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Más de 1.100 empresas en España podrían salir al MAB, según un estudio de PwC

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MADRID (VP/EP). Un total de 1.125 empresas -el 6% de las compañías españolas- consideran el Mercado Alternativo Bursátil (MAB) como una alternativa de financiación para el futuro, por lo que en algún momento podrían dar el salto al mercado.

Las compañías familiares son las que mayor confianza depositan en el MAB como vía para la financiación y para la conversión de las acciones en un medio líquido, según se desprende del libro 'El Mercado Alternativo Bursátil como alternativa de financiación para la empresa familiar española', que se presentó en la Bolsa de Madrid en un acto organizado por PricewaterhouseCoopers (PWC) y el Instituto de la Empresa Familiar.

El trabajo, que ha sido realizado por PricewaterhouseCoopers y la Red de Cátedras del Instituto de la Empresa Familiar, analiza de manera práctica y con datos qué es el MAB y cómo afecta a la empresa familiar española.

El libro señala que las empresas españolas -tanto familiares como no familiares- tienen, en la actualidad, una excesiva dependencia de la autofinanciación (beneficios retenidos) o de los préstamos bancarios tradicionales para financiar sus nuevos proyectos de inversión.

De hecho, en el año 2008 llevaron de media el 75,4% de sus resultados a reservas y en la actualidad hacen un uso marginal de fórmulas de financiación alternativas como 'business angels', capital riesgo, préstamos participativos, sociedades de garantía recíproca, ayudas y subvenciones públicas o el mercado de capitales.

EL MAB Y LAS GENERACIONES

Según el estudio, las fuentes de financiación alternativas preferidas por las empresas familiares son, por este orden, las ayudas públicas, el capital riesgo y los préstamos participativos, mientras que las empresas no familiares se decantan por los prestamos participativos y los mercados de capitales, como principales opciones.

Sin embargo, el estudio revela que las empresas familiares de primera generación son las más interesadas en utilizar el MAB como medio de financiación, por delante de las de segunda y tercera generación. Esta postura se explica porque son las compañías más jóvenes las que necesitan de mayor capital.

Una vez se han incorporado a la empresa familiar las generaciones posteriores al fundador, estas están más consolidadas y son capaces de generar más recursos. En relación a las principales barreras de entrada de las compañías al MAB, destacan la pérdida del control de las acciones y la resistencia al cambio de los propietarios.
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