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Jesús Molina fundó la empresa en 2000 con la idea de transformar la sociedad  

CAPS, la empresa que trajo un nuevo concepto de piscina municipal y transformó el comedor escolar

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VALÈNCIA. Comedores escolares, escuelas e instalaciones deportivas y de ocio, centros de salud, animación… Grupo CAPS está presente en más de treinta ayuntamientos de la Comunitat Valenciana colaborando con las distintas concejalías para satisfacer las necesidades de la ciudadanía y de las poblaciones. Un grupo liderado por el empresario Jesús Molina que nació en 2000 para ser un colaborador de la administración en las áreas de servicios deportivos, ocio y tiempo libre y que ha ido creciendo hasta ser capaz de dar solución a todo tipo de proyectos, desde la gestión deportiva hasta la animación sociocultural pasando por la formación o la asesoría empresarial. 

Jesús Molina es un empresario poco habitual. No se muestra en público y prefiere quedarse en segundo plano. Quizá por ello grupo CAPS haya crecido ajeno a los medios de comunicación. Aún así se ha convertido un grupo de gran importancia en el tejido valenciano. Concretamente, grupo CAPS, cuyas siglas significan Colaboradores de las Administraciones Públicas, está divido en cinco áreas: Cuidadores, Gestión Deportiva, Departamento financiero y Recursos Humanos, además de tener participaciones en empresas de distinta índole. Hoy cuenta con más de 1.300 trabajadores (el 82% mujeres) y una facturación anual de 20 millones de euros. Sus inicios fueron más humildes. Tan solo tres empleados —el propio Molina, su mujer Juana Sahuquillo y Toni De los Santos— y “teniendo pérdidas durante el primer año y medio”, rememora Molina sobre aquellos inicios en los que había más ilusión que viabilidad. 

El empresario Jesús Molina. Foto: EDUARDO MANZANA

Inicialmente la empresa se centró en la gestión deportiva, área que Molina y Toni de los Santos conocían bien gracias a su experiencia previa en la extinta Dorsal 5, una empresa de servicios deportivos líder en la Comunitat Valenciana —“y quinta de España”—. Poco a poco comenzaron a gestionar servicios de limpieza, mantenimiento de instalaciones,… pero el salto definitivo fue cuando cambiaron el concepto de las piscinas, convirtiéndolas en los complejos deportivos o en los lugares lúdicos que son hoy. “Fuimos los primeros que entendimos que las piscinas no tenían que ser olímpicas y de cinco metros, sino que tenían que ser lúdicas”, recuerda Molina sobre aquella visión de negocio. Aquella idea cristalizó en 2006, cuando en Aldaia abrió sus puertas la piscina lúdica. “Se pasó de una piscina problemática a una familiar, a la que cada año van miles de personas”, matiza. 

También tuvieron la visión de convertir las piscinas cubiertas en centros deportivos y de salud. “Pensamos que las piscinas cubiertas debían ofrecer más servicios, como salas para hacer ejercicio y un balneario. De hecho, nosotros introdujimos el primer balneario urbano municipal en la Comunitat Valenciana, que fue en la localidad de Aldaia”, explica. Hoy la empresa presta servicios a doce instalaciones deportivas, quince piscinas de verano y once cubiertas, además de gestionar diversos espacios culturales. 

Nueva oportunidad: los comedores escolares 

En 2002 la Dirección General de Centros Docentes de la Conselleria de Cultura y Educación emite una norma por la que se regulan los comedores escolares de los centros docentes públicos no universitarios de titularidad de la Generalitat Valenciana. Este hecho lleva a CAPS a una oportunidad única: introducirse en el sector de los comedores escolares. “El primer año logramos contratar a quinientos cuidadores, haciendo sombra a otras empresas que llevaban más tiempo en el sector y estaban más especializadas”, comenta Jesús Molina incidiendo en que esa nueva puerta se abrió gracias a “tener una propuesta más atractiva que otras empresas”.

Comedor escolar gestionado por la empresa.

Esa buena acogida del servicio de alimentación y gestión personal de cocina y comedor hizo que en 2003 se creara la línea de negocio CAPS cuidadores, cuya CEO en la actualidad es Inma Bono. “Nuestra fortaleza es en aquellas áreas en las que, en el desarrollo de proyectos, la creatividad tenga cabida”, comenta Jesús Molina. En este caso ofrecieron un servicio integral que con el paso de los años ha ido creciendo y ampliándose. Así, sirven más de diez mil comidas al día, gestionan los comedores y actividades de más de 150 centros educativos, más de una decena de residencias públicas y privadas, participan en el proyecto Menjar a Casa en la localidad de Paiporta. No solo eso, también ofrecen un nuevo concepto de comedor escolar, "convirtiéndolo en un espacio agradable para los menores, en el que disfrutar de una alimentación de calidad, próxima y adaptada a sus necesidades", tal y como explica Javier Cervera, cofundador de Ricochef. 

Creación del gran grupo que es hoy 

Una de las peculiaridades de Grupo CAPS es que, al margen de las áreas de negocio, tiene empresas de distinta índole: renting, mascotas o startups,  “Un empresario me dijo una vez que debía diversificar y siempre he tenido presente sus palabras, de ahí que en las distintas áreas he ido variando”, comenta. Un consejo que materializó en 2017, cuando Jesús Molina comenzó a diversificar en empresas afines a sus líneas de negocio pero que también dieran servicio a terceros. Un movimiento que le permitía “entrar en áreas de negocio totalmente diferentes a lo que hacemos, pero que nos den una nueva visión”. En total unas veinte empresas que abren, a su vez,  nuevos abanicos de negocio. 

Tras casi 25 años de historia, grupo CAPS facturó el año pasado 20 millones de euros y este año se prevé que aumente un 10%. Sin embargo, Jesús Molina no quiere hablar de números sino de transformar la sociedad, tal y como ha hecho en su vida. “Estudié Derecho porque era la carrera que más se acercaba a esa idea de cambiar las cosas y ayudar a la sociedad y me hice empresario con esa convicción de que puedes hacer negocio y, al mismo tiempo, puedes transformar la sociedad, ayudarla en su día a día”.

Toni De los Santos, Jesús Molina e Inma Bono. Foto: E. MANZANA

Preguntado por los objetivos a corto plazo, Molina insiste en que son los “dividendos” y lo matiza explicando que “el primer objetivo de cualquier negocio es tener dividendos y que estos se queden en la empresa para que perviva”. En su opinión “el crecimiento viene por sí solo cuando haces las cosas bien y las haces disfrutando” y ese buen hacer es el que ayudará “cuando la coyuntura económica sea desfavorable”. Es así cómo superó la crisis de 2008, cuando tenía concesiones administrativas por valor de 40 millones de euros y los pagos se retrasaron. Un revés que Jesús Molina solventó con la máxima de no repartir dividendos. “Jamás hemos repartido dividendos. Todos los beneficios se han quedado en la empresa por lo que han sido fondos que hemos tenido ahí en caso de cualquier contratiempo”.

Una entrevista en la que al margen de reivindicar el Corredor Mediterráneo o una financiación “solidaria”, pone sobre la mesa una problemática que a su entender debería ocupar más las portadas de los diarios: el absentismo laboral. Según explica basándose en datos de Ibermutua, el absentismo laboral derivado de una incapacidad temporal por contingencia común (ITCC), representa un 9% del PIB, lo que supone un coste de 119.151 millones de euros, una cantidad “muy elevada” y una situación que hace que España “sea menos competitivo con respecto a otros países”, pues “el absentismo está por encima de la media europea, y es un problema del que a penas se habla”.

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