La jornada resultó tremendamente volátil y como muestra un botón: el Ibex 35 fluctuó de mínimos a máximos durante la jornada en un 6,10 puntos. O lo que es lo mismo, 599 puntos. Una auténtica barbaridad que puso a prueba los corazones de los inversores, no así de la ‘fauna especulativa' que en situaciones como esta se encuentran como pez en el agua. Y es que nunca hay que olvidar que en bolsa cuando uno vende otro compra. La clave está en saber quién acierta.
Rumores de posibles recortes de rating por parte de Moody's y Fitch -desmentidos por ambas calificadoras-, el permanente temor a que Grecia acabe entrando en bancarrota y la más que certeza que las posiciones bajistas se extienden como la pólvora por las cotizadas locales acentuaron la corriente vendedora, que también se extendió al otro lado de los Pirineos.
Pero eso sí, con unas pérdidas bastante menos acentuadas. De hecho, el peor parado fue el Euro Stoxx50, el índice que agrupa a las 50 compañías más capitalizadas de la Eurozona, que cayó un 3,85%. El Cac 40 francés retrocedió un 3,60%, el Xetra alemán un 2,60% y el FTSE inglés un 2,56%.
Al otro lado del Atlántico también pintaron bastos. Así en Wall Street, que vivió su peor sesión en los últimos tres meses, el Dow Jones de Industriales presentó unos números rojos por valor de un 2,02%, el tecnológico Nasdaq Composite cedió un 2,98%, mientras que el Standard & Poor's 500 bajó un 2,4%.
Pero la cosa no quedó ahí, dado que las pérdidas también se extendieron sobre el resto de mercados de valores latinoamericanos. Así el Ibovespa brasileño bajó un 3,35%, el Merval argentino un 3,67% y el IPC mexicano -no confundir con la inflación sino que se trata del Índice de Precios y Cotizaciones del parqué azteca- cayó un 2,17%.
