LISBOA (EFECOM). "Los ministros reconocieron las dificultades técnicas asociadas a a este tipo de impuesto -que deben ser resueltas-, pero también los progresos ya alcanzados, renovando su compromiso en finalizar propuestas concretas para un primer paso en este ámbito hasta final de año", informó hoy el Ministerio de Finanzas luso, en un comunicado conjunto.

Precisamente Francia es uno de los países que ha levantado notables dudas en cómo implantar este impuesto, especialmente sobre qué derivados deben ser gravados y cuáles no.

Tanto Portugal como Francia forman parte del grupo de once países de la UE que quieren implantar este tributo a partir del 2016 junto a Austria, Bélgica, Estonia, Alemania, Grecia, Italia, Eslovaquia, Eslovenia y España.

En el que encuentro que mantuvieron en Lisboa, Albuquerque y Sapin también abordaron temas de calado europeo. "Los ministros están de acuerdo en que Europa y la Unión Económica y Monetaria atraviesan un período difícil y que es necesario un esfuerzo adicional para reavivar el crecimiento económico y alejar el cuadro de baja inflación", refirió el comunicado divulgado al término de la reunión.

Para los dos ministros, hay que mantener, en paralelo, "la credibilidad de las instituciones europeas, así como "elevar el potencial de crecimiento de la área del Euro".

Albuquerque y Sapin abogaron por que el nuevo programa de inversión de la Comisión Europea (CE), en fase de debate, impulse "proyectos de valor añadido en el ámbito europeo, basados en una articulación eficiente entre inversión pública y privada".