VALÈNCIA. La Dana que el pasado 29 de octubre asoló numerosos municipios de la provincia de Valencia, especialmente en la comarca de l'Horta Sud, se cobró la vida de 229 personas y dejó a su paso un panorama desolador. El carácter violento de las inundaciones relámpago -así las llaman algunos expertos- derribó infraestructuras, destrozó viviendas y negocios, la mayoría enclavados en las plantas bajas de los edificios, y arrastró miles de vehículos hasta dejarlos inservibles. Un impacto social y emocional pero también económico del que todavía muchos intentan recuperarse.

Los problemas económicos sufridos por los hogares y las empresas tras la catástrofe, a la espera de las ayudas del Gobierno y la Generalitat Valenciana, ya quedan reflejados en los primeros informes sobre el 'shock' financiero de la Dana. Uno de ellos, elaborado por siete expertos y publicado en el número de junio en la Revista de Estabilidad Financiera del Banco de España, constata el aumento del crédito tras el paso de la Dana así como el empeoramiento de la calidad crediticia y el incremento en el riesgo de incumplimiento.

"A nivel local, se constata que en diciembre de 2024 comienzan a emerger patrones diferenciados en crecimiento de crédito en las zonas afectadas en relación con otras que son comparables desde el punto de vista socioeconómico, pero que no se han visto afectadas por la catástrofe", exponen las conclusiones del estudio, según el cual en la 'zona cero' "se observa un mayor crecimiento del crédito a hogares y empresas, lo que contribuiría a mitigar sus efectos económicos negativos, pero también una peor evolución diferencial de la calidad crediticia". Una tendencia cuya magnitud, sin embargo, es "relativamente contenida en términos económicos".

El estudio compara el efecto de la Dana en los deudores afectados respecto de los no afectados por la catástrofe. Y lo cierto es que el impacto no se dejó notar hasta pasados dos meses de la tragedia en el caso de las empresas afectadas. Así, no se observó un "impacto diferencial significativo" en los créditos hasta febrero de 2025. Fue entonces cuando empezó a crecer el crédito en las empresas afectadas, y lo hizo en un 2% por encima de otras compañías indemnes, "posiblemente por el mayor uso de las líneas de crédito, empujado por la concesión de nuevas operaciones".

En el caso de las familias, la repercusión financiera también tardó en llegar al menos más de un mes, y fue en diciembre cuando se dejó notar el "efecto diferencial positivo" entre los hogares afectados y los que se libraron. en la 'zona cero', dice el estudio, el saldo de crédito para hogares aumentó hasta un 0,7% respecto a zonas no afectadas. En esta categoría entran, en rigor, no sólo familias sino también autónomos y comunidades de propietarios.

El riesgo del crédito también ha aumentado tras la catástrofe. En los dos primeros meses tras la Dana, empeoraron los registros de los créditos "en vigilancia especial", aquellos cuyo riesgo "ha aumentado significativamente" pero "no presenta un evento de incumplimiento". En el caso de las empresas, los préstamos en esta categoría en la 'zona cero' aumentaron un 4,5% respecto a la proporción media de deudores en esta situación. Una cifra similar a la registrada para las familias (4,1%).

Los registros para esta categoría se estancaron o fueron recuperándose a partir de diciembre, pero dejando paso a un aumento de los préstamos de mayor riesgo, calificados como de "riesgo dudoso". Esto es, aquellos que presentan "un evento de incumplimiento y existe una incertidumbre significativa sobre su recuperación", con más de 90 días de impago. Familias y hogares experimentaron este empeoramiento especialmente a partir de enero, con un aumento del 3,4% con respecto a la proporción media de deudores dudosos para las empresas en zonas afectadas y hasta un 9,1% en el caso de los hogares.

Con todo, los expertos no ven peligroso el impacto en la estabilidad financiera a pesar del extraordinario alcance destructivo de la Dana a nivel local. Sobre todo porque las exposiciones de crédito afectadas representan "un porcentaje pequeño del total a nivel nacional" y debido también a las medidas mitigadoras impulsadas por las administracion. Lo cierto es que el estudio, todavía prematuro, analiza apenas los primeros meses tras la catástrofe, con datos que llegan hasta el mes de febrero, por lo que su análisis es todavía limitado. En ese sentido, señala que la gestión de las consecuencias económico-financieras "está aún lejos de darse por concluida y seguirá siendo objeto de seguimiento estrecho en los próximos meses".

¿Qué se puede prever? El documento admite que es imposible estudiar los efectos de la Dana a medio-largo plazo, pero sí analiza otro evento natural catastrófico como fue el terremoto de Lorca ocurrido en 2011 que, salvando las distancias -"a pesar de las diferencias en cuanto amplitud del área afectada y posterior movilización de recursos entre uno y otro caso"- puede dar una idea de la evolución financiera en aquel caso. En la Dana, destacan los expertos, "la amplia respuesta pública" puede "hacer plausible que las consecuencias observadas en el pasado no sean extrapolables en igual grado a la catástrofe actual".

En aquel caso, los efectos en la economía local se siguieron notando a medio plazo. Así, un año después, entre el 15% y el 20% de los negocios de la localidad seguían cerrados, bien porque la severidad de los destrozos en los locales hacía su rehabilitación inviable, o porque tuvieron que ser demolidos. Y la Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales de Lorca cifró en un 40% la caída de las ventas de las empresas en los 12 meses posteriores a la fecha del terremoto.

"Transcurrido un año desde la catástrofe, las empresas más afectadas vieron aumentar su probabilidad de estar en impago de forma progresiva", expone el informe, que apunta que la proporción de empresas con impagos "alcanzó un pico máximo a los cuatro años de la fecha del terremoto". Unos resultados que evidencian que los efectos en el tejido empresarial persistieron con el paso del tiempo, aunque los expertos aclaran que el volumen de ayudas movilizado con la Dana y la "distinta naturaleza" de las dos catástrofes -un terremoto es "más dañino para distintas infraestructuras"-, hacen que dichos resultados "no serían directamente extrapolables" al caso valenciano.