CANET LO ROIG. El Baix Maestrat es el territorio de los olivos milenarios. De la producción de aceite de alta calidad que copa los mercados internacionales, pero el terruño y el clima de la zona también favorece las plantaciones de vid para elaborar vinos con prestigio. Así lo pensaron hace algo más de diez años Tine Decorte y Peter van Capenolle, un matrimonio belga que en 2014 adquirió la bodega Mas d'Almela en Canet lo Roig, construida en 1993 para recuperar la tradición vitivinícola de la comarca frenada por la llegada de la filoxera.
"Todo nació como un hobby, ya que siempre nos ha gustado el mundo del vino, y poco a poco se ha ido convirtiendo en una pasión dentro de un ámbito profesional", explica Tine. La puesta en marcha del negocio fue un desafío para la pareja, que pasaba sus vacaciones en Alcossebre, después de una trayectoria larga en el mundo empresarial. Pero pronto se formaron como viticultures, enólogos y sumillers para poder aportar sus conocimientos a su negocio.
Tine recuerda que los primeros años sirvieron para modernizar y recuperar el funcionamiento de la bodega, que se pasó a llamar La Canetana, y en poner a punto los viñedos que habían estado desatendidos algunos años. "Había parcelas que no funcionaban bien con la variedad que tenían, como era el Tempranillo, así que cambiamos algunas variedades para adaptar las viñas al terreno donde estaban", comenta. Durante los primeros años, apenas embotellaron, ya que consideraron que el vino "no tenía la calidad que buscábamos". La insistencia y el trabajo llevó a buenas añadas ya en el año 2019, cuando empezó a comercializarse.
La bodega tiene sus viñedos repartidos en las en una extensión de 5 hectáreas, en las parcelas Regalls y La Ermita en el termino municipal de Canet lo Roig. Allí, las variedades principales, cabernet sauvignon, merlot i garnacha tinta comparten espacio con otras como cabernet franc, marselan y monastrell, que se plantaron en 2016, y con la garnacha blanca, plantada en 2021. "Hemos apostado por la garnacha blanca porque hay una tendencia en el mercado a evolucionar hacia los vinos blancos, ya que cada vez es mayor la demanda de este tipo de vinos", explica Tine, quien asegura "el consumo de vinos jóvenes se está imponiendo al del envejecido en barrica".

La empresa del Maestrat comercializa seis vinos tintos, tres blancos y un rosado, los cuales tienen muy buena aceptación en el mercado. Su calidad ha sido reconocida con altas puntuaciones en la guía Peñín, una de las más prestigiosas en España, y su monovarietal de la variedad Merlot ha sido valorado con 91 puntos. No obstante, Tine considera que "no hay que prestar toda la atención a los puntos, aunque hay que decir que nos alegra, ya que queremos mejora la calidad de nuestros vinos". Por eso cuidan cada mínimo detalle. Recientemente, han incorporado a la bodega dos depósitos de hormigón con los que quieren conseguir vinos más puros e identificados con el territorio. La gerente de La Canetana explica que "es un material poroso que tiene las condiciones perfectas para la fermentación y tiene la capacidad de regular la temperatura y permite que el vino exprese la máximo el sabor y los aromas de la uva, y queremos utilizarlo primero para la elaboración de los vinos blancos". Se trata de un material muy parecido al de las tinajas que ya se utilizaban en la Antigua Roma y que algunos viticultores han vuelto a poner de moda.
Todo el mimo que la firma pone en la elaboración del vino, también lo hace en el cuidado y recolección de la uva que se hace, de forma manual y adaptada a los tiempos que necesita cada variedad para tener unos mínimos de calidad. Tine explica, además, que la producción se hace de forma respetuosa con el medioambiente y la marca está plenamente identificada con la tradición agrícola de la localidad del Maestrat con cuyos vecinos mantienen una relación cercana y familiar.

Tine y Peter han conseguido hacer viable un proyecto que empezó ahora hace diez años con una producción muy limitada de entre 5.000 y 10.000 botellas, según la cosecha, y persiste en la filosofía de hacer vinos de calidad, que el restaurante estrella Michelin Atalaya de Alcossebre reconoce con su interés por el merlot monovarietal, el cabernet sauvignon y en la garnacha que saldrá del depósito de hormigón. La bodega de Canet lo Roig vende toda su producción, y aunque en principio, Tine pensaba que Bélgica sería su principal mercado, pero explica que más de la mitad de las ventas se quedan en España. Muchas de las ventas que realiza la firma se producen durante las visitas guiadas y catas que organiza La Canetana.