Mercados

Seis meses de Trump II: retórica audaz, resiliencia del mercado

  • El presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
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VALÈNCIA. El pasado domingo, Donald Trump celebró los primeros seis meses de su segundo mandato presidencial, un periodo en el que “han ocurrido muchas cosas”. En apenas medio año, Estados Unidos ha emprendido una redefinición acelerada de su papel en el mundo, adoptando una agenda más asertiva y nacionalista que ha puesto a prueba los pilares de la geopolítica y de la economía internacional. Sin embargo, los mercados financieros han respondido con una calma notable, incluso podemos decir, con cierto optimismo.

Wall Street resiste y lidera

La resistencia de los mercados bursátiles estadounidenses ha sido una de las notas dominantes. Los principales índices norteamericanos rondan máximos históricos, y el rebote desde los mínimos de abril ha compensado la ventaja acumulada por las bolsas europeas durante el primer trimestre. En lo que va de año, tanto el S&P 500 como el Stoxx Europe 600 avanzan entre un 7% y un 8%, impulsados principalmente por los beneficios empresariales.

La semana previa al cierre del semestre arrojó señales mixtas: mientras las bolsas europeas retrocedieron levemente, Wall Street logró subidas moderadas. El protagonismo lo ha tenido la temporada de resultados, que ha provocado rotaciones sectoriales relevantes. Las tecnológicas, el comercio electrónico y el sector defensa lideraron las subidas, frente al menor rendimiento de salud y energía. La próxima batería de resultados, con unas 30 compañías de gran capitalización (más de 100.000 millones de dólares) y cientos de empresas menores presentando sus cuentas, será clave para confirmar —o revisar— las expectativas actuales.

Resultados empresariales: sólidos, aunque con matices

El repunte del mercado desde abril (+26%) se apoya principalmente en la solidez de los beneficios corporativos. Según FactSet, (una plataforma integral para inversores profesionales que combina datos, análisis y tecnología para optimizar los procesos de inversión y toma de decisiones), el 83% del 12% de empresas del S&P 500 que habían publicado resultados hasta el 18 de julio, ha superado las expectativas, incluso tras rebajas previas en sus guías. En promedio, los beneficios han batido previsiones en un 7,9%, por encima de la media de la última década, aunque por debajo de la tendencia de los últimos cinco años.

El sector financiero ha sido el principal motor de las sorpresas positivas, mientras que el sanitario ha lastrado el conjunto. El crecimiento medio de los beneficios se sitúa en un 5,6%, el más bajo desde finales de 2023, pero todavía compatible con una narrativa de crecimiento moderado y sostenible. Por ahora, los riesgos geopolíticos no han logrado deteriorar la confianza general del mercado.

Deuda pública y expansión fiscal: una preocupación persistente

Uno de los elementos más delicados de esta segunda etapa de Trump es la evolución de la deuda pública. Ya durante su primer mandato, el endeudamiento federal creció de forma acusada, impulsado por recortes fiscales y un aumento del gasto. La nueva administración ha seguido una línea similar, aprobando incentivos fiscales orientados a estimular la inversión y la producción nacional. No obstante, este enfoque acarrea un aumento previsto del déficit.

A corto plazo, estas medidas pueden tener un efecto expansivo, pero a medio y largo plazo plantean dudas sobre la sostenibilidad fiscal. Un déficit crónicamente elevado podría generar presiones inflacionarias, aumentar el coste del endeudamiento público y desplazar inversión privada, afectando negativamente tanto al mercado de bonos como al apetito inversor en activos de riesgo. Además, el recurrente pulso político en torno al techo de deuda añade incertidumbre adicional.

Una política exterior imprevisible

La política exterior ha sido, sin duda, el área más disruptiva de esta segunda presidencia. La preferencia por la negociación bilateral frente al multilateralismo, el replanteamiento de alianzas tradicionales y el uso recurrente de amenazas comerciales han reconfigurado el tablero global.

La estrategia de “América Primero” ha derivado en medidas proteccionistas no solo hacia Europa, sino también hacia socios como China y México. Aunque esta retórica puede reforzar el apoyo interno de la administración, genera incertidumbre para las multinacionales y las cadenas de suministro globales. La volatilidad generada por rumores de aranceles o avances comerciales ha sido notable, aunque hasta ahora, episódica.

En un plano más amplio, las relaciones tensas con aliados tradicionales, combinadas con una política de presión sobre adversarios estratégicos, han debilitado la previsibilidad del orden internacional. Para los mercados, esto implica un entorno más incierto. Una escalada diplomática o un conflicto regional inesperado podrían desatar flujos hacia activos refugio y presionar a la baja a los activos de riesgo.

La política energética también ha adquirido un cariz geopolítico: el impulso a la producción nacional de combustibles fósiles reconfigura flujos de comercio, afecta precios de materias primas y complica los objetivos de transición energética. A largo plazo, esto podría tener implicaciones relevantes en la configuración de carteras e inversiones sostenibles.

Conclusión: entre la audacia política y la racionalidad del mercado

En estos seis meses, Trump ha combinado una retórica agresiva con una agenda de política económica expansiva. Sin embargo, los mercados han respondido con pragmatismo, anclados en los sólidos beneficios empresariales y en la expectativa de que las posturas más extremas no se traduzcan completamente en políticas que dañen los fundamentos económicos.

El desafío para los próximos meses será mantener ese equilibrio. La evolución de los beneficios, la gestión de la deuda, la política comercial y la respuesta de los bancos centrales marcarán el rumbo. La capacidad de los inversores para digerir la incertidumbre geopolítica y fiscal sin caer en episodios de corrección profunda será la verdadera prueba de esta segunda etapa del "trumpismo económico".

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