15 aniversario Valencia Plaza

15 años de cambios educativos: ganan peso las competencias transversales y las nuevas tecnologías

Desayuno informativo organizado por Valencia Plaza

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VALÈNCIA. El sector educativo ha experimentado una importante transformación en los últimos 15 años. El impacto de las nuevas tecnologías y la transformación social ha cambiado las prioridades para centros educativos y empresas: ahora importan más las competencias transversales y un buen uso de las nuevas tecnologías. A medio y largo plazo, el uso de la Inteligencia Artificial y la combinación entre las necesidades sociales y las del mercado se erigen como dos de los principales retos. 

Estas fueron algunas de las conclusiones del desayuno organizado por Valencia Plaza bajo el título ‘15 años de cambios en el sector educativo: las competencias transversales y las nuevas tecnologías ganan un mayor peso’ y que contó con la presencia de ocho profesionales con una larga trayectoria en el sector: Maite Marín, directora del Colegio Internacional Mas Camarena; Alejandro Cerdá, director del centro asociado de la UNED Alzira-València "Francisco Tomás y Valiente", y director del Campus Este-Centro de la UNED; Juanjo Prats, jefe del Departamento de Coreografía del Conservatorio Superior de Danza de Valencia- Nacho Duato; Ana Rumbeu, directora de formación de la Fundación Valencia Port; Ana Cristina Llorens, directora de Florida Universitària; Álvaro Antón, vicerrector de Internacionalización y Vida Universitaria de la Universidad CEU Cardenal Herrera; Arantxa Armero, directora de las Schools de Grupo Sorolla Educación y directora de La Devesa School de Elche; y Yolanda Lerma, secretaria académica Campus Cámara FP. 

  • Foto: KIKE TABERNER

Preguntados por cómo ha cambiado el concepto de formación en los últimos tres lustros, Antón explicó que el conocimiento técnico “ya no es suficiente”, pues se le da un mayor peso tanto al “conocimiento práctico” como a “otra serie de competencias”. En esta línea, subrayó: “En la universidad hemos vuelto al sistema tradicional de universidad para ir al futuro, con una formación integral y transversal de la persona. No solo importa el conocimiento técnico, sino otras competencias transversales”. Por su parte, Marín remarcó que aquello más importante es “ver cómo desde los centros educativos nos estamos adaptando a los cambios” que la sociedad ha experimentado en los últimos 15 años. Mientras que Rumbeu, desde el punto de vista de una institución en permanente contacto con las empresas, afirmó que ya se presupone que los estudiantes deben conocer unos conceptos técnicos, “pero hay una falta de trabajo en equipo, respeto y valores”: “Los valores que tenía nuestra generación la está perdiendo la de los jóvenes; Tenemos que apuntalar esto a las generaciones futuras”. 

  • Foto: KIKE TABERNER

Por su parte, Prats mostró una mirada optimista desde el punto de vista de las enseñanzas artísticas, que en los últimos 15 años han “encontrado el acomodo” a nivel formativo. Además, insistió en la metodología utilizada en este tipo de centros que abarca desde “competencias técnicas” hasta el fomento de la creatividad y valoró de manera positiva que este tipo de estudios “se vean más allá del entretenimiento y del espectáculo”: “Hemos dado un paso importante en estos 15 años”, valoró. Por su parte, Cerdá, desde la perspectiva de una universidad a distancia, repasó algunos de los cambios impulsados por la pandemia de covid-19, que a su juicio, “supuso un punto de inflexión en la forma de trabajar de las universidades”. Además, destacó el “enorme esfuerzo” en adaptarse a los nuevos contextos en los últimos años y la apuesta de la UNED por la “educación a lo largo de la vida”. Desde Florida Universitaria, Llorens mantuvo la línea de la “educación de 0 a 100 años” y aseguró que en los últimos años han visto cómo la “clave ante una sociedad tan cambiante” se basa en “generar contextos que permitan cierta estabilidad en la formación” y en los que “el alumnado esté preparado para estos cambios”.

Espíritu crítico y orientación del alumnado

Los participantes coincidieron en la necesidad de reforzar el pensamiento crítico del alumnado y mejorar la orientación desde las primeras etapas educativas. Lerma destacó la importancia de “introducir el tema de las habilidades transversales desde el principio de la educación” y alertó de que “muchas veces los alumnos están perdidos, no han recibido orientación temprana para saber qué aportar a la sociedad con sus habilidades”. Cerdá defendió que los estudiantes deben “aprender a discernir, a tener un espíritu crítico” y a generar debates con intercambio de pareceres. Marín reclamó “volver al esfuerzo y a la exigencia” y consideró que los currículos actuales del bachillerato son “obsoletos”. Por ello, apostó por el modelo internacional y el fomento del deporte y las enseñanzas artísticas. Prats insistió en la importancia de la vocación en las enseñanzas artísticas, que definió como una “carrera de obstáculos” debido a las dificultades de compaginación con el resto de enseñanzas. 

  • Foto: KIKE TABERNER

Llorens advirtió que la tecnología no se ha integrado bien con los modelos pedagógicos y alertó de que podría repetirse el error con la inteligencia artificial. También señaló que “la sociedad ofrece un abanico para elegir muy grande y esa incertidumbre en la elección es importante que la trabaje también el sistema educativo”. Rumbeu defendió que el uso de las tecnologías en el aula debe limitarse a cuando “sea necesario” y reclamó que el profesorado esté formado para “no tener miedo de pegar un tirón de orejas” o suspender si un alumno no alcanza el nivel. Antón recordó que “la universidad no es una autoescuela”, sino una fuente de creación de conocimiento, y advirtió del riesgo de una formación exclusivamente práctica sin una base teórica sólida.

