MADRID, (EP). El 70 por ciento de la dieta de los españoles se basa en productos procesados, en parte porque hasta el 44 por ciento de la población no puede seguir las recomendaciones nutricionales para una alimentación saludable como consecuencia de su elevado coste, según datos de la campaña 'Dame Veneno' de la asociación VSF Justicia Alimentaria Global y otras organizaciones sociales.
"Aunque queramos comer bien, no podemos", según ha denunciado el director de esta entidad, Javier Guzmán, que durante la presentación de la iniciativa ha lamentado que una de las causas de la mala alimentación en España es el elevado precio de los alimentos más saludables.
Esto hace que sea "inútil" recomendarlos si luego "las personas no tienen suficientes ingresos para comprarlos o no son fáciles de conseguir", reza un informe presentado junto con la campaña, que calcula unos 100 euros de diferencia por persona entre comer sano o no a la semana. "Una cifra que para las familias con pocos recursos económicos puede determinar que sus opciones de compra no sean las más saludables", añaden.
La campaña y el informe han impulsado una alianza en favor de una alimentación saludable en la que también participan la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA), la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU), MedicusMundi, Amigos de la Tierra y Ecologistas en Acción.
Así, alertan de una "epidemia" de alimentación basada en alimentos "con alto contenido en grasas insanas, azúcares añadidos y sal", según el informe, que también denuncia como el aumento del consumo de estos tres componentes ha crecido en España entre un 40 y 70 por ciento. Por contra, ha añadido Arturo Angulo, de FAO España, el consumo de legumbres ha caído un 80 por ciento desde los años 60.
Este cambio del patrón alimentario favorece que en España "casi 90.000 muertes anuales se atribuyan a una alimentación insana", ya que es responsable del 55 por ciento de las dolencias cardiovasculares, del 45 por ciento de los casos de diabetes, de hasta el 40 por ciento de los casos de cáncer (sobre todo colorrectal y estómago) y de que hasta el 60 por ciento de la población tenga sobrepeso, incluido un 20 por ciento con obesidad.
Además, el director de VSF Justicia Alimentaria Global denuncia que existe una "clara desigualdad social" ya que, mientras que "las clases más altas comen mejor y tienen mejor salud", las personas con niveles de renta más bajos constituyen los principales núcleos de alimentación insana.
Ante esta situación, los impulsores de la campaña reclaman una política fiscal alimentaria "en coherencia con unos objetivos sanitarios", según defiende Guzmán, como la reducción de la obesidad o la diabetes, lo que incluiría nuevas medidas impositivas sobre los alimentos insanos que desincentiven su consumo y reducir los impuestos sobre las opciones alimentarias más saludables, como productos frescos o con mínimos procesados.
Así, recuerda que algunos países como Francia o Chile ya han implantado "impuestos sobre la mala alimentación" y, además de actuar sobre el consumo, estas medidas permitirían obtener ingresos que reviertan en la financiación del sistema de salud.
También piden un etiquetado obligatorio para alimentos y bebidas que indique de forma sencilla y clara cuál es su contenido de aquellos ingredientes vinculados a determinadas enfermedades y prohibir menciones como 'natural', 'artesanal' y otros que puedan suponer un fraude o lleven a confusión al consumidor.
Asimismo, reclaman una regulación más estricta de la publicidad de alimentos y bebidas "malsanas" dirigida a los menores, ya que actualmente "el 70 por ciento de los alimentos poco saludables se anuncian en horario infantil", ha denunciado Ana Echenique, vicepresidenta de la CECU.