VALÈNCIA. El jardín de la calle Juan XXIII en el barrio de Benicalap tendrá que seguir esperando, al menos durante unos cuantos meses más. Y es que, el Ayuntamiento de València ha acordado finalmente dar por resuelto el contrato con la empresa adjudicataria, después de una resolución del Consell Jurídic Consultiu en la que avala los motivos del consistorio para romper la relación contractual, que se habían justificado en un retraso considerable de las obras.
A partir de ahora, el Ayuntamiento tendrá que proceder a la redacción de un nuevo proyecto para el jardín, y sacar otra vez la licitación para que se presenten nuevas empresas. Todo ello teniendo en cuenta que la adjudicataria inicial ya había iniciado algunos de los trabajos, y que por ende es imposible aprovechar el proyecto que se presentó inicialmente.
Aun así, y a pesar de todo, desde la concejalía de Jardinería Sostenible que dirige el vicealcalde Sergi Campillo explican que, previsiblemente, los cambios serán menores. Es decir, que tan solo se tendrán que incluir pequeñas modificaciones para contemplar los trabajos que ya se habían avanzado dentro de la obra y sacarlos del proyecto. Del mismo modo, también se tendrá que adaptar el diseño y la propuesta al actual estado de la parcela, que no es exactamente el mismo que presentaba inicialmente debido a las intervenciones que ya se han llevado a cabo.
Con todo, la suspensión del actual procedimiento supone un nuevo retraso para la obra, que había salido de la iniciativa de los presupuestos participativos Decidim València: "Este es un resultado que no nos gusta, porque cuando adjudicamos la obra era obviamente para que la empresa la acabase y los vecinos y vecinas pudieran disfrutarla", lamentaba Campillo. "Sin embargo, los continuos incumplimientos de la empresa lo han hecho imposible", concluía.
Estos incumplimientos a los que se refiere tienen que ver con el plazo temporal en el que tendría que haber estado concluida la construcción. Y es que, esta tenía un periodo de ejecución de cuatro meses: las obras empezaron el 10 de marzo de 2021, y tendrían que haber estado concluidas para principios de julio. Sin embargo, tal y como apuntan desde el consistorio, a las puertas del mes de mayo no se había ejecutado "ni siquiera el 1%".
En este contexto, la empresa adjudicataria, Actúa Servicios y Medioambiente SL, pidió una prórroga de dos meses que el consistorio denegó al considerar que no se había cumplido con los compromisos establecidos en el acuerdo, teniendo en cuenta que, según ellos, ninguna de las explicaciones ofrecidas para justificar el retraso de las obras encajaban con los motivos de fuerza mayor ajenos a la empresa. Así, finalmente, en el mes de junio se iniciaron los procedimientos para resolver el contrato, pero la adjudicataria presentó alegaciones.
Unas alegaciones que el CJC no ha visto suficientes en su última resolución, por lo que da la razón al Ayuntamiento sobre la finalización de la relación con la empresa. A este respecto, sí que hace referencia a algunos de los motivos que se ofrecieron en su momento por parte de la adjudicataria como, por ejemplo, la falta de suministros que se dio a raíz de la crisis del coronavirus. Sin embargo, consideró acertadas las explicaciones del Ayuntamiento, en las que aducía que en las fechas en las que se habían pedido los materiales tampoco habrían garantizado que hubiesen llegado a tiempo.
Así, con todo ello, el consistorio acuerda resolver el contrato que ascendía a los 317.000 euros IVA incluido. Y, además, también se quedará con la fianza de 13.000 euros que había depositado la adjudicataria a modo de fianza. Asimismo, y según se desprende del acuerdo, el Ayuntamiento iniciará acciones para determinar si la empresa ha incurrido en algún tipo de responsabilidad económica por encima de la cuantía de la señal, y estudiará la posibilidad de prohibirle la entrada a licitación de contratos públicos durante un periodo de tiempo. Por su parte, y de momento, la firma ha declinado hacer declaraciones a este diario.
El proyecto inicial presentado por la concejalía de Jardinería Sostenible contemplaba la reconversión en jardín de un solar de más de 2.300 metros cuadrados que hasta ese momento había permanecido sin urbanizar. Todo ello con el objetivo de ofrecer una isla vegetal en el centro de los bloques de viviendas que salpican la zona.
Para ello, el diseño contemplaba espacios primordialmente orientados al uso estancial y de relajación, así como zonas de juegos infantiles y actividades biosaludables, miradores y fuentes con bebedero. Asimismo, el acceso se realizaría por cuatro puntos diferentes de entrada. Además, el proyecto también puso atención a la recuperación y plantación de vegetación autóctona, al tiempo que tenía la intención de preservar la historia agrícola y ganadera del barrio.