La pequeña Manhattan levantina está de capa caída por el coronavirus, pero no deja de alimentar el imaginario colectivo. Benidorm protagoniza uno de los tours del guía anti-turístico más cotizado el momento, Erik Harley, y sus calles se transforman en un Gotham postapocalíptico en el 'videosingle' que acaba de publicar el productor de electrónica Serge Llorca (4Cantons)
VALÈNCIA. Leíamos la noticia hace tan solo unos días. InTempo, el edificio residencial más alto de España, abrirá sus puertas este verano. Su gigantesca cúpula, sostenida por dos imponentes torres doradas de 193 metros de altura, dominará el skyline de Benidorm como un ojo de Sauron. Muchos pisitos de lujo compartirán la mirada panóptica sobre el tapiz de sombrillas, letreros luminosos, pubs y bailes crepusculares al son de un bolero. Y serán testigos también -porque todo volverá, y porque no todo es cliché- de los pasacalles vampíricos que protagonizan cada mes de octubre los asistentes al Funtastic Dracula Carnival, “la fiesta de garage rock más salvaje y freak del mundo”.
El InTempo, cuyas obras de construcción estuvieron paralizadas durante más de una década debido al crack inmobiliario, pasará a la posteridad como un símbolo de la voracidad financiera de principios de siglo XXI y como monumento a la desmesura. Pero también es un icono estético muy potente. Negarlo es una tontería.
El magnetismo de Benidorm no se puede quedar solo en la broma y el chiste fácil. Unos la aman y otros la odian, pero a todos les fascina. Manolo Escobar, Bigas Luna, Isabel Coixet. El fotógrafo Martin Parr. La lista de artistas prendados por Benidorm es muy heterogénea, y se renueva con cada nueva generación. Esta ciudad inverosímil, excesiva y contradictoria nos atrae de un modo que escapa a la lógica.
“Benidorm es un caso único en el mundo de cómo construir una ciudad desde la fantasía y el relato. Es un ejemplo de cómo desde el dominio de lo público se puede modificar el relato simbólico y morfológico de una ciudad para convertirla en un foco de atracción de turismo”, nos explica el peculiar y divertidísimo guía anti-turístico, Erik Harley (conocido en Instagram como @Preferiria.periferia). Harley dedica una de sus rutas “pormishuevistas” a Benidorm, centrándose en la figura de su último alcalde franquista, Pedro Zaragoza, pero deteniéndose también en edificios míticos de la ciudad como el Copa Blanca, el Gran Hotel Bali y, por supuesto, el InTempo.
Cuenta anécdotas curiosas e hilarantes, pero rigurosamente ciertas, como esta: “Cuando Benidorm era un pueblo pesquero alicantino sin más, y Pedro Zaragoza llegó a la alcaldía, uno de los problemas que tenía la ciudad para crecer era el estrés hídrico. No hay agua potable, aunque hay muchos pozos. Una de las cosas que hizo Pedro Zaragoza es liar a algunos vecinos para que entre todos comprasen varios pozos, para analizar el agua y averiguar si era potable. De ser así, se la daría al municipio. Nadie le creía. Le paraban por la calle y le decían: Venga, Peret! Si d’il.lusions també es viu!! Y él, Tauro que era, testarudo y cabezón, tiró para adelante. Cuando consiguió el agua, lo primero que hizo fue construir una fuente, que es la que encontramos hoy en día en el Parque de Elche. Dentro colocó una piedra, en la que se puede leer: “De ilusión también se vive”. Creo que esta anécdota ilustra muy bien el talante del personaje, pero también el entusiasmo, el relato y el espectáculo que propicia la propia ciudad”.
A título personal, este guía, artista y experto en estudios urbanos titulado por la Universidad de Barcelona considera que “Benidorm es una de las mejores ciudades que tenemos en Europa a nivel urbano. Después, como experiencia de vida, cada uno tiene la suya, y en eso no me meto. El modelo de construcción urbana en altura con tanto volumen edificatorio por parcela es un hito arquitectónico y único e irrepetible”. “Siempre me ha llamado la atención que sea un skyline tan impresionante de lejos, pero que, cuando te acercas, veas que los bajos ya no brillan tanto. Aun así, me parece extremadamente interesante y apetecible. Me gustan sus contrastes. Todos los años intento pasar al menos una semana del verano”.
