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nueva edición de dansa valència

València, hogar de la danza

El festival celebra su 37ª edición de la mano de Rocío Molina o el Ballet Nacional de Marsella y con el foco puesto en hacer industria

6/03/2024 - 

VALÈNCIA. València vuelve a convertirse en capital de la danza. Después de 37 ediciones, Dansa València se prepara para desplegar una nueva edición en la que se reivindica como plataforma nacional del sector. Este fue el principal mensaje sobre el que puso el acento la directora del festival -y desde ahora directora adjunta del IVC-, María José Mora, durante la presentación de su nueva programación, que sumará un total de 33 propuestas y piezas de compañías de nueve comunidades autónomas, una propuesta que quiere tomar el pulso tanto al público como a la industria. “Se podrá ver una radiografía de la creación contemporánea española conformada tanto por compañías consolidadas como por artistas emergentes”, reflejó Mora, que estuvo acompañada en el acto por el director general de Cultura, Sergio Arlandis; el concejal de Cultura, José Luis Moreno; y la diputada de Cultura, Rocío Gil

La intención de que el festival se convierta en una suerte de plataforma española de la danza contemporánea, un espacio de referencia nacional al que acuden todos los agentes culturales internos y externos, no es nueva. Dede la llegada de Mora a la dirección se ha hablado de un objetivo al que se han ido acercando desde distintas vías, entre ellas la ampliación de las acciones vinculadas a la industria, superando el propio calendario del festival. También con su conexión con la participación activa de distintas autonomías o de instituciones como la Fundación SGAE, que participa de manera activa en proyectos de formación o networking. Pendiente queda enamorar a un Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) al que quieren conquistar.

Presentación de Dansa València.

Reflexión política y social desde el gesto

La industria importa, claro, y también un público no siempre experto al que quieren acercarse con un 'Dulce rugir', lema de la nueva edición. Será el 17 de abril, en el Teatre Principal, cuando tenga lugar la inauguración festival, una apertura que corre a cargo del colectivo madrileño Kor’sia, quienes han buscado inspiración para Mount Ventoux en poemas de Petrarca para buscar en el pasado humanista respuestas a los conflictos actuales que conduzcan al individuo a su propia reconstrucción y a la del planeta. La danza sirve de reflexión política y social en otros proyectos como Tender Skin, que se sirve de algunas reflexiones de la filósofa Hannah Arendt para hacer constancia del ruido que generan los pensamientos totalitarios; o Halley, donde las experiencias y las grandes preguntas del ser humano sirven de “alimento poético”.

Otras de las propuestas destacadas son Ágape, en la que Patricia Caballero se alía con el inclasificable guitarrista Raúl Cantizano para celebrar un amor irresistible, o el espectáculo de Rocío Molina, Premio Nacional de Danza 2010, que cierra en el Teatre Principal su ‘Trilogía sobre la guitarra’ con Vuelta a uno, donde vuelve a conjugar el virtuosismo técnico con el riesgo conceptual y la investigación contemporánea. Las miradas contemporáneas al folclore también llegan de la mano de la bailaora de flamenco británica y de ascendencia africana Yinka Esi Graves; o Mover montañas, en la que Alberto Velasco navega desde la libertad por su visión de la tradición. Pasado y presente están en constante diálogo, con otras  propuestas como Averno, inspirado en ‘El Infierno’ de Dante, o Supermedium, que invoca coreografías icónicas de la cultura pop.

Si bien el festival se erige como plataforma nacional, esta edición también tendrá sabor internacional con un proyecto de conexión con el mercado del sur de Francia así como con la programación de piezas como Zona Franca, de la coreógrafa de Río de Janeiro Alice Ripoll, en el que habla de las aspiraciones de la juventud brasileña en un momento de transición sociopolítica a partir del ‘contact dance’, TikTok, afro-house y ‘passinho’; y de Roomates, un programa del Ballet Nacional de Marsella que mira al “transgresor” colectivo (LA)HORDE.

Rocío Molina. Foto: Paco Lobato/ Dansa València.

Marca València

Como no podía ser de otra manera, la presencia valenciana es más que destacada en el festival, con una quincena de compañías. Entre ellas, algunas de las compañías valencianas con más recorrido profesional, como Taiat Dansa y Cía. La Siamesa. La primera volver a convertir el monasterio de San Miguel de los Reyes en el castillo de Barba Azul en Judith, donde despliegan a más de 90 artistas femeninas, entre bailarinas, músicas y cantantes para revisitar desde el punto de vista de la protagonista el cuento clásico de Perrault. Por su parte, Ángela Verdugo completa su trilogía ‘El otro paraíso’ en Carme Teatre con Mata baja. Debajo del sudor hay personas, donde vuelve a investigar en el terreno personal e íntimo para vincularse a la colectividad.

La creación joven también será clave en una edición que quiere ocupar espacios no convencionales de la danza. Tal es el caso de Jacob Gómez, que llevará a la plaza de la Virgen y al parque de Cabecera el espectáculo Rara Avis, donde reflexiona sobre nuestros orígenes y lazos familiares incidiendo en la escasa presencia de los creadores afrodescendientes en nuestra cultura. Por su parte, el Colectivo Dánzate llevará al Parque Central la acción guiada y participativa Me encanta bailar pero se me da fatal, mientras que  Colectivo Sin Par propone acercarse a la sevillana desde la danza contemporánea de una forma novedosa y desacomplejada en Mírala cara a cara, en la plaza del Mercado.

Con Fandango Reloaled, de Inka Romaní, la bailarina y coreógrafa pondrá en común en Espacio Inestable danza tradicional y bailes urbanos a partir de un proceso de recuperación y reescritura para imaginar las posibilidades de devolver la danza a la calle. La misma sala propone superar la frustración por no ser superestrella del pop con la grabación de un videoclip en ‘Caribe Mix '23’. El festival también estrena Zenez, de Fil d’Arena, un laboratorio de movimiento, sonido e improvisación a través de la txalaparta y de la música experimental. 

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