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El PP de Burjassot se reestructura: la gestora aparta a su portavoz y gira hacia una política de consenso

La nueva Junta Gestora, encabezada por Antonio Pons, releva al portavoz municipal y busca reconstruir el partido desde el diálogo

  • Los concejales, José María Caballero y Miguel Ángel Boix.
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VALÈNCIA. La dirección del Partido Popular (PP) de Burjassot ha iniciado un cambio de rumbo que busca pasar página de una etapa marcada por las divisiones internas. La ejecutiva provincial aprobó el pasado 16 de marzo la creación de una Junta Gestora encabezada por Antonio Pons. Desde entonces, los movimientos han sido tan rápidos como contundentes: el relevo del portavoz municipal, José María Caballero, tras una escalada de tensiones internas que, según explican desde la propia formación, había paralizado la actividad política local.

Pero la fractura viene de lejos. Ya antes de las elecciones municipales de 2023, la imposición de Caballero como candidato por parte de la dirección regional desplazó al entonces presidente del PP de Burjassot, Marcos Campos, lo que provocó un cisma entre ambas corrientes de la formación. Los resultados en las urnas del 28M -solo cuatro concejales frente a los doce del socialista Rafa García- no hizo más que evidenciar ese deterioro interno.

"Había un enfrentamiento muy grande, con acusaciones, denuncias...", relata Pons a Valencia Plaza. La tensión acumulada terminó por paralizar la dinámica del grupo popular en el municipio. En consecuencia, la nueva gestora ha llegado para romper esa inercia. "Lo que tenemos que hacer es buscar una buena directiva para, dentro de dos años, presentar una lista coherente", explica Pons. Ni Caballero ni Campos forman parte de la nueva estructura del partido.

De portavoz a no adscrito

Uno de los puntos más delicados ha sido la portavocía municipal. Caballero ostentaba esa función desde el inicio de la legislatura, pero la nueva gestora ha optado por una rotación del cargo, que ha terminado recayendo sobre otro edil popular, Miguel Ángel Boix. "Queríamos conocer también al resto de concejales y darles la oportunidad de asumir responsabilidades", apunta Pons.

La decisión se comunicó a Caballero con una propuesta inicial de transición pactada: "Le dimos un plazo de dos o tres días para recapacitar. En ningún momento, le estábamos echando e, incluso, le aseguramos que seguiría participando, pero creemos que ahora es el turno de otro compañero".

El grupo municipal presentó entonces un escrito formal en el  ayuntamiento solicitando el relevo de la portavocía. Poco después, el alcalde de Burjassot comunicó a Pons que Caballero había solicitado el formulario para incorporarse al grupo de no adscritos.

Una decisión que, según los estatutos del partido, implicaría su expulsión automática, aunque será la dirección regional quien tenga la última palabra. "En el momento que se presenta como no adscrito, se abre un expediente sancionador y se expulsa del grupo. Eso es lo que dicen los estatutos", añade Pons.

Política de suma y no de confrontación

El giro que pretende dar la nueva dirección local del PP va más allá de los nombres. Pons apuesta por dejar atrás la lógica de bloques y abrirse al diálogo con otras fuerzas. "La política hoy en día tiene que ir en una dirección de sumar en vez de confrontar. ¿Por qué no podemos trabajar con el PSPV si compartimos objetivos para el municipio?", plantea, con la intención de romper con la estrategia de oposición frontal.

"Si el PSPV plantea algo bueno, hay que apoyarlo. Y lo que tenemos que hacer es que la próxima idea buena salga del PP", añade Pons. Este cambio de paradigma también implica una revisión del papel del propio portavoz: "Para nosotros, el candidato deja de serlo al día siguiente de las elecciones. El portavoz es el representante visual del partido local. Es una cuestión estética, pero también funcional".

Por tanto, la elección de Miguel Ángel Boix responde tanto a su perfil como a la falta de alternativas legales. La normativa obliga a que el portavoz sea concejal electo y con Caballero y Campos descartados, solo quedaban en la ecuación Boix y Natalia Ibáñez. "Natalia, por situaciones personales, no quería asumir esta responsabilidad. Miguel Ángel tiene más tiempo y está alineado con los nuevos objetivos que perseguimos", explica Pons, aunque no descarta que el relevo continúe de forma rotativa en el futuro.

Pons asume el reto de reestructurar el partido desde un perfil externo a la política activa, pero con arraigo local: "Yo hago vida en Burjassot. Me ofrecieron la gestión y acepté porque creo que podemos hacer las cosas de otra manera". El objetivo, dice, es reconstruir desde la base un proyecto que vuelva a ilusionar: "Tenemos que trabajar por el bien del pueblo. Y si alguien no quiere sumar, por lo menos que no moleste". En un municipio de casi 40.000 habitantes, el PP intenta reinventarse no solo como opción de gobierno, sino como una fuerza política que se parezca más al Burjassot que quiere representar. 

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