La visión del productor y músico alicantino Serge Llorca sobre Benidorm no es tan idílica. Quizás porque la observa con los ojos del nativo, que son muy diferentes a los del turista. Hace apenas una semana conocimos el debut de su proyecto en solitario 4Cantons, que se mueve en la frontera entre el electro, el techno, el EBM y el IDM. Es decir, música electrónica oscura, dura, instrospectiva y además con mensaje político. En este primer EP, titulado Principi d’incertesa y publicado por el subsello holandés Gooiland Elektro -que depende del sello Enfant Terrible-, hay un tema dedicado al InTempo. Tanto el diseño del disco como el videoclip que acompaña a esta canción han sido desarrolladas por Snoop, agencia conocida por los artworks para artistas como María Arnal y Marcel Bagés y Nomembers; videoclips para grupos como Viva Suecia y El Último Vecino, y campañas para el Primavera Sound, Festival Mira y la Sala Apolo de Barcelona.
El videoclip de “Intempo” aprovecha la potencia visual de la arquitectura de Benidorm para subrayar la crítica que dirige Serge Llorca. Nacido en Finestrat –a nueve kilómetros de Benidorm- y residente en Berlín desde hace más de una década, Serge reconoce que mantiene una relación de amor odio con la ciudad. “Para mí representa la destrucción del territorio. No solo de esa parte, sino del resto de la Marina Baixa. Y el maltrato y la discriminación que sufrimos allí las personas que hablamos en nuestra lengua autóctona. Esa parte de mi identidad es muy importante, y cada vez se pierde más. Muchos nos hemos sentido fuera de nuestra propia tierra”. “Al mismo tiempo -continúa-, es extraño porque también hay en ella cosas muy bizarras que me atraen. Es una relación sentimental conflictiva. No permito que la gente hable mal de ella delante de mí. Yo siempre digo que és una merda, però és la meua merda -nos explica por teléfono desde la capital alemana-. Tampoco me gusta esa tendencia a reírse de los turistas británicos que veranean en Benidorm, como si la clase obrera no tuviera derecho a tener vacaciones”.
Traductor freelance de profesión, el proyecto final de su carrera lo dedicó a investigar los ritos, comportamientos e ideología de la cultura techno en Berlín. Y el rol de la subcultura en el desarrollo de la ciudad. Para él la música techno es un vehículo tan bueno como el pop o el punk para cuestionar nuestro tiempo. Paradójicamente, le hacemos notar, gran parte del capital estético de su videoclip Intempo reside precisamente en la monumentalidad y el dramatismo de la arquitectura de Benidorm. En la belleza decadente de sus discotecas deshabitadas. “Sí, es una contradicción que utilizo deliberadamente. Es al mismo tiempo un homenaje a mi comarca y una utilización deliberada de la potencia estética de aquello que critico”.
“Decidimos crear un «Gotham City» propio donde 4Cantons, convertido en un héroe del electro, visualiza con nostalgia el skyline de la ciudad del futuro, donde se unen edificios emblemáticos de Berlín con el Intempo y otros edificios de Benidorm. Todo el artwork está trabajado con una estética arcade y filtrada por los efectos de Xavi Ceerre, un artista-diseñador que también había colaborado con 4Cantons en otros proyectos musicales”, explica Xavi Galbis, codirector del videoclip junto a Javier Salinas.
Rodaron durante el confinamiento, para aprovechar que las calles de la ciudad más efervescente de España estaba más vacía que ninguna. “Queríamos rendir un homenaje al Intempo, ese edificio sin acabar, a modo de crítica del urbanismo salvaje y decadente de las últimas décadas. Y mostrar un Benidorm vacío, decadente y espectral nos encajaba para dar forma al concepto de hauntología, que era el que teníamos en mente”, explica Galbis. “Sobre las cenizas de esta mole de edificios y el ritmo de las imágenes, combinamos fotografías de raves de los 90 ralentizadas como contrapunto. El videoclip, ultra lo-fi, lo rodamos Javier Salinas y yo en una jornada y media, con nuestros móviles, una Mini-DV, una cámara digital y una Go-Pro. Fue muy extraño estar en Benidorm en invierno con todo totalmente cerrado. Otra de las cosas destacables del proyecto es mostrar que se puede dotar de contenido social y crítico a la música electrónica desde una forma estética y conceptual, sin ser explícitos. Esto lo hemos trabajado también en otra colaboración en Snoop con el proyecto Abraxas, enfocado a hacer pensar y bailar a la gente”.