No hubo sorpresas en la decisión de la FED, que mantuvo sus tipos de interés en el rango del 4,25% - 4,50%. En su discurso, Powell remarcó que la guerra arancelaria, tal y como está planteada actualmente, provoca riesgos a los dos objetivos de la FED: baja el crecimiento (empleo) y aumenta las posibilidades de inflación alta.
A pesar de que los tipos están en unos niveles restrictivos, el mercado laboral de EE.UU. sigue muy fuerte generando mucho empleo, con una tasa de paro en el 4,2% y unos salarios creciendo a niveles del 3,8%.
Por su parte, la inflación está dando muestras de desaceleración y se situó en marzo en el 2,4%, con una subyacente en el 2,8%, y el deflactor subyacente del consumo personal, parámetro muy seguido por la FED, bajó al 2,6%.
Con estos datos, en principio, la FED no se encuentra en un escenario que implique urgencia en seguir bajando los tipos de interés, sin embargo, la guerra comercial con el establecimiento de aranceles, genera incertidumbre tanto en el crecimiento como en un posible fuerte aumento de la inflación, de ahí su posición cauta.
Tampoco se puede olvidar las presiones que está ejerciendo Trump sobre la FED, incluso con amenazas de despedir a Powell, para que reduzca los tipos de intervención para dinamizar la economía, pero sobre todo para financiar los vencimientos de la gran deuda pública americana a unos costes más asequibles.
Con todo, el mercado espera dos o tres bajas de 25 p.b. adicionales de los tipos a lo largo del año y, con unos tipos tan restrictivos, la FED tiene espacio para precipitar las bajadas, en caso de que el panorama económico muestre fragilidad, lo cual es una red importante de seguridad para los mercados de riesgo.