Una “Creación” de Haydn de las que crean afición

VALÈNCIA. Primer gran lleno en la temporada de abono del Palau de la Música y primera gran éxito de la Orquesta de Valencia y de su titular Alexander Liebreich, éxito al que contribuyó como gran protagonista de la noche uno de los mejores coros del mundo como es el de la Radiodifusión Bávara, formación que  junto a su orquesta ya nos visitó, que yo recuerde, en un par más de ocasiones hace más de dos décadas: con el fallecido recientemente director holandés, Bernard Haitink, en aquella ocasión con las Estaciones también de Haydn en un concierto ya histórico, y con el también recordado Lorin Maazel, en este caso para una excelente versión en concierto de la ópera de Verdi Luisa Miller. 

La Creación, obra maestra absoluta de Joseph Haydn y de la literatura musical occidental, estrenado en medio de una inusitada expectación en la Viena de 1798, significa una prueba de fuego no tanto para cualquier coro, sino también para nuestra orquesta y su titular puesto que se trata una obra exigente del repertorio clasicista con las demandas que esa música requiere en cuanto al empaste de la cuerda, los equilibrios dinámicos entre las familias y la exposición de toda la orquesta. En esta ocasión hay sin reservas a la formación que demostró entrega y calidad en los solistas entre los que hay que aplaudir sin reservas a las tres flautas pero, ante todo, al primer atril Salvador Martínez que estuvo en todas sus extensa y comprometida particella realmente magistral. ¡Qué acompañamiento a la soprano en el aria que abre la segunda parte del oratorio!. Asimismo, excelente el oboe de Mariano Esteban, natural de Calanda, y solista, nada menos, que de la Orquesta de la Radio de Berlín, que actuó recientemente en la sala en otro memorable concierto y que se quedó con nosotros para intervenir de invitado en el oratorio haydniano. Injusto sería olvidar al resto de maderas con notables intervenciones de clarinete y fagot. Muy bien el resto de familias, con una cuerda muy atenta a las indicaciones de Liebreich, y el siempre preciso timbal de Javier Eguillor en la infinidad de dinámicas que demanda la partitura, sobre todo en los números con coro, y contribuyendo decisivamente al, en ocasiones, grandioso sonido global, apoyando los acordes de un metal cuidadosamente regulado en los volúmenes para evitar que se saliera por encima del resto. 

La Creación es una de las especialidades de la casa para este mítico coro que las ha interpretado con los más grandes directores desde hace ochenta años, y las expectativas no defraudaron en absoluto. Poco queda que decir sin caer en lugares comunes. La sensación es de escuchar un solo instrumento de empaste asombroso, sin fisuras, control en todas las dinámicas desde el piano más corpóreo y presente, hasta el forte mas pleno: ¡Qué crescendos en el último, fugado, gran coro de la obra!. La capacidad para emocionar de este coro sigue inalterada y cada intervención se hace demasiado corta., No obstante, por mucho que se disponga de un Stradivarius, hay que saber sacarle las mejores prestaciones y Liebreich lo logra creando un sonido global en los números corales y también junto a los solistas de gran equilibrio sin tapar y permitiendo escuchar todas las voces, las humanas y las orquestales.

En cuanto al cuarteto vocal, sin ser estelar, cumplió a la perfección contribuyendo al éxito global. El barítono Ludwig Mitterlhammer, quien ya nos visitara el año pasado para interpretar las mahlerianas Canciones del camarada errante, tiene buenos medios en la zona grave y ofreció sus mejores prestaciones en muy bellos pianos excelentemente colocados, y sufrió algo más en los fortes para lograr imponerse, pues le faltó cierto cuerpo y proyección en determinados pasajes. La conocida soprano Julia Kleiter de importante carrera operística y especializada en el repertorio alemán, como el resto de comparecientes, estuvo excelente tanto en su personificación de Gabriel como de Eva con un canto de gran expresividad, con cuerpo, volumen, colocación y proyección. Notable también el veterano tenor muniqués Werner Güra con un Uriel  magnífico de una proyección clara y una voz de belleza natural sin enmascaramientos y apoyada en una excelente técnica.