VALÈNCIA. Hace una semana que Patricia Muñoz (València, 1974) fue elegida nueva presidenta de la Federación de Polígonos Empresariales de la Comunitat Valenciana (Fepeval), en sustitución de Diego Romá. Con una trayectoria consolidada en el asociacionismo empresarial, Muñoz asume el reto de liderar una etapa marcada por la reconstrucción tras la Dana de octubre, la constitución de las Entidades de Gestión y Modernización (EGMs) y la mejora de la movilidad en los parques empresariales.
En esta entrevista con Valencia Plaza, repasa sus prioridades al frente de Fepeval, el estado actual de los polígonos industriales once meses después de las inundaciones y los desafíos inmediatos para reforzar la competitividad y sostenibilidad de las áreas empresariales valencianas.
- ¿Qué significa para usted asumir la presidencia de Fepeval tras haber liderado asociaciones empresariales en l’Horta Sud?
- Soy presidenta de la Asociación de Empresarios de Catarroja (Aeca) y también del Institut Empresarial de l’Horta Sud, un cargo que asumí justo un mes antes de la Dana. Este año ha sido especialmente intenso porque todo mi foco estaba puesto en ayudar a los ayuntamientos y ponerme a su disposición para lo que necesitaran. Nuestras naves tenían una capacidad de almacenamiento muy necesaria en esos primeros días. Lo que intenté fue dar visibilidad a la situación cambiante que vivíamos y expresar las necesidades que teníamos. Muchas veces, se nos decía que ya estaban cubiertas y no era así, por lo que teníamos que dejar claro ante todos cuál era la situación real que estábamos atravesando en los parques empresariales afectados. Yo ya estaba en la junta directiva de Fepeval, pero me impliqué mucho más porque entendí que era una herramienta para tener más fuerza frente a las administraciones. A partir de ese momento, fui mucho más activa. Mis compañeros me han permitido liderar Fepeval cuando yo no ostentaba el cargo y, gracias a ese apoyo y a su generosidad, tuvimos mucha más fuerza en las áreas industriales afectadas ante administraciones autonómicas y nacionales. Conseguimos muchas cosas que, de otra manera, no sé si se hubieran logrado o, al menos, no a la velocidad que las conseguimos.
- En ese sentido, ¿qué cree que puede aportar su experiencia local a una entidad que agrupa tantas áreas empresariales de la Comunitat Valenciana?
- Mi principal experiencia es que soy empresaria y, por tanto, mi visión es empresarial. ¿Qué puedo aportar? Lo mismo que llevo haciendo desde hace veinte años: comprender las necesidades de las empresas y exigir o intentar resolverlas. Por supuesto, siempre basándome en la colaboración y el asociacionismo. La Dana lo evidenció, pero siempre he creído que no nos damos cuenta de que tenemos localidades cercanas en las que podemos resolver nuestras necesidades y, en lugar de eso, acabamos complicándonos la vida y yéndonos más lejos. A nivel empresarial, no somos tan resolutivos como podríamos. Creo que hay muchas cosas por hacer y me ha tocado a mí porque veo que hay que hacerlas y quiero intentar que las áreas empresariales estén mucho mejor de lo que estaban y de lo que están.
- ¿Cómo piensa reforzar la interlocución de Fepeval con las administraciones autonómicas y estatales?
- Afortunadamente, la relación actual de Fepeval con la Generalitat Valenciana, la Diputación de Valencia y, también a nivel nacional, es muy buena. Por desgracia, la Dana demostró que estos lazos son más necesarios que nunca y creo que ambas partes nos hemos dado cuenta del potencial de Fepeval, que representa a 65 entidades y más de 160 áreas industriales de la Comunitat. Hemos trabajado en la zona afectada, pero ya estamos llevando a cabo proyectos en Alicante y Valencia que queremos replicar en otros polígonos. Por ejemplo, en Alicante, gracias a un convenio con la Diputación, estamos desarrollando un proyecto de simbiosis industrial, que consiste en detectar residuos y convertirlos en materias primas para otras empresas. Esto genera beneficios medioambientales, networking y nuevas oportunidades de negocio. En Valencia, también con la colaboración de la Diputación, impulsamos el proyecto Formworking. La primera edición se truncó por la Dana, pero en la segunda hemos apostado fuerte. Nuestra idea es ambiciosa: replicar estos modelos en todas las áreas industriales posibles, pero necesitamos la implicación de las administraciones públicas, porque los proyectos requieren financiación.

