Comarca y empresa

¿Hacia dónde va encaminada el área metropolitana de València?

Las ciudades que rodean el Cap i Casal toman cada vez más importancia en el escenario social actual, y los alcaldes de comarcas como l'Horta Sud y l'Horta Nord exigen entes metropolitanos que transformen la visión de 'patio trasero' de València que tienen

  • Vista aérea de Alfafar
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VALÈNCIA. València es la tercera ciudad más poblada de España. A 1 de enero de 2025, la capital contaba con 844.424 habitantes, según el Ayuntamiento. Pero para entender la dimensión real de su peso demográfico y económico hay que mirar más allá de sus límites municipales: la ciudad está rodeada por un área metropolitana que multiplica su influencia y que concentra a casi dos millones de personas.

Esa cifra confirma a València como la tercera ciudad del país en población, además de epicentro administrativo, cultural y económico de su entorno inmediato. Pero para entender de verdad la magnitud de su influencia, hay que mirar más lejos: València no vive aislada, sino sumergida en una urdimbre urbana.

La Autoridad de Transporte Metropolitano de València (ATMV) divide este espacio en distintas coronas. En conjunto, el área metropolitana suma 60 municipios —la capital más las coronas A y B— con un total aproximado de 1,95 millones de habitantes en 2024.

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Casi 2 millones de habitantes 

Si se acota a la llamada “primera corona”, se trata de 43 municipios que rodean directamente a la capital y que suman 1,63 millones de habitantes. Este primer cinturón corresponde a la histórica Horta de València —l’Horta Nord y l’Horta Sud—, con núcleos muy poblados como Torrent, Paterna, Burjassot o Catarroja.

Más allá, en la segunda corona, se incorporan municipios de comarcas como Camp de Túria, Ribera Alta, Ribera Baixa o Camp de Morvedre, con localidades clave como Llíria, Alzira, Sueca o Sagunt. El resultado es un territorio que no solo rodea a València, sino que se relaciona con ella de manera constante: por trabajo, por estudios, por servicios o por ocio.

El ente metropolitano que exigen los alcaldes

En este escenario, algunos municipios empiezan a crecer a ritmos que los acercan a pequeñas capitales. Paterna, por ejemplo, ya cuenta con 80.000 habitantes y, según adelantaba su alcalde Juan Antonio Sagredo, podría superar los 100.000 a finales de la década. 

El propio Sagredo reclamaba recientemente en un desayuno informativo con los medios de comunicación un gobierno metropolitano que coordine recursos comunes —transporte, emergencias, vivienda o seguridad— porque, advertía, “ahora mismo estamos trabajando como reinos de taifas”.

  • Vista aérea del municipio de Paterna. -

Su argumento se entiende con un dato: aunque Paterna tiene 80.000 vecinos empadronados, cada día puede llegar a alcanzar las 115.000 personas entre trabajadores, estudiantes y población flotante. “No tiene sentido que Paterna se encapsule cuando tiene vinculaciones con todos los municipios de alrededor”, resumía el alcalde.

Lo que ocurre en Paterna se repite en muchas localidades del área metropolitana: ciudades que ya no pueden gestionarse de espaldas a València ni entre sí, porque los flujos diarios de personas las convierten en un espacio común. Y ahí está el reto de futuro: reconocer y gobernar la metrópoli real en la que viven casi dos millones de valencianos.

El área metropolitana, un patio trasero de València

En artículo reciente de Vicent Molins en CulturPlaza, el urbanista se pregunta: “¿cómo quiere crecer València?”, y con su explicación, se hace más fácil de entender a lo que debería aspirar el área metropolitana de la ciudad en el contexto actual. 

Las comarcas limítrofes a la capital no dejan de ser en muchas ocasiones “un patio trasero con el que resolver los problemas que tiene el término municipal de València”. Y con esto se relaciona en gran medida la visión del área metropolitana de un lugar donde construir edificios y torres de viviendas a los que irán a vivir aquellos que no pueden permitirse una compra o alquiler en la gran ciudad, pero sin embargo, en dicho artículo lo que se defiende es lo contrario para buscar un entorno urbano mejor.

Es decir, construcción, sí, pero impulsando también donde se construye: “Si València quiere comenzar a resolver una vivienda en estado catatónico debe mirar al entorno cercano. Solo que no para dar bocados a norte y sur, sino para reformular su propia existencia”, explica Molins en su artículo.

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