VALÈNCIA. El pasado sábado, durante el pleno de investidura en el que estaba previsto que Juan Zamorano, candidato de Veïns per Massamagrell, asumiera la alcaldía de esta localidad, se produjo un inesperado giro político. Vox rompió el pacto de gobierno con Veïns y el Partido Popular, lo que permitió al socialista Paco Gómez —candidato de la lista más votada en las elecciones de 2023— recuperar la alcaldía.

Gómez, quien ya fue alcalde de Massamagrell desde 2015, se vio por sorpresa sosteniendo de nuevo la vara de mando después de que el único concejal de Vox en el consistorio, José Manuel Palanca, decidiera votarse a sí mismo. Con este movimiento, Palanca dinamitó el acuerdo firmado tras las elecciones, que establecía una alcaldía compartida: dos años para la popular Pilar Peris y los dos siguientes para Zamorano.

Este lunes, Palanca ofreció explicaciones en una rueda de prensa: “Si hoy hay un alcalde del PSOE en Massamagrell es porque Veïns así lo ha querido”, afirmó. En un ambiente tenso, con vecinos presentes que lo acusaban de haber entregado el gobierno al PSOE, el edil se justificó asegurando que sus socios de gobierno habían incumplido el pacto: “Han sido dos años difíciles. No se han respetado los acuerdos de gobernabilidad, por eso no podíamos otorgarles nuestro voto”, sostuvo. Y añadió: “No hemos cambiado nuestra postura a última hora. Desde hace tiempo venía avisando de que, en esas condiciones, no podíamos continuar”.

Aunque a primera vista pueda parecer contradictorio que Vox —un partido con fuerte disciplina interna— haya facilitado una alcaldía socialista y bloqueado un gobierno de derechas, Palanca aseguró haber actuado “en todo momento siguiendo las directrices del partido” e insistió en que la decisión “no se tomó por quién iba a asumir la alcaldía, sino por principios, ideas y la dignidad de nuestros votantes”.

Vox quería renegociar el pacto

El edil explicó que su intención era renegociar el pacto que ya firmó en 2023, ya que —según dijo— aquel acuerdo solo contemplaba el reparto de la alcaldía, sin incluir contenido programático. Según Palanca, Veïns aceptaba el 95% de sus nuevas condiciones, y el desacuerdo en el 5% restante fue lo que provocó la ruptura.

Además de las exigencias ideológicas habituales de Vox —como la retirada de símbolos que no sean nacionales, autonómicos o locales, el gasto "político e ideológico" o el uso del término “violencia doméstica” en lugar de “violencia machista”—, Palanca también reclamaba mejoras personales: equiparar su salario al de los concejales liberados del PP y Veïns (lo que suponía una subida de sueldo), asumir la segunda tenencia de alcaldía y renegociar sus áreas de gestión, como Cultura y Agricultura.

En el área de Cultura, el edil proponía, entre otras medidas, renombrar la Concejalía de Memoria Histórica como Concejalía de Concordia, contratar una empresa de consultoría para diseñar proyectos culturales, así como asumir la gestión del bar del Centro Cultural y la gerencia del Hogar del Jubilado.

En Agricultura, planteaba la instalación de cámaras de tráfico en el Camí La Mar, destinar fondos a la reparación de un tramo de acequia, o dar solución al problema de la ampliación de los huertos urbanos.

Además, también se generó polémica con la situación del área de comunicación municipal, que gestiona el PP. La intención de Palanca, con la que Zamorano "se mostró de acuerdo", contemplaba darse más visibilidad en imágenes, publicaciones digitales, periódicos y redes sociales del Ayuntamiento tanto en actos oficialies como en recepciones oficiales o sus propias iniciativas y actividades.