El dólar estadounidense se debilitó el miércoles después de que una serie de datos económicos decepcionantes sembraran nuevas dudas sobre la fortaleza de la economía estadounidense y el ritmo de creación de empleo.
El índice PMI de servicios del ISM cayó inesperadamente en territorio de contracción en mayo, registrando 49,9, su primera lectura por debajo de 50 en casi un año y muy por debajo de las expectativas del consenso, que eran de 52. El descenso se debió a una fuerte caída de los nuevos pedidos y al estancamiento de la actividad empresarial, impulsados por las continuas tensiones comerciales.
A este tono bajista se sumó el informe de nóminas privadas de ADP, que mostró que la economía estadounidense solo creó 37.000 puestos de trabajo en mayo, la cifra más baja en más de dos años y muy por debajo de las expectativas del mercado, que apuntaban a 115.000.
Estos resultados mediocres se producen justo un día después de que el informe Jolts sugiriera que la demanda subyacente de mano de obra seguía siendo fuerte. En conjunto, los datos dibujan un panorama mixto, pero cada vez más frágil, de la economía estadounidense, lo que abre la posibilidad de una postura moderada de la Fed y pesa sobre el dólar.
Los mercados centran ahora su atención en las solicitudes de subsidio por desempleo del jueves y en las nóminas no agrícolas del viernes para confirmar si la última debilidad refleja una pausa temporal o una desaceleración más duradera.
Quásar Elizundia es estratega de investigación de mercados en Pepperstone