La tecnología en el aula y su impacto en la formación

Los asistentes coincidieron en señalar que las nuevas tecnologías han llegado para quedarse, pero reclamaron un uso pedagógicamente justificado y una integración responsable en el aula. Cerdá defendió que “las nuevas tecnologías son necesarias” y que debe haber “espíritu crítico y un periodo de reflexión” para enfocar correctamente su implantación. Llorens apuntó que estas tecnologías imponen el trabajo de nuevas competencias y, respecto a la posibilidad de que la tecnología implique una menor memorización de conocimiento, resaltó: “Si tú no memorizas cierta información no vas a poder discernir la falsa de la verdadera o la irrelevante de la relevante”. Para Prats, el impacto metodológico ha sido claro al “cuestionar metodologías y sistemas de evaluación”, abriendo nuevos retos.

  • Foto: KIKE TABERNER

Por otro lado, a juicio de Antón, con las nuevas tecnologías no desaparece la clase magistral “si el profesor es bueno”. Armero valoró que las tecnologías ofrecen “apertura al nuevo conocimiento” y fomentan modelos como la gamificación. Rumbeu explicó que han incorporado simuladores y empresas simuladas para acercar la FP al mundo laboral. Marín destacó la formación temprana del alumnado en el uso correcto de fuentes y citó el trabajo con detectores antiplagio como ejemplo. Además, señaló que los profesores también deben beneficiarse del uso de la IA. Para Llorens, la clave está en tener “un modelo de aprendizaje claro”, ya que las tecnologías “no nos van a solucionar todos los problemas”. Cerdá cerró este punto del debate con una reflexión sobre la necesidad de que exista una “regulación - sobre las nuevas tecnologías - pero no una hiperegulación”.

Las áreas especializadas tienen más demanda en el mercado laboral

Los participantes coincidieron en señalar que las titulaciones más especializadas han ganado peso en un entorno laboral marcado por la transformación constante. Cerdá mencionó específicamente las áreas sanitarias, medioambientales e ingeniería como sectores con fuerte demanda. Rumbeu añadió que perfiles vinculados a la transición energética, la sostenibilidad y la transformación digital serán cada vez más requeridos, y advirtió que también se valora “el compromiso de las personas” con su trabajo. Llorens subrayó la necesidad de formar “personas flexibles, reguladas, que toleren la incertidumbre en un momento de cambio muy continuo” y recordó que “el conocimiento cambia muy rápido”.

  • Foto: KIKE TABERNER

Antón cuestionó que se piense solo en lo que exige el mercado: “El mercado no me pide ahora un número elevado de personas formadas en historia o humanidades, pero la sociedad sí lo demanda”. También lamentó que carreras como Física o Matemáticas fueran abandonadas y ahora resulten indispensables. Para Prats, es importante distinguir entre el lenguaje del mercado y el de la sociedad, señalando el crecimiento de las artes escénicas aplicadas, como la danza social o del bienestar, y defendiendo el valor de estas enseñanzas para aportar herramientas útiles al conjunto social. Marín, por su parte, alertó sobre “la baja tolerancia a la frustración” que presentan muchos alumnos actualmente.

Adaptación de las titulaciones ante la demanda laboral

La necesidad de adecuar los currículos a las exigencias del entorno profesional fue una de las preocupaciones compartidas por los participantes. Lerma subrayó la importancia de mantener una comunicación constante con las empresas y adaptar los contenidos formativos a sus necesidades. Por su parte, Marín apuntó las dificultades que supone introducir a alumnos jóvenes a los entornos laborales, sobre todo durante el primer año de los ciclos formativos, y lamentó que los centros privados tengan que asumir el coste de la Seguridad Social en estos casos.

  • Foto: KIKE TABERNER

Llorens consideró que el desarrollo fluido de estas dinámicas en la que los estudiantes realizan formación en la empresa desde primer año exige un cambio cultural en el que las empresas asuman su papel en la formación continua. Por otro lado, valoró positivamente el primer año de aplicación del modelo por su capacidad de inserción laboral, aunque reclamó más feedback por parte de las empresas. Rumbeu explicó que, ante las reticencias de las compañías a aceptar alumnado en primer curso, han planteado la posibilidad de formarles a través de simuladores. Mientras que Antón advirtió que, aunque las prácticas son necesarias, deben ser verdaderamente formativas y no limitarse a tareas sin valor. Por su parte, Prats explicó que, en el caso de las enseñanzas artísticas, las prácticas se reducen en muchas ocasiones a “una observación”, sin posibilidad de intervención real.

FP, universidad o postgrado

La orientación del alumnado a la hora de decidir su itinerario formativo fue otro de los temas clave del encuentro. Armero defendió la importancia de que el alumnado reciba una orientación adecuada desde los centros, destacando el papel del profesorado como acompañante en este proceso. Rumbeu señaló que la vocación facilita la elección, aunque explicó que quienes no la tienen clara suelen optar por carreras con un abanico de salidas al mundo laboral más amplio. 

  • Foto: KIKE TABERNER

Antón apuntó es tan "legítimo" centrarse en las exigencias del mercado laboral como en la vocación de cara a elegir los estudios. No obstante, abogó por avisar a los alumnos de la situación del mercado: “Si eliges Geografía e Historia va a ser más complicado encontrar trabajo si no eres el mejor en ello”. En cambio, subrayó la facilidad de inserción en titulaciones como Enfermería. 

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