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AL OTRO LADO DE LA COLINA / OPINIÓN

Valencia, International Emergency Hub

2/09/2023 - 

Hace una semana que sufrimos una “vaguada térmica”, y otras que vendrán o ya están, con sus terribles consecuencias. Ya saben que los eventos climáticos últimamente cambian de nombre. Estas alteraciones son por motivaciones bastante diferentes a ciertos cambios de opinión, ¿qué no mentiras?, que se dan en la política; estos son verbi gracia de los meteorólogos mediáticos, que gustan de usar esas nuevas y snobs denominaciones en lugar de los tradicionales, como me recuerda siempre que puede mi amigo el Marqués de Foyos, es así como estas denominadas “vaguadas térmicas” reemplazan a las antiguas tormentas de fin de verano, al igual que se sustituye el nombre de gota fría por DANA, o en lugar de decir “ponentá” (viento de poniente) se usa el de ola de calor sahariano provocada por una dorsal de aire caliente, etcétera, etcétera, etcétera.

Y lo anterior, nos lleva a reflexionar sobre los eventos climáticos severos, las emergencias y las crisis, objeto de este artículo, y que parecen incrementarse año tras año, pero que pocos se ponen manos a la obra para solucionar sus efectos devastadores, dado que los predicadores de la Agenda 2030 pretenden lograr ese Santo Grial de cómo evitar el cambio climático, algo que históricamente ha ocurrido siempre inevitablemente. Como muchas veces les he repetido en estas líneas, - toda crisis es una oportunidad - y no sólo para Valencia, sino para toda la Comunitat e incluso España. 

Porque tenemos grandes emprendedores, creadores de riqueza y empleo, en los que sobresalimos y somos punteros, desde el sector primario, a pesar del maltrato, ¿hasta ahora?, por parte de las autoridades locales, nacionales y europeas a nuestra agricultura, un ejemplo sería el eficiente aprovechamiento del agua (que se nos niega) además de la calidad y cantidad de nuestros productos agrarios, eso unido a un sector de transformación y distribución agropecuario con, por ejemplo, la principal empresa nacional de distribución Mercadona y una de las principales cooperativas del ramo como Consum; también nuestro sector productivo industrial es sobresaliente, con la automoción de la Ford o las locomotoras de Stadler Valencia, como algunas de sus lanzas tecnológicas, a las que pronto se les unirá la industria de baterías con la Gigafactoría de Volkswagen promovida con Fondos Next Generation de la UE, o metalúrgicas como Don Hierro, hoy en día líder en Innovación de Mobiliario Urbano y Smart-City; o en el sector servicios y logístico, con una naviera como Boluda de primer nivel internacional, o una destacada empresa y líder en España de la ciberseguridad como S2 Grupo, etcétera, etcétera, etcétera, pero…

Pero existe un sector en nuestra Comunitat, el de la Seguridad, donde pueden y deben converger de forma más óptima y eficiente el sector público y el privado, así como también los entes territoriales locales y autonómicos, y por supuesto el nacional e incluso internacional, para sacarle más aprovechamiento. Porque en esta Sociedad del Conocimiento y de la Revolución 4.0, el mundo reflexivo de la Universidad puede aportar mucho más al mundo resolutivo de la Seguridad y Emergencias (dado lo burocratizado que está el IVASPE de la GVA), y en colaboración con el mundo productivo o empresarial que tiene mucho por contribuir, para dar grandes beneficios a nuestra economía, así como a la mejora de los servicios públicos. Todo ello, claro está, bajo la pertinaz coordinación y cooperación del nivel decisorio o político.

Foto: JORGE GIL/EP

Porque si existe una certeza en los tiempos actúales, es que vivimos una época de cambios e incertidumbres, de crisis y emergencias constantes, en donde el éxito de la supervivencia frente a ellos se basa (o debería basarse) en la planificación para encarar esos desafíos, ya sean de origen involuntario, como una fuerza mayor del tipo evento climático extremo, o de una voluntad dolosa, como actos de terrorismo o del crimen organizado; y si respecto a estos últimos la responsabilidad es competencia principalmente de las autoridades nacionales, los riesgos de naturaleza no dolosa, por fuerza mayor y desastres de la naturaleza son competencia del nivel Local y Autonómico.

Aunque, también hay que recordar, como el servicio de emergencias y de protección, aun siendo de naturaleza civil dentro de un sistema descentralizado autonómico, los grandes servidores públicos en los que los ciudadanos más confían ¿por qué será? curiosamente (porque es todo lo contrario de lo que se presupone) pertenecen a un ente dependiente de la administración central del Estado y además de naturaleza militar, denominado Unidad Militar de Emergencias.

Por otra parte, y más concretamente, para prevenir las consecuencias de esas emergencias hace falta, como antes les adelantaba, planificación y mucha previsión (ya saben aquello de que los incendios se apagan en el invierno), es decir análisis, estudio y formación en los órganos administrativos correspondientes, pero también (y ya citado), dado que es su core business, deberían participar los centros de pensamiento e innovación de las Universidades, con su simbiosis o reflejo en el mundo empresarial, aunque en España deje mucho que desear, a pesar de algunos meritorios intentos como ADEIT. Porque tras el incremento de gotas frías, vientos y/o rachas huracanadas, con o sin granizo, las normas de instalación, por ejemplo, de esas placas solares que vimos salir volando hace una semana, o el mobiliario urbano que se deteriora o sale flotando junto con coches, se deben mejorar. Así como también los planes locales de seguridad, que aprobados en su mayoría en la última legislatura, aún queda alguna laguna, y se deben actualizar en cuanto corresponda, por supuesto implementando las máximas capacidades tecnológicas, con más drones o sistemas automatizados como por fin parece que el ayuntamiento de Valencia va a instalar en la Devesa del Saler el sistema Sideinfo para apagar incendios, decisión tomada antes del susto de este viernes, muy bien hecho alcaldesa, una pena que los anteriores no lo hubieran hecho, etcétera, etcétera, etcétera.

Y es que nuestra Comunitat tenemos por desgracia (ya saben, toda crisis es una oportunidad) toda clase de eventos climatológicos/naturales adversos, desde incendios y granizo por toda la geografía de las tres provincias, hasta movimientos sísmicos (zona del Bajo Segura), gota fría sobre todo en costas y centro-sur de la Comunitat, mangas marinas o rachas huracanadas, también sufrimos de olas de calor (ponentás) y de frío con heladas y nevadas que aíslan Els Ports, el Maestrazgo, la plana de Utiel-Requena o el Rincón de Ademuz, a la par que se producen deterioros en costas (por la subida del nivel del mar) o en la tierra por la sequía y desertización; por lo que, como pueden ver, tenemos un gran campo de experimentación y pruebas de Emergencias y Crisis, el elemento pasivo, pero también tenemos grandes agentes activos, como son las Universidades, empresas de primer nivel, Cuarteles Generales y Centros Internacionales expertos en resolución de Crisis y Emergencias, como el de la OTAN en Valencia-Bétera (CGTAD), o de la ONU en Quart-Manises, o centros logísticos de Emergencias de la Cruz Roja en Cabanes y Villena, por lo que podríamos desarrollar todo un saber hacer “Know How” desde la Generalitat y los Ayuntamientos, en ese sector tan necesario como es el de la Seguridad, a través del cual se asegura nuestra forma de vida; gran trabajo el que tiene ante sí la Consellera Elisa Núñez, suerte!!!.

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