PAIPORTA (EFE/Raquel Segura). La joyería Tolmo de Paiporta quedó arrasada por la dana y durante varias noches tras la riada su dueña hizo guardia para evitar los saqueos que sufrían muchos comercios asolados como este negocio familiar, que ahora reluce de nuevo tras reabrir con mucho esfuerzo y, también, ayudas del gremio.
Hace casi un año, un equipo de EFE conoció a Consuelo sentada en la puerta de la joyería que ha regentado durante 25 años en Paiporta, llevaba horas y horas allí para evitar los saqueos que se estaban produciendo en algunos negocios de la zona. Eran las primeras horas tras las inundaciones provocadas por la dana "y en aquellos momentos salió lo mejor y lo peor de las personas".
Su imagen y su testimonio contados a EFE se hicieron virales porque estaba allí "defendiendo" lo suyo, recuerda ahora cuando se va a cumplir un año de aquella tragedia. No dudó ni un instante en "hacer guardia" durante horas porque pensó que debía defender su negocio y que nadie se llevase "nada" de lo que ella había ganado.
Tras la dana "lo perdimos todo, la ilusión, mi trabajo de 25 años", explica esta joyera, ahora jubilada. El barro y el lodo de las inundaciones provocadas por la dana de aquel martes 29 de octubre arrasaron con este negocio familiar.
"De la joyería entraba y salía agua como un tsunami", recuerda cuando casi un año después su hija Mónica, que es quien dirige la joyería ahora, ha decidido reabrir la joyería.
"Salías a la calle y mucha gente me preguntaba cuándo íbamos a volver a abrir", relata Consuelo, quien se define como "una persona positiva" y que tenía claro que esta situación "había que remontarla con ilusiones renovadas".
La joyería Tolmo ahora está limpia, sin huellas visibles del barro que lo asoló todo, pero todavía queda mucho por hacer: "Ahora hemos empezado a atender con cita previa", explica a EFE Mónica de la Cruz, la hija de Consuelo.
- En la imagen Consuelo, junto a su hija Mónica, en su joyería. -
- Foto: EFE/KAI FÖRSTERLING
"La gente, afortunadamente, me pide cosas y yo estoy muy agradecida", valora. Tiene un proyecto en marcha para la nueva joyería, quiere darle una "identidad" aunque todavía tardará algunos meses en ver la luz.
En la entrada de la joyería, Consuelo recuerda lo duro que le resultó ver su joyería "destrozada, no se podía entrar por la puerta". Una catástrofe que ha supuesto "un volver a empezar" y ahora tiene "otro concepto de la vida".
"Todavía tenemos polvo y barro en las casas y eso que ha pasado un año, y lo mismo que se ha filtrado en el suelo, se ha filtrado en nuestras almas y en nuestros corazones, y eso va a ser difícil borrarlo de nuestras mentes", explica emocionada.
"Yo no quería abrir después de lo ocurrido, no me sentía con fuerzas; ahora poco a poco estoy recobrando la energía porque se me hacía una montaña muy grande, estaba desilusionada y lo veía todo demasiado difícil", confiesa Mónica, pero tiene "una madre muy emprendedora" que le ha animado continuamente durante estos últimos meses para reabrir el negocio familiar.
Mónica y Consuelo, con una sonrisa permanente en la cara, recuerdan lo agradecidas que están por todo lo que han colaborado compañeros del gremio: "Me han donado estuches, bolsas y hasta mostradores" para volver a empezar de nuevo y continuar con el legado de su madre, señala la nueva responsable de este comercio.
"Tras estos golpes que te da la vida, te lo replanteas todo, se vive la vida con otra plenitud, con otra conciencia, ahora soy otra Mónica porque valoro otras cosas", confiesa emocionada.
