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el tintero / OPINIÓN

Valencia y Budapest, una conexión con mucho futuro

La vinculación entre Valencia y Hungría se remonta a nuestra fundación a manos del Rey Jaime I –cuyo nombre reciben los prestigiosos Premios que acaban de entregarse–; pues casó en segundas nupcias con Violante de Hungría. Pero actualmente más vínculos nos unen al país magiar.  

1/11/2017 - 

Valencia lleva unos años inmersa en el (casi) eterno debate de cómo queremos que sea nuestra ciudad en el presente y el futuro, qué tipo de turismo queremos, qué tipo de urbanismo y movilidad, cómo proyectar y “rellenar” la Marina, y otras tantas ideas que genera una ciudad grande, con muchos espacios interesantes y atractivos, con multitud de posibilidades y todo ello en la época de la deliberación y las votaciones populares. Creo que más efectistas que efectivas.

En este tiempo, una de las expresiones más recurrentes para defender argumentos sobre qué hacer y cómo hacerlo en nuestra ciudad, ha sido la de compararnos con Amsterdam, especialmente para defender a ultranza la utilización de la bicicleta hasta lloviendo y con el pavimento resbaladizo de algunas zonas de nuestra ciudad. En cualquier caso considero que las comparaciones son delicadas, porque se suele obviar algo tan importante como la idiosincrasia, el carácter, las costumbres y todo en aras de un estado a lo big brother que se encargará de moldear y modificar nuestro comportamiento para ser hombres de provecho, a saber: ecologistas, ciclistas, senderistas y runners.

Por suerte, creo que es mejor conocer las ciudades de nuestro entorno e intentar generar relaciones personales, comerciales, turísticas y culturales respetando y manteniendo nuestras particularidades y mejorando, por supuesto, pero sin querer imitar e implementar todo lo que nos gusta cuando lo vemos en otro sitio. Entre las ciudades europeas compartimos hoy en día, y en parte gracias a la Unión Europea, proyecto de convivencia entorno a valores como la libertad, la democracia, la propiedad y la seguridad física y jurídica, características propias de los estados de derechos occidentales. Un magnífico ejemplo de una ciudad que acaba de acercarse más a Valencia y con la que compartimos esos valores es Budapest.

Al margen de la belleza de la ciudad y los lugares más destacados me ha sorprendido cómo llevan muy interiorizado la importancia de haber salido y superado los tiempos oscuros del comunismo, cerca de tres décadas llevan conquistando cada día la libertad para crear riqueza y mejorar su entorno y se les ve felices pero al mismo tiempo conscientes del valor que tiene vivir en una democracia y sobre todo en una economía de mercado. En Budapest están centrados en algo que a los valencianos nos resulta muy familiar: el turismo. Trabajan, ofrecen y buscan turismo de calidad que valore su historia, su cultura, sus edificios, su gastronomía y al mismo tiempo sin perder su esencia, representada en locales característicos y costumbres arraigadas, ¿les suena?

Otro de los aspectos en los que encuentro una similitud muy saludable y que muchas regiones de Europa llevan años trabajando es en la recuperación del cultivo de la vid, la elaboración de vinos propios, mejorando la calidad y ofreciéndolos a los mercados internacionales. Sabemos mucho en Valencia donde tanto en Utiel Requena como en las Tierras dels Alforins contamos con bodegas de prestigio que miman el producto, como están haciendo, cada vez más, bodegas húngaras. Otro aspecto coincidente es la recuperación y conservación del patrimonio, los edificios más representativos y que enorgullecen a los habitantes de las ciudades. Desde el Castillo de Buda a su imponente Parlamento a orillas del Danubio, perfectamente rehabilitados para ofrecer una ciudad realmente atractiva.

Y si no había similitudes entre ambas ciudades, no podía imaginar que en una zona mucho más fría que nuestra Comunitat, triunfaría un proyecto similar al de la Ciudad de la Luz, pero parece ser que con mejor gestión, es decir, producto de la iniciativa privada de la quinta fortuna del país. Los estudios Korda, a unos 30 quilómetros de la capital, albergan filmaciones de producciones tan populares como Blade Runner, Las Aventuras del Capitán Alatriste o series como Los Borja. Otra señal de ese hermanamiento entre valencianos y húngaros, que desde estas fechas puede y de ir en aumento. Las ciudades que conformamos Europa debemos trabajar para compartir valores, costumbres y tradiciones siendo el mejor activo no sólo de nuestra historia y presente, sino para nuestro futuro.  

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