En unos días, en el ecuador de este mes que parece sí que será frío (como toca en invierno), la Fundación Broseta engrosará su elenco de premiados en homenaje y recuerdo al profesor asesinado por ETA, y una vez más el acierto en el premio es total: Societat Civil Catalana.
Cada 15 de enero, la gente de bien, los familiares, amigos y tantas personas anónimas que sintieron con sincero dolor el cruel y cobarde asesinato de Broseta, sienten de nuevo la punzada de rabia y tristeza al tener que reunirse para conmemorar un día negro para la democracia y especialmente para el pueblo valenciano. Pues Manuel Broseta, que prestó grandes servicios al mundo del Derecho, de la universidad y de la política, probablemente estaba llamado a prestar alguno más a la sociedad a la que servía y en la cual destacaba por mérito propio, por sabiduría y por autoridad moral e intelectual –a diferencia de la potestas que algunos pavonean y que sólo les da su cargo pero no su currículum ni su capacidad personal y profesional–. En este aspecto es bueno recordar que ETA casi siempre elegía a sus víctimas para provocar todo el daño posible en la sociedad, y en muchas ocasiones descabezarla de sus líderes y hombres más preeminentes [juristas, políticos, militares, empresarios,…].
Desde aquel día y gracias al impulso de una parte importante de la sociedad valenciana, con especial protagonismo de la Confederación Empresarial Valenciana y quien entonces era su presidente, D. José Mª Jiménez de Laiglesia (QEPD) se creó la Fundación Profesor Manuel Broseta que continúa con su callada y eficaz labor de mantener viva la figura de Don Manuel, y de difundir a través de sus diferentes actividades el recuerdo a las víctimas del terrorismo y fomentar los valores de libertad, justicia, pluralismo ideológico y convivencia. Es en éste último aspecto, especialmente donde ha destacado la entidad premiada en esta XXVI edición, pues como bien explican sus promotores y han demostrado a través de multitud de manifiestos y convocatorias, Societat Civil Catalana promueve esa “Cataluña abierta, plural y genuinamente democrática, plenamente integrada y en la UE -reconocido ya por el propio Parlamento Europeo, que en el año 2014 le otorgó el 'Premio Ciudadano Europeo'- y todo ello encaja plenamente en los fines para los que en su día fuera instaurado el Premio Convivencia".
Nos encontramos en un momento crucial y delicado para el devenir de esta vieja e histórica nación que es España, formada por territorios con una rica y apasionante historia por sus hazañas, personajes y trascendencia en la conformación del mundo actual –la Conquista de América es sin duda uno de ellos–, que vuelve a asomarse al abismo de la confrontación civil entre hermanos y del rencor como arma política y social. Esta complicada situación se ha visto agravada tras las precipitadas elecciones autonómicas catalanas convocadas desde el gobierno central –ante el pavor cuasi pueril a aplicar el art. 155 durante el tiempo necesario y con la firmeza y determinación requeridas–; que han dejado un complicado panorama en la política catalana, pese al triunfo como primera fuerza política de Ciudadanos.
Si algo hay de positivo en toda esta historia, a ratos histriónica a ratos dramática ha sido el renacer, el despertar de un importante número de catalanes, la mayoría agrupados y alentados por la asociación que este año recibe el Premio Convivencia Manuel Broseta Pont. Pues la gran manifestación del pasado 8 de octubre, así como la mayoría de textos y voces críticas con el nacionalismo dentro de Cataluña han salido de Societat Civil Catalana o su entorno. De hecho el propio partido que ha logrado imponerse (en votos y diputados) al resto, Ciudadanos, tuvo su origen en un think tank de profesores e intelectuales que se unieron de manera espontánea para firmar un manifiesto entorno a la plataforma cívica Ciutadans per Catalunya.
Ante las situaciones límite a las que nos enfrentamos, pocas armas más poderosas que la unión sana y civilizada de lo que siempre se ha denominado ‘hombres de buena voluntad’, personas que de manera altruista e ilusionada se unen para defender ante todo el sentido común, y también la legalidad, la justicia, el orden, el cumplimiento de la ley y en definitiva la convivencia pacífica y respetuosa entre ciudadanos de un territorio que comparten lengua, cultura, creencias, tradiciones, historia y un futuro en común, es decir, entre españoles. ¡Enhorabuena Societat Civil Catalana!
El tiempo pasa inexorable y cada 15 de enero, seguimos reuniéndonos entorno a la figura del gran Manuel Broseta Pont. Un año más en una soleada mañana de enero se recordó a tan insigne valenciano, en esta ocasión con un magnífico discurso del profesor de derecho mercantil, Jesús Olavarría