VALÈNCIA. Cuando el pasado 3 de abril de 2019 se realizó la primera conexión íntegramente 5G de Europa en Valencia, la capital de la Comunitat entró de lleno en un mundo que para la gran mayoría de países supondrá la cuarta revolución industrial. Esa puerta, que también ha aprovechado la Universitat Politècnica para desarrollar y probar ejemplos de los futuros desarrollos que se pueden llevar a cabo con este estándar, han convertido a la Comunitat Valenciana en campo de pruebas de la gran cantidad de aplicaciones que la 5G tendrá para la robótica y la conducción autónoma. Estos pasos son la punta de lanza de una gran oportunidad de cambio económico que no se debería perder por la coyuntura económica o geopolítica del momento.
La red 5G, según adelantan estudios de la UE o del World Economic Forum, tendrá un impacto social positivo casi inmediato en varias áreas. En el terreno laboral, por poner solo un ejemplo simple, facilitará el teletrabajo. Este 'pequeño detalle' supondrá, como se ha visto durante el confinamiento, una serie de mejoras inmediatas en la conciliación, reducción de desplazamientos, abaratamiento de costes, freno a nuevas posibles pandemias, intercambio de información, etc...
Pero, además, el 'nuevo teletrabajo' no será solo como lo vemos hasta ahora. No se tratará simplemente de montar la oficina en casa, con los libros de fondo, el traje puesto y el pantalón de pijama bajo la mesa. El teletrabajo que traerá el 5G abarcará funciones ahora imposibles. La nueva red de telecomunicaciones, con su capacidad de transportar grandes cantidades de datos de forma inmediata será una gran puerta para nuevos servicios y para modelos de negocio con un campo infinito de exploración. Simplemente, si combinamos la 5G con realidad aumentada, el universo de aplicaciones de esta tecnología será inimaginable. El remoto permitirá desde reparaciones complejas, hasta cirugías médicas o puesta en marcha de robots o cadenas de montaje.
Pero no solo el trabajo a distancia mejorará con la 5G. Esa es solo la punta de un iceberg de un cambio de paradigma económico. España, con un modelo productivo que da muestras de agotamiento desde hace años y una crisis económica desconocida, debe dar pasos inmediatos para primar lo digital y ser más competitivo, sostenible, y social. La inversión para extender de forma inmediata la red 5G -que además podrá ser financiada con los cacareados fondos europeos para superar la crisis- permitirá colocar a la producción nacional en una posición de privilegio para afrontar este cambio. Así lo están haciendo los países más punteros, como Japón, China, Corea del Sur. En Europa, Holanda puja con fuerza para ser el primer Estado en desplegar su red, algo que en Hispanoamérica está consiguiendo Uruguay.
Hasta ahora, España es el primer país europeo y el tercero del mundo en despliegue de fibra hasta los hogares (FTTH) lo que le sitúa en una situación de ventaja par afrontar la necesaria reconversión digital de la economía. Pero el parón económico y las injerencias estadounidenses para frenar el desarrollo de las redes de Huawei ponen en peligro este liderazgo. Cualquier pausa, y mucho más un freno, será perder una oportunidad única para liderar la transición al nuevo modelo económico y perder la posibilidad de generar nuevas inversiones, riqueza y oportunidades de empleo cualificado.
Una apuesta decidida e inmediata por el 5G es obligatoria para no perder la ventaja actual. De hecho, ahora mismo España encabeza el número de proyectos y pruebas piloto 5G en Europa, con 31 de las 233 iniciativas en marcha. Dar lo siguientes pasos es transcendental para subir, por una vez, al tren de la innovación y modernización. Para ello es necesario realizar lo antes posible, siguiendo además las recomendaciones de la UE, la subasta del espectro de los 700 MHz y la reasignación de la banda C para aumentar la disponibilidad de 5G en todo el país. Los plazos previstos antes del parón de la economía situaban esta subasta, que ha provocado el dividendo digital, antes del próximo 30 de junio.
Además de la crisis, el despliegue de la red 5G en Europa, y por lo tanto en España, tiene otro obstáculo con nombre y apellidos: Donald Trump. Las intenciones del presidente de EE.UU. de obstaculizar una tecnología en la que su país está todavía verde afectan de lleno al desarrollo de la 5G. Porque ahora mismo, Huawei es el único proveedor que cuenta con la tecnología más avanzada y, además, a precios más razonables que sus competidores. Cualquier palo en las ruedas de los planes de los estados soberanos europeos que les obligue a cambiar de caballo en mitad de la carrera hará que el viejo continente pierda la ventaja competitiva.
El mantenimiento de Huawei como proveedor principal de la red 5G, una vez que la UE ha concluido que no hay razón para excluirlos y que las exigencias de seguridad comunitarias son más que exigentes y suficientes, es la única posibilidad de cumplir los plazos y las expectativas. El propio presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, señaló hace unos meses que "si Europa hace un bloqueo a Huawei, perderá la posibilidad de acelerar su despliegue".
El estudio 'Identification and quantification of key socio‐economic data to support strategic planning for the introduction of 5G in Europe', realizado por la Comisión Europea, cuantifica el éxito de la implementación de la 5G. Y la cifra no es nada desdeñable. En los sectores de automoción, salud, transporte y 'utilities' se obtendrían unos beneficios superiores a los 100.000 millones de euros anuales . Al bajar al detalle, el informe apunta a que a nuestro país le corresponderían 14.600 millones de euros además de la consiguiente creación de empleos.
Los sectores que accederán a oportunidades de mejora inmediata con el 5G son la fabricación inteligente (gracias a la comunicación M2M); la atención e investigación médica; la gestión inteligente y sostenible de las redes energéticas; la logística; la movilidad sostenible tanto pública como privada; la divulgación y la educación; y los servicios de ocio y entretenimiento basados en la calidad de 4K y hasta 8K. Una puerta que Valencia abrió hace un año y que ahora debe continuar hacia un mundo de oportunidades que no se debería perder.