VALÈNCIA. Otro trabajo de La Nau que se queda a medias. La ordenanza de civismo en el espacio público en la que trabaja la Concejalía de Protección Ciudadana, dirigida por la socialista Anaïs Menguzzato, no saldrá adelante antes de los comicios de mayo. El tiempo apremia y la concejala ya ha admitido que no podrá hacerse en este mandato, por lo que el final de su tramitación quedará en manos de la próxima corporación municipal salida de las urnas el próximo 26 de mayo.
Este lunes, Menguzzato, preguntada por los medios de comunicación, explicó que "la aprobación formal" no se dará en los dos plenos que restan antes de la disolución del hemiciclo. Explicó la edil que el principal obstáculo que se ha encontrado su delegación es encajar en la normativa en tramitación toda la parte menos formal de los conflictos, ya que la ordenanza "pretende recoger no sólo la parte de la denuncia sino esa parte de modificar la actitud, por ejemplo, en el caso de los jóvenes" mediante voluntariados y cursos de formación.
Es precisamente esto lo que ha retrasado la redacción final del texto. "Nos ha costado más de lo que queríamos", admitió Menguzzato. Esa parte, "la menos formal", es algo inusitado en el Ayuntamiento de Valencia, no se había hecho nunca. Sin embargo, este hemiciclo no será el que dé luz verde a las medidas de civismo. Por ahora, la edil insistió en que se han recogido "todas las alegaciones que nos hicieron desde las diferentes áreas jurídicas" y se está trabajando con la Universidad.
Con todo, subrayó que "es un buen documento" que ha sido acogido con buenos ojos por todos los actores, "la Federación de Vecinos, las entidades de consumidores así como los propios hosteleros". Por ello dejó el recado para el que venga detrás de ella: "Se acaba esta legislatura pero la vida sigue" y la ordenanza redactada "es un documento vivo que creo que se debe mantener" de cara al próximo mandato para "trasformar las actitudes incívicas en nuestra ciudad".
La ordenanza que se prepara regula el botellón, la mendicidad coactiva (gorrillas o limpiadores de cristales de coche), los excrementos de mascotas y el deterioro del espacio público/privado, y se ha estado elaborado en coordinación con la Cátedra Protecpol de la Universitat de València desde hace dos años. Una de las novedades que establece es la posibilidad de reducir las sanciones o anularlas si tanto los padres como los hijos asisten a cursos de reeducación o a tareas de voluntariado y trabajo comunitario.
El objetivo del texto, según apuntó la edil en su momento es intentar resolver los conflictos de convivencia mediante la mediación. Aunque en un primer momento se denominó Ordenanza de Convivencia, se denominará finalmente Ordenanza de Civismo en el Espacio Público y delimitará de manera detallada las competencias y actuación de la Policía Local.
Respecto a la mendicidad coactiva, es decir, en aquellos casos en que las peticiones de ayuda en las calles (venta de pañuelos, gorrillas, limpiadores de coches) van acompañadas de amenazas o intimidación, la normativa incluye la novedad de que la Policía Local traslade la información a los servicios sociales municipales (CAST, Centro de Atención a las Personas Sin Techo).
Se regulan, por otro lado, las situaciones de deterioro del espacio público y privado, es decir, casi exclusivamente las pintadas sobre edificios o mobiliario urbano. Dado que las agresiones al patrimonio histórico están recogidas en el Código Penal, la normativa municipal se refiere al resto de bienes, con sanciones que oscilan entre los 750 y los 3.000 euros.
En el caso de las deposiciones de mascotas en los espacios públicos la Ordenanza de Limpieza ya establece cómo deben recogerse y retirarse para evitar molestias a la ciudadanía, pero para que se cumplan efectivamente estas directrices, la ordenanza establece la obligatoriedad de que los dueños de mascotas lleven siempre consigo cuando salgan a pasear con sus animales suficientes bolsas de recogida de excrementos. De hecho, a partir de ahora los agentes de la Policía podrán establecer sanción no solo por no recoger los restos, como hasta ahora, sino por no llevar los materiales de limpieza, incluso aunque la mascota no haya realizado ninguna deposición.
Ahora bien, todas estas medidas quedarán en el aire cuando finalice el mandato, a la espera de que un nuevo gobierno decida retomar -o no- este texto. Son, por tanto, aspectos que bien pueden servir de orientación para los próximos reguladores, si bien la intención de la actual concejala es que se mantenga el texto tras haberlo trabajado durante dos años.