VALÈNCIA. Un muro de agua destruyó las infraestructuras hídricas de la provincia de Valencia el pasado 29 de octubre. La Dana anegó calles, desbordó barrancos y colapsó redes de abastecimiento y saneamiento en municipios como Torrent, Picanya, Aldaia, Alfafar, Riba-roja de Túria o Chiva, entre otros. El balance, cuatro meses después, apunta a que los ayuntamientos deberán invertir más de 38 millones de euros en un plan con horizonte hasta 2026, a fin de reparar los daños y modernizar su sistema hídrico.

Durante los meses posteriores al temporal, Hidraqua, la principal gestora del Ciclo Integral del Agua en la Comunitat Valenciana, desplegó un amplio operativo para afrontar la emergencia. Así, más de 250 técnicos de esta empresa y 80 vehículos especializados han trabajado a contrarreloj en la restitución del suministro "desde el primer día". Sin embargo, la crisis ha evidenciado las debilidades estructurales de la red: tuberías destruidas, colectores colapsados, estaciones de bombeo inutilizadas y depuradoras anegadas son los vestigios de un temporal sin precedentes en la historia reciente de la provincia.

El impacto de la Dana ha sido especialmente severo en Torrent, donde la crecida del barranco de l'Horteta destrozó la conducción que conecta los pozos Ciudad del municipio con el depósito Avenida, que dejó sin agua a miles de vecinos. Por su parte, en Picanya, el desbordamiento del barranco del Poyo arrasó los puentes que sustentaban la red de abastecimiento, mientras que en Riba-roja de Túria el colapso de esta rambla inutilizó la estación de bombeo del Sector 13.

• El Pont Vell de Riba-Roja de Túria -
• Ajuntament de Riba-Roja de Túria

Los municipios de Alfafar y Aldaia también sufrieron importantes daños en su red de saneamiento, así como en la urbanización El Bosque de Chiva fue necesario recurrir a camiones-cisterna para garantizar el suministro básico. De esta manera, la inmediatez en la respuesta por parte de Hidraqua tras la emergencia ha resultado clave para evitar un colapso total.

Por ejemplo, en Torrent se han instalado generadores de agua en los pozos de l'Horteta, así como redes provisionales para abastecer puntos estratégicos del municipio, mientras que en Picanya se han desplegado 160 metros de tubería temporal y estaciones de bombeo provisionales. Por su parte, Aldaia y Alfafar han requerido una intensa labor de limpieza y reposición de colectores, con fuentes temporales para garantizar el acceso al agua potable. Asimismo, en la urbanización El Bosque de Chiva se ha habilitado un depósito alternativo.

Actuaciones pendientes

Pese a estas actuaciones iniciales, todavía queda mucho camino por recorrer. De hecho, la gravedad de la situación ha obligado a Hidraqua y los ayuntamientos que gestiona a trazar un plan de inversión que debe ejecutarse antes de junio de 2026. Se trata de una hoja de ruta "ambiciosa" que no solo busca reparar daños, sino fortalecer las infraestructuras hídricas de estos municipios para evitar futuras crisis.

Así y, según explica la empresa a Valencia Plaza, en Torrent se prevé la reposición definitiva de una tubería de 600 milímetros, que resulta "crítica para el abastecimiento del depósito Avenida"; así como la reconstrucción del colector Norte, gravemente afectado por el temporal. Por otra parte, en Picanya, la prioridad será la reposición de entronques con el colector Oeste y la renovación de las salidas de pluviales para garantizar una evacuación eficiente de las aguas residuales.

Aldaia afrontará la rehabilitación integral de la Estación de Bombeo de Aguas Residuales (EBAR) Bonaire, que sufrió daños severos en su infraestructura eléctrica y mecánica. Desde Hidraqua, explican a este diario que en Alfafar, el reto es doble: por un lado, se debe modernizar el depósito y, por otro, resulta imprescindible la renovación de colectores e imbornales en barrios como Orba y Alfalares, donde las inundaciones colapsaron el sistema de drenaje.

Asimismo, Riba-roja se enfrenta a la reposición de la tubería sobre el río Turia, que se antoja fundamental para el llenado del depósito Guardián y que es, al mismo tiempo, una pieza clave en la gestión del agua regenerada y destinada a la prevención de incendios forestales. En Chiva, la urbanización El Bosque requerirá la estabilización de su depósito principal, así como la reconstrucción de las tuberías en el barranco Sierra Perentxisa, donde las fuertes escorrentías destruyeron las conducciones existentes.

• Vecinos de un municipio afectado por la Dana llenan cubos con agua potable. -
• Foto: KIKE TABERNER

Hacia una infraestructura hídrica resiliente

El desastre ha evidenciado la fragilidad de las infraestructuras hídricas valencianas ante eventos climáticos extremos. Si bien la respuesta inmediata ha evitado un colapso mayor, la reconstrucción no puede limitarse a reponer lo destruido, sino que debe concebirse como una oportunidad para rediseñar el sistema hídrico municipal con criterios de resiliencia y eficiencia. El fatídico episodio de lluvia del 29-O ha demostrado que el modelo de gestión del agua en la provincia de Valencia necesita una revisión profunda.

La modernización de infraestructuras, la digitalización del sistema y la optimización de los recursos hídricas resultan imprescindibles para un futuro en el que episodios meteorológicos extremos serán cada vez más frecuentes. Por tanto, la clave no es solo responder a la emergencia, sino anticiparse a ella con una planificación territorial y un sistema hídrico a la altura de los desafíos climáticos del siglo XXI.