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Un estudio liderado por la Universitat de València confirma que las víboras habitaban las Columbretes hace 2.600 años

29/06/2023 - 

VALÈNCIA. (EP) Un equipo internacional liderado por Rafael Marquina
--investigador postdoctoral Margarita Salas de la Universitat de València (UV)-- ha estudiado los restos fósiles de pequeños vertebrados recuperados en la Illa Grossa, la mayor de las islas que forman el archipiélago de Columbretes. El estudio paleontológico permite conocer la fauna de pequeños vertebrados que habitaron el islote y confirma que las serpientes que habitaban el archipiélago eran víboras.

El equipo se ha centrado en los restos fósiles de pequeños vertebrados recuperados en Illa Grossa, la mayor de las islas que forman el archipiélago de Columbretes. Los restos proceden de una excavación realizada en 2005, y en la que personal de la Universitat de València y la Conselleria de Medi Ambient, buscaban información sobre la vegetación existente en la isla antes de los cambios realizados por el ser humano y, por otro lado, esclarecer la identidad específica de los ofidios existentes hasta el siglo XIX en Illa Grossa, explica la institución académica en un comunicado.

En el estudio han participado científicos y científicas de entidades españolas, francesas y portuguesas (Universitat de València, Museu Valencià d'Història Natural-Alginet, Institut de Paleocologia i Evolució Humana (Tarragona), Institut Català de Paleontologia-Sabadell, Museum nationelle d'Histoire Naturelle, Universidade do Porto, Universidade Nova de Lisboa y Museu da Lourinha).

Las islas Columbretes, situadas a unos 50 km de Castellón, son un pequeño archipiélago de origen volcánico de gran valor medioambiental dada su naturaleza geológica y la biodiversidad que contiene. El nombre 'Columbretes' hace referencia a la gran cantidad de serpientes que habitaban su isla principal (Illa Grossa); los antiguos griegos conocían a la isla como Ophiusa y los romanos como Colubraria.

Esta alta densidad de serpientes imposibilitó el asentamiento humano hasta mediados del siglo XIX, momento en el que se decidió construir un faro en dicha isla, trabajos que se desarrollaron entre 1856 y 1859. Paralelamente, se inició una campaña de exterminio de la especie mediante la eliminación directa de ejemplares, la introducción de depredadores (principalmente cerdos) y la quema de la vegetación de la isla.

Como resultado, la última cita de serpiente en Illa Grossa se remonta a 1886. Tal fue el impacto de las medidas adoptadas que toda la fauna de vertebrados no voladores de la isla se redujo a una única especie: la lagartija de Columbretes (Podarcis liolepis atratus).

La identidad real del ofidio existente en Columbretes antes de la presencia humana permanente en la isla ha permanecido como uno de los enigmas más relevantes del espacio natural. De acuerdo con las crónicas históricas y con un ejemplar conservado en el Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC (Madrid) supuestamente proveniente de Illa Grossa, la especie debió de ser una víbora hocicuda.

Sin embargo, otros herpetólogos (científicos que estudian los reptiles y anfibios) negaban esa identidad. La oportunidad para esclarecer la identidad del ofidio y conocer más acerca de la fauna vertebrada de las islas llego en 2005, cuando las excavaciones pusieron a la luz un gran número de restos, principalmente vértebras y colmillos inoculadores de veneno, que han permitido confirmar la presencia de víboras en Illa Grossa en el pasado.

Además de restos del ofidio en cuestión, se han encontrado otros restos de vertebrados, y así se ha podido determinar la presencia en tiempos históricos en Illa Grossa de eslizón ibérico (Chalcides bedriagai), una especie de lagarto escíncido de patas reducidas endémico de la península ibérica. También se han encontrado fósiles de parientes de la lagartija de Columbretes. Del grupo de las aves se han descrito seis taxones, y entre los mamíferos se han hallado dientes del ratón casero (Mus musculus).

La última cita es un hallazgo "muy interesante" dado que esta especie vive ligada a asentamientos humanos, lo que determina la evidencia más antigua de actividad humana en el archipiélago, subrayan las mismas fuentes.

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