VALENCIA. Si alguien ha decidido hacer el trayecto Valencia-Barcelona (o Alicante-Barcelona) en tren de larga distancia, ya sea Euromed o Talgo, es normal preguntarse si de verdad la segunda y tercera ciudad de España se merecen esa conexión. La obsesión de unir todas las provincias de España con Madrid con el AVE a Sevilla, Huesca, Barcelona, Valencia o Albacete ha paralizado en el tiempo una de las líneas más recurrentes, la de la costa mediterránea, que se ha quedado olvidada desde que fuera fundada en 1997. Y es que cuesta las mismas horas llegar que entonces, sino más, ya que se han sumado varios minutos a los tiempos oficiales.
Dependiendo de si es Euromed o Talgo, el tiempo varía, siempre de forma oficial, entre tres horas y diez minutos y tres horas y 58. ¿Y qué sentido tiene cuando es posible llegar a Madrid en una hora y media? 340 kilómetros entre Valencia y Barcelona con incógnita en el tiempo para muchos, que no saben de forma cierta a qué hora llegarán a su destino. De hecho, en los últimos días el viaje ha llegado a alargarse hasta seis horas por problemas técnicos. Las quejas de los viajeros se han ido sucediendo, y algunos han vivido la evolución de estos últimos años, que no parece haber ido a mejor.
"Llevo seis años yendo y viniendo a Barcelona porque mis clientes están allí. En estos años he sufrido la involución del tren que conecta ambas ciudades. Recuerdo que lo hacía en 2:59, ese minuto por debajo del umbral de tres horas era un guiño psicológico pero hacía su función, como el 0.99 euros”, explica Elena Benito, freelance especialista en Marketing Digital, quien reside en Valencia. “Hace años empezaron los retrasos, que pasaron de ser puntuales a una constante hasta que alargaron oficialmente el tiempo de llegada a casi 3 horas y media”. Sin embargo, las tres horas y media se han ido alargando en muchos casos hasta las cuatros horas o más debido a las incidencias, que casi siempre son en Cataluña.
Desde Renfe, quien suele llevarse todas las críticas en las redes sociales, reconocen que puntualmente hay retrasos pero que se han acrecentado en los últimos meses debido a dos motivos fundamentales, aunque señalan a Adif. Desde el 6 de junio existe una avería en la provincia de Tarragona, a la altura de Monroig, que se está reparando, lo que ha provocado en los últimos cinco días retrasos cercanos a la hora. “Esta semana estaremos con retrasos entre 25 y 40 minutos por una avería de infraestructuras pero se está reparando por parte de Adif”, explican. No obstante, lamentan que será algo recurrente hasta que no se resuelva la avería, aunque los tiempos se van reduciendo.
Desde Adif explican que esta incidencia, producida por algún factor externo de forma accidental, derivó en un incendio que destruyó el enclavamiento que controla la entrada y salida de trenes en Monroig, lo que provocado la necesidad de cambiar agujas, semáforos y todo el sistema informático, que acabó calcinado. “Se ha encargado un nuevo enclavamiento con un sistema informático, pero mientras llega nos hemos centrado en reponer el cableado y hemos ido evolucionando y disminuyendo los tiempos de espera”, explican, pero apuntan a que en el mes de octubre será cuando probablemente esté solucionado de forma definitiva.
Otra de las demoras viene por las obras del tercer carril entre Valencia y Castellón, que llevan retrasos que se traducen en demoras de 15 a 22 minutos. No obstante, desde Adif explican que hay semanas que las obras del tercer carril están con vía única y otras semanas no, por lo que cuando partes con el tercer carril los trenes llegan puntuales o incluso antes. Sin embargo, este mismo jueves hubo una avería en la catenaria de Tarragona, cuyo motivo todavía se está investigando, y que produjo un retraso de al menos seis horas. “Me tiré desde las 8:22 de la mañana hasta las 14 horas en el tren por culpa de una caída de la catenaria. Si a eso le sumas que volví en el día, estuve 10 horas en el Euromed sumando los dos trayectos. No es la primera vez que me pasa, he llegado a hacer hasta Tarragona en tren y de ahí a Barcelona en autobús por una avería o tener que pasar horas en el tren sin luz ni cobertura de móvil por un arrollamiento”, explica Fernando Marzal, CEO de la empresa valenciana Mobincube. Como consuelo, desde Renfe insisten que en el caso del Euromed aplican la ley del transporte ferroviario y que todo retraso que tenga más de 60 minutos por motivos ferroviarios supone una devolución total o parcial.
“Nosotros llegamos con cuatro horas de retraso con un Talgo, que además no tenía enchufe, por lo que tuve que estar en la puerta del baño cargando el móvil porque tenía que trabajar por lo que enchufaba y desenchufaba cada vez que alguien entraba al baño”, explica Miquel, directivo valenciano. “El tren está viejo, no han cambiado los vagones, no se puede trabajar, no tiene enchufes en muchos de ellos, no hay wifi, por no hablar de las sillas, que están desvencijadas dando una imagen lamentable. No se salva ni la preferente”, asegura Elena Benito, quien ha bautizado a este transporte en Twitter como #Euromerd.
“He llegado a reducir mis viajes a Barcelona, mis clientes lo entienden, ya no voy tantas veces como antes y lo sustituyo por Skype o cosas así. Pierdo todo un día de trabajo, entero, apenas puedo aprovechar mi día en Barcelona de trabajo, ya que el trayecto de ida y vuelta consume mínimo y si tienes suerte 7 horas. Creo que ha afectado a mi negocio porque instintivamente me cierro posibilidades que estén en Barcelona, porque parece que estén en la Patagonia”, insiste.
De hecho, Marzal apunta en la misma línea. “Yo he sido usuario habitual del servicio, pero en los últimos tiempos intento de todas las maneras evitar viajar a Barcelona y tratar de tener las reuniones por skype o en una llamada por móvil. Esto no es lo ideal en muchos de los casos, pues en una reunión presencial se puede avanzar mucho más, pero en cambio prefiero tener el resto del día para poder estar en la oficina en lugar de en un tren. En mi situación actual, los principales inversores y miembros del consejo de administración de Mobincube están en Barcelona y hacemos hasta las juntas de socios por videoconferencia para evitar el viaje a Barcelona”, reconoce. A esto, Benito suma como queja que en la estación de Sants, en Barcelona, quitaran la vigilancia de equipaje cuando más se estaba reforzando en el resto de estaciones.
Y estas son algunas de las quejas que los usuarios dejan en Twitter.