24,6% de mujeres y sólo se ha realizado un análisis específico de género en un 14% de los ensayos.

En suma, la mujer ha sido invisibilizada para la investigación, el diagnóstico, el tratamiento y la atención sanitaria y existe tendencia detectada a atribuir las quejas a motivos psicológicos y por tanto desatenderlas, menospreciando sus síntomas o sobremedicando, de hecho la gran mayoría de psicofármacos se prescriben a mujeres

Fue a partir de los años 90 cuando empezó a tenerse en cuenta a la mujer y por tanto a atender la especificidad de su cuerpo y realidad social, distinta a la de los hombres, y aún sigue la batalla. De hecho la mujer tiene mayor esperanza de vida pero padece más enfermedades crónicas que los hombres, algunas relacionadas también con la carga de la jornada doméstica y los cuidados, que de nuevo son trabajos no remunerados.

Las mujeres enfermamos de manera distinta y la desigualdad social, con sobrecarga de trabajo, afecta a nuestra salud. Por ello es por lo que la OMS insiste en la necesidad de incorporar a las políticas de salud pública la perspectiva de género y ahora, en la nueva Ley de Salud Valenciana, incorporamos la igualdad como uno de los principios rectores que ha de guiar todas las políticas de salud.

En esta batalla por la igualdad una de las claves es lograr la visibilización de la mujer y, por supuesto, garantizar sus derechos. Así desde Compromís introdujimos en la Ley de Salud valenciana el listado de derechos de la mujer a la salud sexual y reproductiva creando todo un capítulo que garantiza información sobre suelo pélvico, menopausia y endometriosis, y a lo largo del proceso asistencial del embarazo, parto, posparto y puerperio regula como derechos la información, formación, elección del hospital, acompañamiento también en caso de cesárea, lactancia materna, contacto precoz piel con piel, interrupción voluntaria del embarazo, tratamiento psicológico en caso de duelo perinatal y dependencias distintas, entre otros. Toda una serie de derechos garantizados a la salud sexual y reproductiva de la mujer en los que hemos sido pioneras en relación a otras Comunidades Autónomas, que ahora nos miran como ejemplo a seguir.


Lo último que necesita la mujer embarazada es que le expliquen qué lleva dentro, como dijo el líder del PP con ese tono paternalista que suelen dedicarnos las personas machistas a las mujeres; o que se pretenda su frivolización para defender la gestación subrogada como defiende Ciudadanos, en su descabellada pretensión de mercantilizar la capacidad gestante de la mujer. Ni somos ignorantes ni somos máquinas de producir bebes, y los bebes no son mercancía.

Sencillamente somos mujeres y exigimos nuestros derechos a recibir la mejor atención sanitaria. Y como tampoco somos objetos, hemos prohibido la publicidad de la prostitución en la prensa que reciba publicidad de las administraciones públicas.
Sin duda esta ha sido la legislatura más feminista de la democracia valenciana, con un Pacto contra la Violencia de Género pactado con todos los actores sociales, que nos sitúa también en la vanguardia en cuanto al consenso social, las 293 medidas que recoge y a su rápida implementación.

Siempre se dice que la educación es la clave para erradicar el machismo, y sabedores de ello además de crear la figura de la persona Coordinadora de la Igualdad en todos los centros educativos, la Conselleria de Educació ha aprobado el Plan Director de Coeducación, con una dotación de 16,18 millones de euros, para que la igualdad esté presente en todo el proceso educativo y el futuro sea mejor que el presente.

Pero también desde el ámbito municipal Compromís ha dado la batalla del feminismo y así se ha visibilizado con todas las concejalías de Igualdad. Ayuntamientos como el de València y Castelló, entre otros, han introducido la perspectiva de género en los presupuestos municipales, impregnando toda la acción municipal. Valencia incluso se ha atrevido con las fallas, con la realización de un informe que analiza la realidad fallera y efectúa propuestas para combatir el machismo. Y todas las fiestas locales han tenido sus campañas de sensibilización sobre la violencia sexual contra las mujeres.

Para Compromís la igualdad es un eje transversal de todas las políticas públicas. Las mujeres estamos hartas de vivir en una sociedad machista y no vamos a tolerar pasos hacia atrás como pretenden algunos, ni pequeños gestos que no cambian nada que pretenden otros.

Este 8 de marzo volveremos a hacer huelga y a manifestarnos para recordar que no vamos a dejar de luchar por la igualdad cada día del año. Porque sin igualdad no hay democracia plena. Sin igualdad no hay justicia. Sin igualdad no hay dignidad. Sin igualdad no hay libertad.

Isaura Navarro es diputada de Compromís en Les Corts

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