Comunitat Valenciana

El Consell construirá 35 diques y 659 albarradas para reducir el riesgo de inundación

  • El vicepresidente para la Recuperación, Francisco José Gan Pampols.
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VALÈNCIA (EFE). La Generalitat va a impulsar una estrategia integral para reducir el riesgo de inundación en las cuencas con mayor riesgo de inundación, que incluirá medidas como la construcción de 35 diques y 659 albarradas, la reforestación de áreas no arboladas y la reconstrucción de ribazos y bancales.

Se trata de una iniciativa incluida en el Plan de Recuperación Endavant, que tiene como objetivo aumentar la capacidad de regulación hidrológica del territorio para prevenir otras catástrofes naturales mediante la preservación y mejora de las condiciones de los terrenos, y que se iniciará el último trimestre de este año.

Las actuaciones, que ejecutará en parte la Generalitat, excepto aquellas que formen parte de las competencias de la Administración General del Estado, se desarrollarán en las cuencas del Poyo, Carraixet, Xeraco, Beniopa, Júcar, Turia, Ebrón y las intercuencas de Xeraco-Beniopa y Belcaire-Palancia.

El director general del Plan de Recuperación, Rafael González, ha explicado este domingo que las cabeceras de las cuencas son las zonas con mayor pendiente y que por tanto reciben mayor precipitación, de forma que tienen mayor incidencia sobre la regulación de avenidas y la prevención de inundaciones, y por ello ven necesario actuar sobre estos espacios.

La estrategia incluirá la reforestación de las áreas no arboladas que presenten erosión alta o muy alta y la ejecución de obras de corrección de cauces que incluirán la construcción de 35 diques y 659 albarradas (paredes construidas en piedra seca).

Asimismo, también se realizarán trabajos selvícolas orientados a mejorar la infiltración y reducir la escorrentía que incluirán la construcción de fajinas y la repoblación forestal.

La reconstrucción de bancales para favorecer la conservación del suelo, la erradicación de cañas, la plantación de especies vegetales autóctonas y la introducción de elementos de control de la erosión y manejo de los caudales, como la creación de ribazos intermedios y la colocación de elementos forestales de rugosidad e infiltración, son otras acciones.

"La riada de octubre evidenció que la superficie forestal de la zona afectada no disponía de las capacidades de regulación hidrológica necesarias para hacer frente a una catástrofe natural de la magnitud de la Dana", ha señalado González en un comunicado.

Como consecuencia de esta situación, ha explicado, la capacidad de infiltración y retención del agua por los ecosistemas forestales se vio reducida, y a ello contribuyó la degradación progresiva del suelo en cabeceras de cuenca, algo que se intensificó por el abandono de tierras agrícolas y por la eliminación de vegetación causada por incendios forestales recurrentes.

Esto provocó procesos de escorrentía, arrastres de sedimentos y aumento de los caudales pico, según los datos recogidos en el Informe de Diagnóstico sobre la riada que se llevó a cabo desde la Vicepresidencia Segunda. "El objetivo es paliar esta situación y disponer de un terreno más preparado y resiliente ante futuros eventos climatológicos extremos", ha apuntado González. 

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