VALÈNCIA (EP). La localidad de Paiporta fue una de las más golpeadas por la dana del 29 de octubre y algunos de sus habitantes siguen intentando recuperar una normalidad que se esfumó hace un año tras una trágica jornada en la que perdieron sus hogares.
Es el caso de Lorenzo Paredes, vecino de esta población y que reside en una de las casas bajas próximas al barranco del Poyo. Confiesa, en declaraciones a Europa Press Televisión, que en su casa tienen prohibido hablar de lo que vivieron aquel día. "Lo pasamos muy mal, mi mujer y yo vimos cómo empezó a entrar agua en casa y en tan solo un cuarto de hora se metieron dos metros de agua", explica.
El matrimonio consiguió salir por una de las terrazas interiores de su casa gracias a la escalera que les dieron sus vecinos del piso de arriba y con la que lograron ponerse a salvo. "Estuvimos más de media hora por ahí dentro, sin luz, y no sabíamos dónde estábamos", detalla este vecino, quien admite que puede hablar de esta traumática vivencia tras haber recibido ayuda psicológica que, según asegura, le "quitó un peso de encima".
Lorenzo enfatiza que la dana arrasó su casa y todos sus recuerdos, así como documentos importantes: "No hemos podido recuperar nada, solo un cuadro que tenía con una foto con mis nietos. Ya no tengo nada más, todo lo demás lo perdimos", lamenta.
Mes y medio después de la 'barrancada', este vecino pudo volver a su casa para intentar entrar en su interior y empezar a limpiar y retirar muebles y demás enseres destrozados por la riada. Gracias a la ayuda de uno de sus nietos y sus amigos pudieron, poco a poco, hacerse cargo del el mobiliario afectado por el agua.
"Todo era barro y cañas"
"Todo era barro y cañas, conseguimos limpiar algo pero no pudimos volver a vivir en casa hasta hace unos meses", ha comentado Lorenzo, que apunta que volvieron a su casa pese a que les faltaban muebles y puertas: "No teníamos nada, era muy deprimente".
Los primeros días en su hogar, este vecino los recuerda emocionado porque tanto su mujer como él estuvieron "llorando como dos críos". "Era demasiado verlo todo como estaba, te entraba una depresión, pero ahora ya están terminando la parte de la casa que queda por arreglar y calculo que en mes y medio ya tendré la casa completamente arreglada", ha comentado esperanzado.
"Hay todavía una sensación extraña"
Asimismo, declara que, aunque ya se hayan abierto muchos negocios en Paiporta y muchas personas hayan podido volver a sus casas, él siente todavía una sensación extraña. "No es la vida como antes de la dana, que había mucha más gente en la calle. Ahora llegan las ocho y media o las nueve y la gente se mete en su casa".
Una falta de vitalidad en el pueblo que también ha notado en festejos como el desfile de moros y cristianos que se celebró este año. "Antes eran unas celebraciones en las que se llenaba la calle, y este año no era así, o por lo menos es lo que me parece a mí" asegura.
No obstante, asevera que no van a "achicar" sus ánimos ante la adversidad sufrida y que saldrán para adelante. Por eso espera poder ver ya reconstruida al completo su casa para poder celebrar la Navidad junto a su familia e ir superando todo lo que pasó aquel 29 de octubre.