- Foto: EDUARDO MANZANA
- ¿Qué objetivos se marca a largo plazo en esta nueva etapa como presidenta de Fepeval?
- El foco principal es que todas las áreas industriales y los ayuntamientos entiendan lo que es la figura de la Entidad de Gestión y Modernización (EGM). Es una figura legal en cuya creación estuvo implicada Fepeval desde el principio y que, ahora mismo, es la herramienta más potente que tenemos para la gestión y la profesionalización de nuestras áreas industriales.
- Respecto a la creación de EGMs en la provincia de Valencia, ¿qué balance hace Fepeval de su funcionamiento hasta ahora?
- Muy bueno. La figura se creó en 2018 y, en la actualidad, hay 46 EGMs constituidas en municipios como Foios, Gandia o Picassent. De hecho, este mismo jueves, se votará la número 47. Es un proceso con trámites administrativos y burocráticos que alarga los plazos y necesita asesoramiento. Fepeval ha participado en más de la mitad de las que ya existen. Ahora mismo, estamos finalizando doce procesos en diferentes localidades y hemos iniciado otros dos. En función del municipio, ayudamos directamente o solo asesoramos. Para constituir una EGM, se necesita doble mayoría: del 51% en porcentaje de suelo y del 51% de propietarios. El ayuntamiento es clave, porque debe ratificarla. Lo primero es informar a los propietarios, porque es una figura legal aún muy desconocida. A diferencia de las asociaciones empresariales, que son voluntarias, la EGM es obligatoria. La cuota se establece entre todos, normalmente mínima, a la que se suma otra proporcional a los metros de suelo. Funciona como una comunidad de vecinos: entre todos se decide qué obras y servicios acometer y cómo financiarlos.
- En concreto, ¿qué beneficios tiene para un área empresarial la constitución de una EGM?
- Todos. Pasas de ser el "hermanito pobre" y olvidado del municipio a tener gestión profesional y recursos. El ayuntamiento puede delegar partidas presupuestarias y la EGM ampliar esas dotaciones. Además, existen ayudas y subvenciones exclusivas para áreas industriales con EGM, lo que permite financiar proyectos de seguridad, asfaltado, recogida de basuras o puerta a puerta sin coste para las empresas, ya que la EGM tramita directamente las subvenciones.

- Foto: EDUARDO MANZANA
- Han pasado ya casi once meses desde la riada del 29-O. ¿Cuál es el estado real de las áreas empresariales más afectadas por las inundaciones?
- Por desgracia, lo viví en primera persona porque mi empresa se sitúa en el polígono de El Bony, en Catarroja. Aunque el barro ya no se ve, las consecuencias continúan. Por ejemplo, Catarroja y Riba-roja del Túria han liderado la reconstrucción, pese a ser áreas industriales muy diferentes. En el parque empresarial de Catarroja, formado sobre todo por pymes y autónomos, el esfuerzo ha sido enorme. Gracias a las asociaciones, hoy el 95% de las empresas están en pie y solo un 5% no ha podido ponerse en marcha.
- ¿Hay alguna estimación de cuántas naves están operativas en la actualidad?
- Nos basamos en datos de la Mancomunitat de l’Horta Sud, que varían mucho según la zona. Pero hay un porcentaje pequeño de empresas que no han podido reabrir y muchos puestos de trabajo que peligran porque todavía no se han resuelto expedientes del Consorcio de Compensación de Seguros. Se han cerrado la mayoría, pero los más complicados no: los de mayor impacto económico o con daños estructurales más graves. Incluso, seis meses después de la Dana, seguían apareciendo nuevos expedientes porque los daños estructurales se manifestaban más tarde. Calculamos que aún queda un 5% de expedientes sin resolver.
- ¿Qué actuaciones considera urgentes ahora en la fase de reconstrucción?
- Hay muchas. En las áreas industriales, los cortes de luz son habituales. Pero, la actuación más necesaria es el alcantarillado. En Catarroja, por ejemplo, supone 40 millones de euros. El dinero está llegando y los proyectos se están desarrollando, pero falta validarlos y licitarlos. Son intervenciones muy costosas y largas, porque levantar todas las calles para cambiar el alcantarillado afecta a servicios esenciales que no se pueden paralizar. Coordinar todo esto es una labor titánica. Las administraciones están implicadas, pero los tiempos son los que son.

