VALÈNCIA. El cooperante valenciano Fernando Darder, presidente de la ONG Esperanza sin Fronteras, fue condenado en la pieza del Hospital de Haití del 'caso Blasco' a una pena de tres meses y un día por un delito de malversación de caudales públicos. Diez años después del inicio del procedimiento judicial, defiende su inocencia y anuncia su vuelta a la cooperación con un proyecto en Perú. Así lo hará este sábado, en un acto de entrega de premios de la entidad que dirige y que celebrará en el restaurante La Zarandona, tal como anticipa él mismo.
Darder fue quien recibió el encargo por parte de la conselleria de Rafael Blasco de construir un hospital en Haití tras el terremoto de 2010. El proyecto fallido y el desvío de fondos públicos acabó siendo investigado en dos de las piezas del caso. Y en abril del año pasado, la Audiencia de Valencia condenó al exconseller popular –que ya lo había sido a seis años y medio en otra de las piezas– a un año de prisión tras alcanzar un pacto con la Fiscalía. Una sentencia en la que también figuraba Darder.
"Durante estos diez años he sido culpable por algo que no he hecho", asegura el cooperante, quien manifiesta que le "señalaron" y le "crucificaron" pese a ser "inocente". "He estado rodeado de un sistema político corrupto, pero yo lo único que he hecho es trabajar. En el momento en el que estalló todo a mí ya se me condenó. Se aprovecharon de mí", indica, apuntando directamente a Blasco y al empresario Augusto César Tauroni.
Darder recuerda su Medalla Unesco por la Paz y la Cooperación y que durante varios años estuvo muy enfermo por un linfoma no Hodgkin después de que perdiera un día el conocimiento en 2012. Un grave problema de salud que achaca a la situación generada por el procedimiento judicial y que acabó con un trasplante de médula, pero que le ha dejado secuelas.
Ahora, manifiesta que quiere volver a sus proyectos y que tiene en marcha el relanzamiento de uno en Perú. Concretamente, en Paracas. Éste se centra en ayuda para la alimentación de alrededor de medio centenar de niños de la zona de los que se encarga su ONG. Para ello trata de recabar 32.000 euros, sin ayudas públicas, que vayan dirigidos al mantenimiento alimentario anual de los menores, a los cuales mantienen acogidos tras recogerlos de la calle cuando estaban explotados, según relata. De la Administración no cree que vuelva a conseguir nada porque "la Generalitat no perdona".
A largo plazo, la idea que lleva es realizar una construcción en la que puedan alojarse, puesto que ahora se encuentran con familias que se han prestado a ello.