VALÈNCIA. Los vecinos de Alfarb, un municipio de la comarca valenciana de la Ribera Alta, se encuentran inmersos en un debate sobre la denominación oficial de su pueblo. La próxima semana, entre el 27 y el 31 de mayo, tendrá lugar un referéndum para decidir si el nombre oficial del municipio se mantiene como Alfarb, tal y como lo ha registrado el Consell Valencià en 2023, o vuelve a la denominación histórica en castellano, Alfarp.

En mayo de 2023, el Consell Valencià aprobó el cambio de denominación del municipio de Alfarp a Alfarb, en consonancia con la normativa autonómica de uso del valenciano en la toponimia. El acuerdo de la Generalitat se adoptó después de que el Ayuntamiento de Alfarb acordara, en las sesiones plenarias celebradas el 30 de enero y el 27 de marzo de 2023, aprobar el cambio de denominación del municipio, de conformidad con los informes de la Sección de Onomástica de la Acadèmia Valenciana de la Llengua.

Esta decisión generó controversia entre los vecinos, dividiendo opiniones y provocando incluso que retiraran la letra final del topónimo en el cartel de la entrada al pueblo. Es por ello por lo que el PP presentó esta iniciativa que el alcalde del PSPV, Raúl Mínguez, ha querido debatir entre el vecindario a través de un referéndum.

El Consejo de Ministros aprobó recientemente un acuerdo por el que autorizaba al Ayuntamiento a realizar una consulta popular sobre si los vecinos del municipio se sienten más identificados con la denominación “Alfarb” –como está registrado de forma oficial por el Consell– o el nombre castellano acabado en “p”, “Alfarp”.

Dos reacciones

Los defensores del cambio a Alfarb argumentan que se trata de una medida necesaria para recuperar la identidad valenciana del municipio y normalizar el uso de la lengua propia de la Comunidad Valenciana. Por otro lado, los detractores del cambio consideran que se trata de una imposición innecesaria que altera la tradición histórica del pueblo.

La consulta popular se llevará a cabo en las oficinas del Ayuntamiento de Alfarb, en horario de 8:00 a 15:00 horas y de 16:30 a 19:00 horas, excepto el viernes 31 de mayo, que finalizará a las 12:00 horas. Para poder votar, los vecinos de Alfarb deben ser mayores de 16 años y estar empadronados en el municipio al menos seis meses antes de la fecha de la consulta.

El PP de Alfarb ha criticado el proceso de organización del referéndum, calificándolo de "farsa democrática" debido al horario de votación, que consideran que dificulta la participación de muchos vecinos. Por su parte, el alcalde del municipio, Raúl Mínguez, ha defendido la neutralidad del Ayuntamiento en este proceso y ha animado a todos los vecinos a participar en la consulta.

El resultado del referéndum se conocerá el viernes 31 de mayo a las 12:00 horas y se publicará en la página web del Ayuntamiento. Se espera que esta consulta ponga fin a la controversia sobre la denominación del municipio.

Otros casos de doble denominación

El caso de Alfarb no es único en la Comunidad Valenciana. En los últimos años, varios municipios han iniciado procesos para cambiar su denominación oficial a la forma valenciana, lo que ha generado debates y controversias similares. Un ejemplo reciente es el caso de Moncada, un municipio de l'Horta Nord que en marzo de este año aprobó la doble denominación oficial en valenciano y castellano: Montcada/Moncada.

No obstante, esta iniciativa ha obtenido el rechazo de la derecha municipal conformada por PP, Vox y Ciudadanos, que tildan la doble denominación de “catalanista”. De hecho, la oposición de Moncada se unió en una moción al pleno para solicitar el "cese inmediato del uso del término 'Montcada'”. Además, ha iniciado una recogida de firmas —a la que se ha adherido el partido Moncada Decidix— con el lema 'Moncada está en valencià' contra la nueva denominación del municipio.

Los casos de Alfarb y Moncada ponen de manifiesto la complejidad de la cuestión toponímica en la Comunidad Valenciana. Si bien la normativa autonómica apuesta por la recuperación de la toponimia valenciana, este proceso encuentra resistencias en algunos sectores de la población que ven en ello una imposición cultural y lingüística. El debate sobre la identidad y la tradición se mezcla con las reivindicaciones lingüísticas y la búsqueda de un equilibrio entre la historia y la actualidad.