- Foto: EDUARDO MANZANA
- Los fondos están, pero la complejidad de los procesos burocráticos ralentiza las obras.
- Los procesos burocráticos son necesarios porque deben ser garantistas. Ya no estamos en fase de emergencia, por lo que se deben cumplir todos los plazos. Cuando un proyecto se plantea, debe ser validado por el ministerio correspondiente y, luego, licitado. Ahí entran las empresas, que no siempre tienen la mano de obra suficiente para ejecutar varias obras a la vez. No se puede hacer más rápido de lo que se está haciendo, aunque sabemos que la voluntad de las administraciones es poner todos los medios.
- Pero, ¿considera que ha habido "cuellos de botella" administrativos o de financiación?
- Para mí, el "cuello de botella" principal es el Consorcio. La carga de trabajo se multiplicó y fue ingestionable. Pero, estamos hablando de un derecho: cuando pagas un seguro, tienes derecho a recibir esa compensación. Pese al ruido político, a nivel técnico ambas administraciones -la estatal y la autonómica- trabajan bien y colaboran. Todos querríamos que fuera más rápido, pero no se puede. Las ayudas de la Generalitat Valenciana han llegado muy rápido y se siguen convocando. Los técnicos están trabajando muy bien y escuchando las necesidades reales de las asociaciones, lo que se refleja en las ayudas que se han diseñado.
- ¿Cuál es la percepción general de los empresarios respecto a esta situación?
- Los empresarios hemos demostrado que vamos a salir reforzados de esta desgracia. Evidentemente, hemos pasado momentos muy complicados, pero el asociacionismo y la colaboración nos han ayudado. Estamos convencidos de que la zona será, en unos años, un potente motor económico, más de lo que ha sido hasta ahora. Nos gustaría que grandes empresas tractoras se instalaran en la zona, pero la recuperación no depende solo de ellas. Con el esfuerzo de pymes y autónomos y, con la resiliencia demostrada, saldremos reforzados.

- Foto: EDUARDO MANZANA
- ¿El hecho de ser zonas sensibles a las inundaciones ha provocado que alguna empresa no vuelva?
- Era un miedo que teníamos y, en algunos casos, ha ocurrido, pero no ha sido la norma. También ha pasado lo contrario: empresas que pensaban instalarse en otros sitios han decidido venir aquí y, las que ya estaban, se han ampliado. Hoy tenemos casi plena ocupación. Las que no están en funcionamiento es porque aún están adecuando sus instalaciones.
- ¿Tiene Fepeval propuestas para introducir criterios de prevención hidrológica en las áreas industriales?
- Sí, y las hemos trasladado a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) y a la Generalitat Valenciana. Hay muchos grupos de trabajo en marcha. Se están planteando planes de autoprotección y adaptando proyectos que estaban paralizados. No vamos a evitar una Dana, pero sí reducir sus efectos. El objetivo es que no volvamos a vernos ahogados por tres metros de agua, sino que alcance apenas 30 centímetros. Con todas las medidas conjuntas -balsas de laminación, autoprotección, ampliación de cauces-, creemos que será suficiente.
- El tema de la movilidad es otro de los grandes retos a los que se enfrentan los polígonos industriales. ¿Cómo lo están abordando?
- La movilidad es un problema en las áreas industriales, pero también en las ciudades. Desde hace tiempo, fomentamos el coche compartido. Por ejemplo, en el Parc Tecnològic de Paterna, el ratio es de 1,05 vehículos por persona. Si llegáramos a 1,3, se ahorrarían 3.000 vehículos diarios en un área que mueve a 12.000 coches. Es un ahorro bestial. Por eso, animamos a las empresas a fomentar estas plataformas, con incentivos como aparcamientos reservados o beneficios internos. También implementamos medidas como el teletrabajo u horarios flexibles para evitar picos de tráfico. En las áreas donde se está desarrollando, está siendo un éxito, aunque todavía queda mucho por hacer.

- Foto: EDUARDO MANZANA
- ¿Cuáles son los principales problemas de accesibilidad?
- Depende del polígono. Catarroja tiene tren; otros, metro o autobús. Pero, la mayoría seguimos desplazándonos en coche, una persona por vehículo. Si redujéramos eso, mejoraríamos mucho. El problema es también el aparcamiento. Por eso, insistimos en el vehículo compartido: es fácil de implantar, barato y de gran beneficio.
- Durante la Dana, los medios de transporte para llegar al trabajo estaban muy limitados. ¿Ganó fuerza la iniciativa del coche compartido?
- No solo ganó fuerza, sino que fue necesario. Fepeval colaboró directamente con la Generalitat para poner en marcha buses lanzadera gratuitos desde distintas zonas hacia los polígonos. Demostramos que estas iniciativas se pueden activar, aunque entonces fue en modo emergencia. Ahora, toca trabajarlas para convertirlas en una realidad estable.