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EL CUDOLET / OPINIÓN

Una vesprada blanquinegra en Bétera

20/11/2021 - 

Recalé el viernes pasado en Bétera, municipio de la comarca del Camp del Turia, acompañado de Ady y de un buen grapado de mandarinas. El maletero de mi furgoneta lo cubría un tapiz de oronules. La travesía por la ancha València fue larga, sorteando por el scalectrix de vías a los motoristas que venían a Cheste a disfrutar de una velada de velocidad y ruido. En la Albereda me esperaba el bueno de Jesús Costa. Radiaba de una felicidad interna de mi cita online con Bétera. En ese momento presencial. 

Son muchos y principales los motivos. Me une con Bétera mucho. Viví casi cinco años al costat de las antiguas vaquerías y cursé la instrucción del servicio militar en dicho cuartel. No me arrepiento de no haber sido objetor de conciencia. Nueve meses y adiós a las armas. Pero la principal causa de mi unión con el municipio fue el importante legado que mis abuelos contrajeron con la localidad. 

Hoy, el chalet de la estación, la Casa Nebot, es un espacio público con el fin de servir a los ciudadanos. Sigue en pie con alguna modificación y alteración arquitectónica que otra. Realmente fue una pena porque en un tramo de mi vida mantuve una fiel amistad con el pulcro y elegante escritor Ignacio Carrión. Mi abuelo adquirió la hacienda a su abuelo (Villalba), y decidimos trabajar juntos en la elaboración de un pequeño libro de la historia del chalet de la estación. La muerte de Ignacio nos privó a muchos amigos y familiares de avanzar en el texto. Vicent Nebot uno de ellos.

No pude despedirme de él durante el tiempo que padeció una longeva enfermedad que puso fin a su vida. Las instituciones valencianas deberían reconocer su trabajo. Si no recuerdo mal todos sus cuadernos de su fina estilográfica de la marca Aurora fueron a parar a la Universitat de València. Guardo con cariño un artículo que me dedicó personalmente sobre la hacienda.

Tras esta breve introducción, el hecho de desplazarme a Bétera fue motivado por la entrega de premios de literatura en Valencià que llevan por nombre Francesc Peris i Valls. El acto se realizó en el Blanc i Negre, bonito y acogedor lugar. Lo recomiendo. Aprovechando la jornada festiva de la colla presenté ante la gran cantidad de asistentes mi ensayo de Les Falles i el bar Torino. Fui el último en participar, de eso se trata, de ser el último de la fila. El trato recibido a la editorial que represento por parte de la organización fue exquisito. Volveré a Bétera el próximo ejercicio.  Me sorprendió gratamente la alta participación femenina en dicho concurso. Muchas premiadas, ¡sí muchas! Tras las lecturas de los poemas y los relatos hablé de la relación de la fiesta y el fútbol o del pan y circo en el Cap i Casal. 

Tras finiquitar mi disertación les prometí que escribiría sobre los premios. Orgulloso estoy de la convocatoria por mantener viva nuestra lengua, por la creación literaria de muchos jóvenes y no tan jóvenes. Es el momento de ser gregarios de Noruega de Rafa Lahuerta, una novela escrita en valenciano que ha globalizado la ficción del Cap i Casal eclipsando a la misma crítica. Es el tiempo de leer y escribir en valenciano. No podemos seguir pernoctando en el autoodio. Por cierto, Les Falles i el bar Torino está en las dos ediciones, valenciano y español. ¡Es momento de leer!

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