CASTELLÓ. El último informe de seguimiento reforzado de importaciones de cítricos elaborado por el Ministerio de Agricultura confirma una tendencia que inquieta de forma creciente al campo valenciano y, muy especialmente, a las comarcas citrícolas de Castellón, donde la clemenules continúa siendo la variedad dominante: la Unión Europea compra cada vez más pequeños cítricos a terceros países durante los mismos meses en los que el mercado debería estar absorbiendo la producción local.
Según el informe del Ministerio, la campaña 2024/25 cerró con un volumen importado de 2,08 millones de toneladas de cítricos, un 3,7% más que el año anterior y un 2,6% por encima de la media quinquenal. Pero el dato más destacado llega con el valor económico: la UE pagó por estas importaciones 2.143,9 millones de euros, la cifra más alta de la serie, con un incremento del 21,2% respecto al ejercicio previo. Es decir, hay más importaciones y a un precio más elevado, lo que sitúa a los cítricos foráneos en condiciones de competir de forma directa con la oferta española en el mercado comunitario.
El informe del Ministerio pone el foco en la categoría más sensible para Castellón: los pequeños cítricos, uno de los pocos segmentos que registran aumentos récord. Las importaciones crecieron un 23% respecto a la media de los últimos cinco años (+99.245 t), con subidas en la mayoría de orígenes y máximos históricos para Sudáfrica, y a más distancia en cifras globales pero también al alza, Marruecos y Perú.
Además, los datos avanzados de septiembre y octubre de 2025, coincidiendo con el inicio de la campaña tradicional de la Comunitat Valenciana, confirman una tendencia aún más preocupante: la UE ya ha importado 129.023 toneladas de pequeños cítricos en solo dos meses, un 20% más que en el mismo periodo del año anterior y un 61,4% por encima de la media quinquenal.
El dominio sudafricano es absoluto. Sudáfrica acapara el 85,7% de estas importaciones en el arranque de campaña y aumenta sus envíos un 83,6% frente a la media, consolidándose como principal proveedor. Marruecos y Perú también refuerzan posiciones pero a mucha distancia, mientras que Israel y Turquía pierden peso.
El informe constata que, en el balance de la pasada campaña, Sudáfrica se consolida como el principal proveedor extracomunitario de cítricos a la Unión Europea, con una cuota del 44,3% del total importado y un volumen que supera en un 16,4% la media quinquenal (+130.000 t). Le siguen Egipto (19%) y Turquía (10,2%), aunque este último país recorta un 16% sus envíos. Marruecos continúa ganando espacio y Perú protagoniza uno de los avances más notorios al crecer un 44% respecto a la media.
Hasta agosto de 2025, la UE importó 1,39 millones de toneladas de cítricos, un 3,5% más que en el mismo periodo de 2024, impulsado sobre todo por el aumento de entradas desde Sudáfrica. El valor total ascendió a 1.446,4 millones de euros, el más alto registrado, con incrementos del 37,7% respecto a 2024 y del 27,4% sobre la media 2020-2024.
Menos naranjas importadas
Por categorías, las naranjas, aunque siguen siendo el principal producto importado (42% del total), pierden peso y retroceden un 1,6% frente a la media. En cambio, crecen con fuerza los pequeños cítricos, que suben un 17,3% y alcanzan el 25,5% de cuota, y los limones, que aumentan un 11% hasta situarse en el 24%. Los pomelos, por su parte, continúan en caída con un desplome del 18,6% y reducen su cuota al 8,5%.
Entre enero y agosto, Sudáfrica también se sitúa como primer proveedor de la UE, con un aumento del 18,7% y una cuota del 39%, cinco puntos más. Le sigue Egipto (27,3%), que baja respecto al excepcional 2024 pero se mantiene cerca de la media. Más atrás se sitúan Marruecos (8,3%), al alza, y Turquía (7,9%), que retrocede un 22% por la menor producción.
El incremento del valor total importado revela que el mercado europeo paga mejor la fruta extracomunitaria, lo que agrava el impacto para los productores locales, ya afectados por los costes crecientes, la competencia en calibres y la falta de reciprocidad en condiciones fitosanitarias y laborales. Mientras los citricultores valencianos asumen exigencias normativas europeas, los productos importados acceden al mercado comunitario en muchas ocasiones bajo estándares menos estrictos.
A falta de conocer el cierre comercial de la actual temporada, el informe del Ministerio confirma que la competencia importadora no solo no remite, sino que sigue ganando terreno en el corazón del calendario citrícola valenciano. Para un sector ya tensionado por los costes de producción, la incertidumbre climática, el bajo rendimiento de las explotaciones y la falta de relevo generacional, el desafío no es solo producir, sino lograr que la producción local encuentre su espacio en un mercado cada vez más ocupado por fruta llegada de miles de kilómetros.