Comarca y empresa

"No me planteé cerrar mi tienda por la Dana, sino por el ahogamiento que tenemos los autónomos"

Nany & Vany es uno de los comercios más afectados de Picanya, una tienda de ropa junto al barranco del Poyo

  • Nany en la puerta de su tienda Nany & Vany
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VALÈNCIA. Picanya es uno de los primeros municipios de l'Horta Sud que vio sus calles inundarse cuando el barranco del Poyo se desbordó por la Dana del pasado 29 de octubre. Nany, propietaria de una tienda de ropa -Nany & Vany- junto a este barranco ha contado a Valencia Plaza su testimonio acerca de las dificultades que los comercios afectados y sus propietarios están viviendo debido a las consecuencias de las inundaciones.

"Mi comercio es uno de los más perjudicados de Picanya por la Dana; dentro de la tienda el agua nos llegó a 3,06 metros", cuenta Nany, emocionada, a este diario. "Cuando yo entré al día siguiente y vi cómo estaba esto lo primero que pensé fue que aún estaba pagándolo todo y ahí pensé que era el final, para mi era un no rotundo", relata. Esta tienda de ropa está situada en una casa histórica frente a la iglesia de Picanya. De cara a la fachada, un portón de madera antiguo, ventanas y rejas de época, y la imagen de un santo -San Luis-, daban la bienvenida a las clientas que se acercaban a comprar ropa a la tienda de Nany. Ahora a esa puerta la sustituye una pared provisional de ladrillos.

Nany vive actualmente en el Vedat de Torrent, durante el 29 de octubre decidió abrir su tienda por la mañana pese a la alerta, pero ante la situación meteorológica que ella veía en su casa, decidió que por la tarde no abriría, por lo que no pudo ver cómo fue el momento de la inundación en su local. "Cuando la gente que vive al lado me empezó a contar lo que pasaba, había en la calle una altura de unos 20 o 30 centímetros, y me decían que no me preocupara porque el agua venía con cañas y barro que pensábamos que harían tapón en la puerta", relata. Además, tras el gran portón de madera, Nany tenía otra puerta de cristal, pero ambas cedieron y dieron paso al agua, que entró con fuerza arrasando todo a su paso.

A las 2 de la madrugada fue cuando Nany finalmente recibió un vídeo de un vecino que pasó por la tienda y entró a grabar para enseñarle en qué estado se encontraba cuando el agua descendió. Nany ha enseñado a este diario el vídeo, en que se ve una gran cantidad de barro en el interior de la tienda y la marca que el lodo dejó registrada a tres metros de altura, sumado a la suciedad, el agua y la destrucción que la riada trajo a esta localidad de la 'zona cero' de la Dana.

  • Nany & Vany antes y después de la Dana -
  • La entrada de Nany & Vany antes y después de la Dana -

Tras la Dana, Nany ha valorado el trabajo hecho por los voluntarios: "Aquí hubo un día que no sé si habría en la plaza por lo menos 300 personas, no había sitio ni para clavar la pala", cuenta. 

Un pago de 38.000 euros por debajo de los daños causados

En Nany & Vany calcularon una cifra de 161.000 euros en daños tras los estragos de la inundación. Su propietaria ya ha recibido la indemnización completa del Consorcio de Compensación de Seguros, pero 38.000 euros por debajo del total estimado. El pasado 18 de marzo, casi cinco meses después de la riada, Nany recibió los 123.000 euros que el Consorcio consideró que le correspondían como cifra total de daños; "con lo que me paga el Consorcio o arreglo el interior o arreglo la fachada, puertas y ventanas".

Un mes después de la Dana, un perito visitó la tienda para corroborar los daños y adelantó a su propietaria que recibiría en diciembre un anticipo de 60.000 euros. Sin embargo, "pasó diciembre y no recibí nada, pasó enero y tampoco, pasó febrero y no había ningún anticipo", cuenta Nany. Dada la necesidad y la urgencia de recibir el dinero, la propietaria de Nany & Vany no puso pegas y aceptó la cifra que le ofrecieron.

"Yo he cobrado porque la lié", añade; "Hay quien sí que tiene un pequeño colchón y ha podido reabrir, pero yo no tengo un colchón de 200.000 euros, lo poquito que me quedaba me lo he gastado ya en ir cerrando cosas".

  • La fachada de la casa en la que está la tienda con pintadas reivindicando la necesidad de los pagos -

El mundo de la moda funciona por temporadas, otoño-invierno y primavera-verano: "A mi si esto me llega a pasar en enero ya hubiera recogido mi venta, pero justo esto me pasó a principio de campaña, tenía la tienda con todo el material recién comprado y con toda mi poliza completamente gastada". Además, al estar cinco meses cerrada, la situación también le ha hecho perder la campaña de primavera-verano.

Un plus añadido, el "ahogamiento" de los autónomos

"No me planteé cerrar mi tienda por la Dana, sino por el ahogamiento que tenemos los autónomos". Así de rotunda es esta comerciante calificando la situación actual del pequeño empresario en España. El empresariado se enfrenta mensualmente a los pagos, impuestos y nóminas propias de los autónomos, un contexto que ya de por sí no resulta sencillo al propietario, pero que tras la Dana ha generado más dificultades.

Los autónomos en España enfrentan una paradoja económica que dificulta su crecimiento: aunque mayores ingresos pueden significar éxito en ventas, también implican un aumento de impuestos y cotizaciones. Además, la necesidad de contratar empleados para asumir la carga de trabajo adicional se convierte en un desafío, ya que los costes laborales, incluyendo seguridad social y salarios, son elevados. "Se piensan que todo comercio o toda empresa es Amancio Ortega, y de lo que no se dan cuenta es de que mantenemos España los pequeños comercios", explica. Nany retomará sola su negocio una vez esté reformado, "no me lo puedo permitir, necesito recuperarme económicamente".

El dolor de recordar

Pese a las dificultades que enfrenta como autónoma, Nany explica que su negocio es su pasión e ilusión, y por ello quiere continuar. Actualmente cuenta que tiene muchas ganas de retomar la actividad y de volver a trabajar en todo lo que ella llegó a conseguir. Con emoción y nostalgia, cuenta a este diario cómo surgió la idea de montar esta tienda, pero, sobre todo, cómo consiguió que sus clientas fueran a comprar a esta localidad y no al centro de València.

  • Nany & Vany cinco meses después de la Dana -

Tras tantos años de esfuerzo, a la propietaria de esta tienda le duele recordar. "Me encanta el diseño, me encanta la moda y estudio muchísimo las tendencias", cuenta Nany; "Empecé yo sola en mi piso de soltera, con unas camisetas que hacía yo, y luego comencé comprando complementos para el look. Empezó a venir tanta gente que tuve que comprar el piso de al lado; y a los cuatro años era tal la cantidad de gente y producto que fue cuando pude meterme en la inversión de esta casa". Tras los cinco meses que lleva cerrada, Nany cuenta entre risas: "Mis clientas lo llevan muy mal, ¡creo que peor que yo!".

Además, dado el producto que vendía en su tienda y la atención que prestaba a las tendencias, esta comerciante de Picanya tenía clientas "de toda Valencia, Castellón, Barcelona, Madrid, Bilbao e incluso de Marbella".

El caso de Nany pone en evidencia las dificultades que enfrentan los pequeños comercios tras una catástrofe natural. A los daños materiales y la lenta llegada de las indemnizaciones, se suman las cargas fiscales y laborales que complican aún más la recuperación. En un contexto donde mantener un negocio ya es un reto, la falta de apoyo y flexibilidad para los autónomos hace que reabrir no siempre sea una opción viable.

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